Capítulo 22: La verdad dentro del árbol llorón (Parte 2)

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Mientras Masumi buscaba pistas por su cuenta, los otros tres detectives investigaban los casos tratando de recabar información y pruebas que argumenten sus deducciones. Era complicado, pues a penas había testigos y los acusados no soltaban prenda. Pero Shinichi se guardaba un as bajo la manga, no podía perder una batalla así, no, por nada del mundo perdería ante sus más grandes rivales y amigos. Hacía mucho tiempo que no se enfrentaba a ellos en una batalla de deducciones y no dejaría pasar la oportunidad de reivindicarse como el mejor detective de los cuatro. No se trataba de mero egocentrismo, era más una cuestión de orgullo.

Justo cuando el detective estaba en medio de sus cavilaciones apareció una jadeante Masumi. Por su sonrisa de satisfacción, parecía haber encontrado aquello que buscaba. Respiró durante varios segundos después de su carrera. Seguía teniendo una forma física excelente, pero correr con pantalones tejanos no había sido una muy brillante idea. Cuando recuperó un poco el aliento, sonrió de nuevo para comenzar su charla. La resolución de aquellos intrigantes casos no había hecho nada más que empezar.

—¿Has logrado averiguar algo que conecte los dos casos? —preguntó Hakuba.

—Sí, aunque es una larga historia. Pero antes tenemos que llamar a los culpables —dijo Masumi.

Dicho esto los detectives fueron a buscar a los sospechosos de los casos y fueron a un lugar apartado del parque escoltado por policías para la resolución. Masumi se sentó en un banco del parque, junto a los otros tres detectives y los cuatro sospechosos. Cada vez estaban más nerviosos, pues llevaban mucho tiempo allí y los curiosos, cada vez más, se apelotonaban para ver el rostro de los presuntos culpables de semejantes casos. Por eso, en cuanto todos se sentaron, Masumi comenzó con el relato, hablando con voz firme, clara y en alto.

—Como bien sabemos todos, la relación a simple vista de las dos mujeres es su edad, pues ambas son muy jóvenes. Aún así ya diré que el asesino no es alguien de su edad, sino alguien bastante mayor. La primera de las víctimas, Miaka Hõngo, no era más que una dependienta. Pero guardaba una estrecha relación con el asesino, pues éste vendía algunos productos a Miaka, ¿no es así, señor Matsuno? —inquirió la detective Sera.

—Así es, ¿pero qué tiene que ver eso con los asesinatos? No creo que un simple vendedor se dedique a matar así porque sí —refutó el hombre muy firme.

—Pero sí por haber sido la culpable de que Iyami tuviera que cerrar su negocio —contestó Kudo.

—Cuéntalo Kudo —pidió Sera.

—Hace tres años, Iyami Matsuno trabajaba en una pequeña comercial de productos domésticos. Él ganaba el dinero necesario para mantener a su familia, pues su esposa no podía trabajar porque tenía que cuidar de su madre y de sus hijos pequeños. Miaka era la hija única de un pez gordo. Cuando ella, por un simple capricho, compró la empresa en la que trabajaba Iyami, él fue despedido.

Al no tener trabajo tuvo que dedicarse a vender productos como vendedor ambulante, ganando poco dinero y viviendo en muy malas condiciones. Por eso, un día recibió la visita de un funcionario del Ayuntamiento quien no era ni más ni menos que Yui Hidaka, la segunda víctima. Como el señor Matsuno no podía pagar la contribución, querían desahuciarle.  ¿Me equivoco? —inquirió Shinichi con mirada desafiante a un cada vez más nervioso Iyami.

—No, todo lo que dices es verdad, te felicito. Pero aún no has dado un sólo motivo válido para culparme.

—Pero te los voy a dar yo —dijo esta vez Heiji—. Como bien ha dicho Shinichi, te quedaste en la miseria por esas dos mujeres porque ahora vives en un bloque de apartamentos con tu familia, ¿no es así? —hizo un corto inciso.

—Exacto —contestó el hombre.

—Y justo en ese bloque de apartamentos, el cual queda a cinco minutos de este parque vive la segunda sospechosa, lo que te ayudó a meditar tu plan. En realidad la única víctima iba a ser la primera, la señorita Hõngo, porque Miaka hizo algo que te molestó mucho...

La Sombra Del Pasado |Detective Conan|Where stories live. Discover now