Capítulo 5 [FINAL]

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Ya habíamos terminado de tomar desayuno, fue algo corto y silencioso, algo raro por parte de ambos, seguro es la emoción de tu parte

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Ya habíamos terminado de tomar desayuno, fue algo corto y silencioso, algo raro por parte de ambos, seguro es la emoción de tu parte.

-Mariel, ayúdame a limpiar todo antes de irnos-le pedí cuando se limpiaba la cara como una señorita después de haber terminado de comer.

-Está bien, solo dame un momento, olvidé algo en mi cuarto-te excusaste y fuiste a tu cuarto corriendo, como si estuvieras huyendo de mí.

Rodé mis ojos, es evidente que quieres evitar la fatiga, lo haré todo yo entonces.

-¡Muchas gracias por la ayuda, hermana!-te grité en sarcasmo.

Me disponía a lavar los trastes cuando tocan la puerta. Al fin llegó el desgraciado.

Dejé los trastes en el lavadero y fui corriendo a la puerta. Empezaron a tocar más fuerte y desesperadamente la puerta.

-Ya voy, ya voy, pero primero identifíquese-avisé antes de abrir de la puerta.

-¡Joven Paulino! Hola, qué gusto, buen día ¿ya está todo listo?-saludó Esteban en la puerta con una sonrisa, parecía falsa pero eso no me importa.

-Mucho gusto, Esteban, pasa-respondí serio y lo invité a entrar.

-¿Por qué tan seco?-se quejó Esteban entrando a la casa con una pequeña maleta de ruedas-se supone que hoy es un día muy especial para tu hermana, deberías sentirte feliz.

-Lo estoy, no sabes cuanto, en serio-intenté parecer tranquilo pero se me notaba algo tenso.

-Claro-se rió con sarcasmo-aunque sorprende y asusta un poco que no lo estés en realidad-prosiguió más tranquilo-mira, yo no soy psicólogo pero algo he estudiado en la universidad. Así que, cualquier inquietud me la puedes decir-toma mis manos y se las acerca a su pecho-estoy seguro que soy el más capacitado para ayudarte-me miró a los ojos con detenimiento y sonrió.

-Aquí la única persona que necesita ayuda es Mariel-me solté y me alejé de él lo más que pude-que por cierto ya se está tardando mucho esa señorita...¡Mariel! ¿ya sales?

-Estoy viniendo-se escuchó a lo lejos, pero cada letra que pronunciaba se escuchaba más cerca-Aquí estoy-anunciaste ya en la sala. Con la cabeza agacha mostraste el porqué te demorabas tanto, te habías puesto por segunda vez el vestido de Blancanieves, y te peinaste como ella, ¿acaso debo decir que...?

-Te ves hermosa-hablé mis pensamientos.

-Vaya, sí te pareces mucho a esa princesa de Disney ¿quién lo diría? Es igualita-se rió.

-¿¡Es en serio!?-pregunté, espero que eso sea también sarcasmo.

-Ya no se queden ahí y vamos de una buena vez-te molestaste y ya sin más fuimos a la estación de tren, los tres.

El recorrido fue un poco largo, aunque será como un viaje a la tienda de la esquina comparada con el lejano destino al que nos dirigimos. Son varios días y de solo pensarlo ya me duele la cabeza.

Nuestro último deseo [NUD#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora