Capítulo final.

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Siendo el lago de agua dulce más grande del mundo, y el segundo más profundo, el lago Tanganica es otra de esas joyas del mundo, que pocos escuchan sonar, pero que es sueño de biólogos y turistas alocados. El lago está dividido entre Tanzania, República Democrática del Congo, Zambia y Burundi; siendo estos últimos poseedores de un 7% cada uno.

SeHun sabe esto porque pasea de la mano con JunMyeon por las costas de Zambia mientras el pequeño (ahora) pelinegro, le señala hacia el lago con ojitos brillantes y su mucho protector solar haciéndole lucir extrañamente adorable.

JunMyeon no es biólogo, pero bien que se emociona en describirle a SeHun lo especial que es un lago con un 98% de especies endémicas, aguas fósiles, un número impresionante de ríos que le alimentan, y su conexión con el océano atlántico.

JunMyeon tampoco es un turista alocado, pero con emoción le cuenta la cantidad de deportes acuáticos que se pueden hacer o parece suspirar casi románticamente al ver pasar el ferry, el Mwongozo, a esas horas del atardecer, bajo los rayos anaranjados de un sol ya queriendo esconder.

SeHun ve que es una escena imponente, sobre todo porque no está viendo ni el lago, ni el barco, ni tampoco los turistas, está viendo a JunMyeon, y embebiéndose sus rasgos dorados por el sol y su sonrisa más brillante que nunca. Lleva tanto tiempo sin verlo, que cada segundo lo tiene que gastar en el pequeño ángel, cualquier otra cosa la puede ver por internet.

El Kim ríe al verle tan lelo en él, es un poco demasiado admirable que después de tanto tiempo, unos 15 meses sin tener más que unas cuantas llamadas y dos cartas de su persona, aún SeHun parezca esperarle, desearle, quererle, amarle.

Parece más magnífico que la puesta de sol ya violeta. Con un amor más profundo que el lago. JunMyeon acaricia la mejilla del (ahora) rubio, demostrándole con dedos delicados cuánto también el desea estar junto a él, SeHun acunándose de inmediato, cerrando los ojos con un profundo suspiro de anhelo.

-Te extraño tanto.

-Pronto, SeHun.

-¿Dónde estás ahora?

-Burundi.

SeHun evita preguntar qué es eso ¿un país? ¿Una ciudad? Sólo sabe que está muy lejos de Corea, está muy lejos de Seúl, y está muy lejos de él. JunMyeon está muy lejos de él.

-Llevo 458 días sin ti, JunMyeon. Esto es tortura.

JunMyeon ríe, lejano, y SeHun frunce el ceño, de inmediato abre los ojos para encontrar ya la luz escasear lo suficiente para a duras penas reconocer al contrario. Le abraza, fuerte, sintiendo como el cuerpo más pequeño le corresponde.

-Has estado conmigo varias veces en ese tiempo.

-No me vengas con cuentos, Myeon. Ni siquiera sé si esto es real.

SeHun se separa un poco para poder besarle, consumirle en besos antes de que ya sea demasiado tarde, pero ya lo es. JunMyeon ya no está en sus brazos, y él mismo se siente desvanecer. Lo último que ve es la luna menguante que brilla sobre el lago, tan fantástica como que él esté allí.

Despierta con una maldición en los labios y el sabor agrio en la boca. Como sus sueños anteriores, JunMyeon se siente irreal, como un espejismo. No sabe que tan cierto sea ese JunMyeon, o sí es sólo una ilusión de su mente y corazón deseosos de volver a tenerle.

Mira en su celular la hora y es sí apenas las tres de la mañana; maldice nuevamente. La somnolencia hace mella pronto y vuelve a dormirse, acariciando el anillo en su dedo meñique, no logrando saber sí JunMyeon está de verdad en ¿Burundi? O sí esa tal lago, en realidad, siquiera existe.

Los Ángeles [SeHo/SuHun]Where stories live. Discover now