Capítulo 19: hay que ser zorra

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- Buenos días, princesa -dice Aida achuchándome- ¿qué tal has dormido?

- Como el culo. Me van a diagnosticar insomnio -digo con una risa floja. La verdad es que duermo fatal últimamente y creo saber cuál es la razón... más bien quién-.

- Vaya. Y yo que creía que conmigo dormirías mejor...-dice triste-.

- Ay tonta, claro que contigo duermo mejor -digo dándole un abrazo enorme-.

- Sí, claro. Pues yo duermo mejor con Enrique -dice doblándose de la risa- anda, dúchate y vístete que hay que estar abajo en 15 minutos.

- Joder, podías haberme despertado antes -me quejo-.

- Pues haberte puesto tú el despertador, no te jode -dice sacándome la lengua-.

Me meto corriendo en la ducha y me lavo el pelo en 2 minutos.
Cojo la ropa del lavabo y me visto.
Lista.

- Aldara -susurra Aida a través de la puerta- déjame entrar, porfa.

Abro y entra cuando me estoy poniendo la camiseta.

- Está ahí la zorra.

- ¿Quién?

- Sofía, joder. ¿Quién va a ser?

- Ah -digo indiferente-.

- Dejémosla fuera a que espere, ya verás como termina entrando al cuarto. Lleva dos minutos llamando.

- Como quieras -susurro-.

Me lavo los dientes mientras tanto hasta que oímos unos pasos cercanos. Alguien está en nuestra habitación.
Aida sale. Y no de buen humor, imaginaros.

- ¿Se puede saber qué demonios haces en nuestra habitación? -oigo que pregunta mientras salimos las dos del cuarto de baño-.

- Como no abríais, decidí entrar -dice sin más y con cara de perro. Nos ha visto salir a las dos del baño así que ya imagino lo que está pensando- No podéis entrar las dos a la vez en los baños, no tenéis 5 años.

- Es nuestro cuarto así que hacemos lo que...-se corta porque se da cuenta de que está hablando con una profe. A todo esto yo callada y con la mirada gacha- en fin, no, no tenemos 5 años. Pero tampoco estábamos haciendo nada en el baño. Y aunque lo hiciéramos no te interesa ¿no? -dice retándola. Joder, esto se pone incómodo-.

- Por supuesto que no -dice con una sonrisa socarrona- haced lo que queráis -dice dirigiéndose a la puerta- colócate la camiseta, cielo -dice al pasar por mi lado y cerca de mi oído. Abre la puerta y sale, cerrando con fuerza-.

- Hija de puta -decimos a la vez Aida y yo-.

- ¿Qué te ha dicho? -pregunta Aida curiosa-.

- Que me coloque bien la cami -digo de mala leche-.

- Qué perra, cada vez me cae peor. Si no quiere nada contigo que te deje en paz y si no que se divorcie, joder.

- Ya, he ahí por qué no la entiendo.

Salimos 5 minutos después con las maletas.




Estamos en el aeropuerto buscando la puerta de embarque. Todavía hay tiempo así que decidimos tomarnos un café en Starbucks con Elena y Rafael.
Elena y yo estamos en la mesa reservándola y Rafael y Aida están pidiendo los cafés.

- Quién lo diría... ni el mismísimo destino, eh Aldara -dicen en la mesa de atrás-.
Me volteo para encontrarme a centímetros de Diego.

- Holi -saludo- ¿Qué haces aquí?

La astrónoma pelirrojaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ