⚔️Capítulo XVIII⚔️

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LARA

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LARA

Corro en bajada lo más veloz que mis piernas aguantan y procurando no tropezar en el intento. Encuentro un estrecho espacio entre dos cabañas y me entremeto ahí.

Estoy tan atenta a los sonidos que me resulten alarmantes, que no fui lo suficiente precavida para suponer que alguien más estaría escondido en el mismo lugar.

Un par de manos me sujetan por los hombros y me atraen hacia atrás de unas cajas apiladas.

Volteo sorprendida por lo inesperado y rápido que sucede todo y me encuentro con un par de ojos cafés. Con sigilo, el portador de esa mirada, ubica en vertical su dedo índice sobre sus labios, solicitando silencio.

Me agacho junto a él.

―¿Dónde estabas?―pregunta Kevin en voz baja.

―Venía detrás de ti―respondo del mismo modo.

―No, quien venía detrás de mí era...

―Shh―hago un mohín de silencio con mi dedo índice, igual que él hace un minuto, y me asomo por un espacio entre las cajas.

Descubro a un individuo con mirada indagadora observando el interior del pasillo. ¿Qué haremos ahora?

―¿Qué pasó? ¿Qué viste?―cuestiona Kevin.

Me apresuro en cubrirle la boca con mis palmas, pero dudo que su voz pase desapercibida para la otra persona. Pese a que lo ha dicho en tono bajo.

De pronto, la torre de cajas es empujada a un lado y así deja de cubrirnos.

―¡Atrapados!―exclama una reconocida voz masculina sobre nuestras cabezas―. Tenías razón Jessi, aquí había alguien. Mejor, obtuvimos un dos por uno.

Alzo la vista y le sonrío a la niña de cinco años que Sam sostiene en sus brazos. Éste le dice algo en rumano a la pequeña Jessi, lo cual no comprendo, y ella responde con entusiasmo:

Da.

Kevin se quita mis manos cubriéndole la boca y señala a Sam.

―¿Acaso no estabas en el mismo equipo que nosotros?

Da, pero Jessi me convenció de cambiarme de bando ya que Bruno fue interceptado por el sargento y por ende abandonó el juego―le dice algo a la niña en rumano, a lo que ella asiente con cierta picardía―. Iremos a pillar a más ladrones.

―Nos veremos cuando nos toque ser policías―dice Kevin, mirando a Sam con ojos entrecerrados.

Huele a amenaza.

―¡Ja! Todavía no ha nacido la persona capaz de capturarme. Bueno, Bonnie y Clyde, como criminales que son, deben venir con nosotros. Tiene derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que digan puede y será usado en su contra en un tribunal judicial. Tienen derecho a contar con un abogado. Si no pueden pagar un abogado, el tribunal les asignará uno―se ríe―. Siempre quise decir eso.

El hijo de la Bestia © [Tomo 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora