Había una vez una joven princesa dormida, escondida en un hermoso Fiordo, todos ustedes pensaran que algún príncipe o rey valiente iría a despertarla con el beso de verdadero amor, pero no es así. Por mucho tiempo lucho por mantener la paz en el mun...
Intento poner atención a las clases, la clase de Biotecnología siempre es productiva para mí y creo que la señorita O'shea está haciendo un buen trabajo, de verdad. Después de que el deshielo ayudara con el brote de ántrax, se han hecho avances en la medicina muy productivos, se que la profesora está dando ejemplos de ellos, pero a cada dos segundos mi mente se va directo a la noche anterior con la misteriosa y absurda historia de Tom.
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No pude dormir, lo admito, pero es que simplemente era descabellado todo lo que me decía aunque no puedo entender porque tiene fotografías de los dos nuevos profesores. Mientras la profesora sigue con su clase, miro de reojo a Esmeralda quien parece atenta a la clase, he incluso la veo anotar en su libreta uno que otro apunte. Tom, por otro lado, también luce completamente normal, como si no me hubiese dicho nada.
Ambos están tan frescos y yo he amanecido con ojeras enormes que no puedo ocultar, además seguramente mis ojos están un poco enrojecidos y de vez en cuando oculto los bostezos para que no me echen de clase. Al final, justo antes de que suene la campana para el cambio de clases, la profesora da indicaciones del proyecto que se trabajara hasta antes de vacaciones de invierno, referente a propuestas para poder erradicar enfermedades, debemos escoger una.
Esmeralda inmediatamente me pregunta si pueden hacer equipo conmigo, asiento, solo porque en verdad me da curiosidad lo extraños que son. Además, tengo que averiguar a quien están vigilando, pero los conozco hace un día y sé que ese soy yo. Si no, ellos estarían en otras clases, conociendo a otras personas o incluso en otro instituto.
Me están vigilando a mí, pero mi mente se niega a aceptar la explicación de Tom, respecto a que yo soy alguien de otro mundo que espera una transición y no sé que mas. Y luego está el extraño truco de Tom mostrándome la luna y un manto de estrellas sobre la palma de su mano, la verdad es que pocas veces en el Tierra y en lugares altos, las nubes se han dispersado un poco para dejar ver aquel evento que para mí sería un milagro observar con mis propios ojos.
Nunca he visto la luna o el sol por mis propios ojos, solo fotos antiguas que estudiamos en clase. Ni siquiera los telescopios más avanzados y de tecnología de punta han podido ver más allá de las nubes grises que siempre veo. Suelto un suspiro de lo agotado que me siento, miro el reloj que está justo en la lateral del aula y es inevitable que otro suspiro de cansancio salga de lo más profundo de mí ser.
Apenas son las nueve de la mañana y precisamente hoy martes, es el único día que tengo la sesión de deporte en la mañana. Cuando suena la campana, salgo desganado con mis dos vigías a mis costados, Esmeralda no para de hablar de lo interesante que ha estado la clase.
— Es increíble como el hecho de que el sol se ocultara este causando el brote de muchas enfermedades y muerte de millones de personas —la chica parece en verdad consternada—. Me siento culpable.
