10.

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—Aquí es.—habló Jin mientras dejaba al pelirrojo frente a una puerta de acero, que lentamente se abría sola.

Ésto más que una cárcel parecía una casa del terror escondida detrás de un cartel falso lleno de arcoíris y miles de Jeoncitos.

Entró a paso lento al cuarto y visualizó un teléfono tipo ladrillo que estaba parado en una pequeña mesita cuadrada, y al lado, un pequeño banquito circular. Caminó hasta llegar a ellos y se sentó en el banquito a la vez que tomaba el teléfono entre sus manitos.

—¿Hola, Brittany?—preguntó Jimin esperando una respuesta.

TaeHyung estúpido.

—¡Oh! ¡Hola Taehyung estúpido!

Si serás imbécil.

—¡No sabes lo que pasó! -chilló Jimin.

Qué te pasó ahora, mujer...

—Se la chupé al oficial.

¿Que tú qué?

—Que le metí la lengüita a su golosina.

—¡Habla bien perra estúpida, que yo no te eduqué así!

—¡Que me comí su salchichón!

¿No pudiste esperar al menos?

—¿Esperar? No bebé, su pene me llamaba.

Taehyung quedó en silencio un tiempo antes de contestar.

¿Los penes hablan?

—Hmm, se puede decir que sí.

¿¡En serio!? ¿Cómo es que no me enteré?

—Fácil amiguito, es porque eres estúpido.

Bueno, Jiminie, te hablé para preguntarte algo importante.

—Ya te dije que no sé dónde dejé tus galletas la última vez.

Okey, ahora a la otra pregunta.

—Rapidito que debo ver a mi hombre.

¿Cuánto debes? Me dijeron que para sacarte debo pagar algo, no escuché mucho porque me estaba arreglando las uñas y eso...

—Según mis magníficos cálculos, son $150.

No te duermas hoy, quizá le pida a Hoseok.

—¿Hoseok?

¡Sí, el caballo que conocí y pensé en presentártelo! Bueno, debo irme, se me está quemando el pan.

—Adiós Tae.

Posiblemente tarde en convencerlo, pero lo haré de alguna manera, adiós!

Luego de eso, la llamada finalmente se cortó. Se sentía afortunado de tener un amigo tan raro como Taehyung.

Saldría finalmente.

Pero extrañaría el caramelo de Jeon, tenían privacidad ahí en la celda, qué lástima.

Pero su plan de conquista no terminaría, claro que no.

Salió de la sala y Seokjin le tendió el brazo, invitándole a que se abrazara a él como esas abuelitas amigas chismosas que caminaban juntas mientras se contaban las desgracias de las otras personas. Y caminando de esa manera, Jin habló;

—Sé lo que hicieron.—Jimin con esa sola frase se puso realmente nervioso.

Aunque SeokJin no se veía una persona acusadora, tenía que tener cuidado.

Jeon Police ⇨Kookmin Where stories live. Discover now