04

9.8K 1.1K 209
                                    

Cuando voy a casa después de un día agotador,

tú quitas el peso de mis hombros cuando te veo.

Pongo mis piernas en el sofá y me relajo, 

"Hora de una muy cálida ducha, sólo recuéstate"

Tú eres la vitamina de mi vida, chica

Quiero mostrarte a todo el mundo,

siempre estarás a mi lado, cariño

Sí, sólo tú eres mi hogar.



Con un suspiro cansado, aparto la mano de Jimin de mi hombro. De verdad estoy esforzándome por no ser rudo con él porque sé que luego terminaré arrepintiéndome y sintiéndome mal, así que sólo estoy tratando de contenerme lo más que puedo.

—Hyung, ¡hazme caso!— grita él, claramente enojado.

— ¿¡Y qué se supone que quieres qué haga!? ¿¡Eh!? — se queda abruptamente callado. Los demás sólo observan nuestra acalorada discusión con expresiones de pena en sus rostros.

Lo odio. Odio esas miradas que me dedican.

Y quiero odiarla a ella por ésta situación.

—Yoongi...—murmura Jin, rascando su nuca en gesto nervioso.

— ¿Tú también, Jin?

— ¿Es qué no ves que estás mal?

— Y una mierda. Déjenme en paz.

Salgo de la casa de Jimin dando un portazo. Justo lo que no quería.

Camino por un largo rato por las calles, tratando de despejarme pero no puedo. Pensamientos vienen a mi cabeza y me confunden cada vez más.

¿Qué es real y qué no lo es? Me encantaría saberlo.

Cuando llego a casa, después de unos largos minutos que más bien parecen horas, lo único que quiero es darme una ducha e ir a la cama y dormir por mucho tiempo, para siempre, de ser posible.

Pero sé que eso será imposible cuando, apenas me recuesto en el sillón, siento su presencia detrás de mí y sus brazos alrededor de mi cuello, abrazándome.

—Hora de una muy cálida ducha, sólo recuéstate—susurra en mi oído.

Hoy, a diferencia de otros días, es algo que no puedo soportar. Me sacudo, quizás más bruscamente de lo que hubiera deseado y volteo a verla. Está ahí, parada con sus enormes ojos mirándome confundida. Maldigo por lo bajo y en un acto de frustración jalo mi cabello y grito.

Grito tan fuerte que mi garganta duele. Grito porque ya no quiero verla más. Grito porque detesto ésta situación. Grito porque todo me duele.

—Yoon...

— ¡Cállate! —vuelvo a gritar, pero ésta vez me aseguro de verla a los ojos. Está claramente asustada por mi cambio repentino de actitud, de hecho yo también lo estoy pero simplemente no puedo detenerme— ¡Ya no hables, déjame en paz! ¡Maldita sea, ya no lo soporto! ¡Me estoy volviendo un jodido loco!

Ella intenta acercarse pero me aparto, como si la sola idea de tenerla cerca me quemara. Puedo observar el dolor reflejado en su mirada y cómo baja la cabeza, cohibida.

—Sólo... lárgate—susurro pero no es algo que realmente haya querido decir, sin embargo, a causa de mi enojo suelto sin pensar: —, ya no me hagas sufrir más, vete y déjame seguir—prosigo y mi voz se quiebra. Caigo de rodillas al piso y llevo mis manos a mis ojos, cubriéndolos, deseando despertar y que todo haya sido una horrorosa pesadilla.

Quizás pasaron algunos segundos, minutos e incluso horas cuando de repente todo está tan silencioso y tranquilo que da miedo.

Alzo mi cabeza y no veo a nadie frente a mí.

Puedo sentir las lágrimas resbalándose por mis mejillas.

Lloro. Lloro por primera vez desde que Sooyoung murió, tan desgarradoramente que no me sorprendería que los vecinos vinieran a preguntar qué ocurre conmigo.

Y por primera vez desde que Sooyoung murió, este oscuro y triste departamento ya no se siente más como mi hogar.


My Home; Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora