Pensaba que este día no llegaría, pensaba que tenia todo bajo control, pensaba que sabia lo que hacia, pero me temo que ahora no.
La gente se había ido de casa, Darcy estaba a unos metros de mi, susurraba un “lo siento” que pude leer de sus labios.
Papá estaba realmente enojado y decepcionado, mamá trataba de calmarlo, pero era imposible.
—Papá.— me atrevo a pronunciar.
—Chelsea Jane Styles Gibson, nunca esperé esto de ti.— murmura decepcionado, y bajo la mirada avergonzada.
—Lo siento papá.
—¿Te crié para mentirme, dime?.— cuestiona.
—No papá, yo solo quería, yo, yo no sé... — me trabo con mis palabras.
—Se que las controlo demasiado a ambas, pero ten en cuenta que siempre te sobreprotegí a ti, porque parecías ser más vulnerable, aunque demostraras lo contrario, Darcy aparenta ser frágil pero todos sabemos que no lo es, es lo suficientemente madura como para hacerla fuerte, pero tu no cariño y el hecho de que me mintieras me hace mucho daño hija.— cada palabra que decía era un puñal, tenia razón, era la mas frágil de las dos.
—Pero Kian me quiere.— intento defenderme.
—Lo sé hija, pero también lo conozco, por más que sea el hijo de uno de mis mejores amigos no logro confiar en el, algo no me cuadra aun en el.— acota.
—Hija, soy un adulto y te digo las cosas por lo que ya sé, hubiera considerado tu noviazgo, tan solo si hubieras confiado en mi, y Kian es mayor, no se si sea lo mejor para ti.
—Tú no sabes lo que dices, el me ama.— comienzo a alterarme, por mas que me hable calmadamente el no entiende nada, de mi y de Kian.
—Se lo que digo cariño, te aconsejo que te dejes de el, y estas castigada.— ordena.
—Tu no puedes obligarme.—Me hace sentir una mierda y trata de apoyarme pero termina así, es el colmo.
—Soy tu padre.
—Si lo eres, por desgracia.— no mido mis palabras.
Observo a mi progenitor y noto como le dolieron mis palabras, quiero retractarme, en el fondo se que no lo merece, es un buen padre, pero tenia el orgullo bastante grande para no hacerlo.
Salgo de la sala corriendo y me recuesto en la pared alterna, tratando de secar mis lágrimas, que no eran capaces de detenerse.
—No quiso decirlo amor, esta enfadada.— escucho a mamá consolarlo.
—El que debería estar enfadado soy yo, me ha mentido, mi niña, mi chiquita.— su voz suena débil, rota, me siento terrible, pero no lo suficiente para disculparme.
—Papá, Chelsea no es así, solo que piensa que puede ser, ya sabes, pero no sabe lo que hace o lo que dice, la ira hablo por ella.— escucho a mi hermana.
—Descuida mi vida, solo espero que tu no me mientas también.
