Había una vez una joven princesa dormida, escondida en un hermoso Fiordo, todos ustedes pensaran que algún príncipe o rey valiente iría a despertarla con el beso de verdadero amor, pero no es así. Por mucho tiempo lucho por mantener la paz en el mun...
Victoria sabía que tenía que salir de aquella habitación, tanto ella como André están en un sueño sin embargo si pueden llegar a lastimarse e incluso llegar a la muerte, por algo ella sintió esa oscuridad en su ser e intento matarlo a él. Solo que ahora era diferente, pues su amado está completamente transformado en una enorme bestia de dos metros de altura, graznando de forma perturbadora y moviendo su cola de dragón de un lado a otro. Claudius se había equivocado pensando que su padre se convertiría en un dragón, esto claramente era mucho peor. Ella comenzó a caminar a paso lento hacia una de las ventanas, sin perder de vista a Sibil, aun lidiando con el fuego que ella le lanzo y de André que seguía adaptándose a su nueva forma, aunque no le quitaba la mirada de encima, necesitaba una distracción y nuevamente paso, sabia como provocar ese pequeño acto distractor e intentar salvar su vida.
Levanta una de sus manos, despacio y con delicadeza, susurra la primera palabra que se le vino a la mente, en un idioma que no ubico por lo asustada que se encontraba; al decir aquello movió de forma ligera su mano y una pequeña burbuja de luz apareció atrás de André, al explotar salieron varias chispas de colores que provoco la furia del rey, volviéndose hacia atrás, lo único que vio fue a Sibil extinguiendo el fuego, pero fue suficiente para que André se abalanzara contra ella.
Victoria se apresuro a salir por una de las ventanas, tropezó gracias a su vestido y cayó al pasto del jardín, eso llamo la atención de André, ella no espero más y se echo a correr rumbo al bosque. La enorme bestia que la perseguía le pisaba los talones, así que pensó en sus alas invisibles y en un segundo estaba elevándose justo antes de llegar al lago.
André también uso sus brazos convertidos en alas, Victoria lo llevo rumbo al bosque, sin embargo era bastante tupido y las ramas podrían hacerla caer, así que al llegar a la entrada de aquel follaje, volvió a ir por tierra, corriendo para salvar su vida. Estaba tan asustada que ni siquiera podía pensar en cómo traer de vuelta a su vampiro, solo quería ponerse a salvo.
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Corrió con todas sus fuerzas, pero al entrar cada vez más al bosque, la oscuridad era más agobiante, hasta que ella cayó al piso a causa de unas raíces sobresaliendo de la tierra. André hizo un especie de rugido a forma de celebración y de un brinco estaba sobre Victoria, quien vuelta en pánico de tenerlo así, comenzó a gritar e intentar zafarse de él. El vampiro se acerco al cuello de ella, su pico se sentía áspero y tenía un olor nauseabundo, pero ella se quedo quieta, intentando controlar su miedo y su respiración.
— André —lo llamo ella en susurro—. André, vuelve a mi —la quimera obviamente no entiende aquellas palabras o parece no hacerlo, sus ojos son dos pozos negros carentes de expresión y su rostro de ave tampoco daba algún signo de compasión—. Lo siento por lastimarte, no fue mi intención —él grazno y con fuerza intento proyectar su pico en el rostro de ella, pero giro su rostro antes de que eso ocurriera—. Si te amo, André, he aprendido a hacerlo en pocos días... Sibil miente, por favor... regresa a mí. No me lastimes.
