Resident Evil: Ragnarok

Capítulo 22: Encerrados

Capítulo 22: Encerrados

Claire aparcó la motocicleta justo en frente del edificio abandonado de PharmaService, bajo la luz del día las instalaciones no se veían tan tenebrosas, y aun así la pelirroja pudo sentir un escalofrío al ver el letrero de la farmacéutica desgastado y ondulando de un lado a otro, emitiendo un molesto chirrido. Leon también se percató del estridente sonido, que era acompañado por el viento que agitaba las ventanas y puertas. Con un asentimiento silencioso, Leon le indicó a Claire que empujara la puerta principal, y esta, se abrió.

La luz que se filtró iluminó la oscura recepción, a pesar de que el sol iluminaba en el exterior, la sombría farmacéutica estaba completamente apagada. Y, no había rastro alguno de Sherry, Moira o Jake. Ambos sobrevivientes de Raccoon City registraron de forma rápida las habitaciones abiertas, en busca de, alguna señal de sus compañeros, y, a pesar de que se habían dividido para cubrir más espacio en menor tiempo, ninguno de los dos tuvo éxito en su búsqueda. Luego de ver el mapa, ambos decidieron que sería mejor ir a los pisos subterráneos, por experiencia propia, Claire y Leon sabían que bajo el suelo, tenían más oportunidades de encontrar lo que buscaban, siempre era así.

La única vía para descender a los pisos inferiores era un viejo y destartalado ascensor. Sin embargo, este no funcionaba. No había electricidad en todo el edificio. Tenían que encontrar la forma de activar la energía del edificio, o de al menos una parte, para así poder bajar al sótano. Luego de registrar un espacio oscuro y pequeño, determinaron que este era el cuarto de electricidad al ver un disyuntor en la pared. Leon subió los interruptores, y estos saltaron de regreso a su posición inicial. Un corto circuito era el causante de la ausencia de energía en el edificio. Mientras el rubio revisaba las conexiones luego de desarmar el disyuntor, Claire había salido de la habitación sin decir una palabra.

Cuándo Leon notó su ausencia, ella ya había regresado con la batería de la motocicleta en sus manos. Desconcertado él la recibió cuándo ella se la entregó y luego de conectarla al disyuntor, la carga de energía restableció la energía.

—Estaría perdido sin ti —bromeó con una ladina sonrisa. Sin embargo él no sabía el malestar que le causaba el saber que esas palabras no eran sólo ironía.

—Te dije que debías dejarme las motocicletas a mí —proclamó Claire con un guiño—. Ahora, al ascensor.

Una vez frente a las desgastadas puertas del elevador, Claire oprimió el botón, y luego del tintineo, las puertas se abrieron. Ambos se miraron con seriedad, y sin meditarlo se adentraron en él. Leon oprimió el botón del sótano 1, y seguido, las puertas se cerraron en un molesto crujido. Segundos después, sintieron el movimiento del destartalado ascensor y las puertas se abrieron frente a su destino. Con posición en guardia, alzaron las pistolas y exploraron el sótano sin hacer mucho ruido. Allí abajo no había llegado la electricidad, únicamente daba para hacer funcionar el elevador.

Claire avanzó hasta una puerta metálica al final del pasillo, y tan pronto como la iluminó con la linterna, descubrió una enorme y escandalosa mancha de sangre en ella. Por supuesto no era nada nuevo, ni de lejos, lo peor que había tenido que presenciar, sin embargo, seguía siendo repugnante.

Empujó la puerta y tras ella encontró un cuarto de vigilancia. Muchas pantallas ubicadas en serie contra la pared les dieron una vista de todo el edificio. Lo extraño era que, esa habitación poseía electricidad. Leon pensó que probablemente estaba alimentada por una especie de planta de emergencia.

Sin embargo, podía notar que los cuartos y pasillos de los pisos superiores no estaban iluminados, lo que veían en las pantallas era gracias a las cámaras de visión nocturna. Detectaron movimiento en el cuarto y quinto piso, las cámaras también poseían visión térmica, por lo que pudieron apreciar una figura moverse en el pasillo con parsimonia, con un movimiento nada humano.