Convalecientes (Terminado)

Final

Por Sakura:

La rubia se sienta frente a mi, el guardia me mira esperando cualquier movimiento brusco. Temari me observa fijamente.

- ¿Cómo estás?.- pregunto sin saber que más decir.

- Estaría bien si no estuvieras aquí.-

- Sabes, creo que no es tan malo.-

Una mueca de dolor se forma en su rostro.

- No lo mereces.....-

- No hay nada que me ate al mundo de los vivos.- respondí con sinceridad.- Me alegra que vinieras a visitarme, tenia muchas ganas de darte las gracias por todo lo que hiciste por mi.-

Lágrimas descienden por sus mejillas.

- Te sacaremos de este lugar, Sakura. Lo juro.-

- He decidido que para mi es suficiente.-

Ella negó con la cabeza.

- Aún eres joven Sakura. Tienes tanto que vivir, busca tus sueños detrás de tus pedazos, Sakura.-

- Mis sueños.- susurre con melancolía.- Quería una bonita casa en la playa, vivir con Tsunade. Ser médico, casarme con Sasuke, tener hijos. Una mascota. Me hubiera encantado ver a Tsunade cargando mis hijos. Y Sasuke.- una gota de agua salada cae por mi mejilla.- Me habría encantado verlo jugando con ellos.-

- ¿Lo amas?.-

- Esa niña lo amaba con todo su corazón.-

Ella estira su mano y la coloca encima de la mía.

- Vive Sakura. Continúa viviendo hasta que encuentre la forma de sacarte de aquí.-

Le muestro una sonrisa un tanto débil pero sincera. El guardia dice que se acabó el tiempo de la visita, sus gritos se pierden conforme soy conducida a los pasillos.

- Mantente con vida, Sakura. Voy a sacarte de este lugar. Te sacaré de aquí, Sakura.-

Cierro mis párpados. No quiero salir de aquí, Temari. Soy peligrosa, hecha de pedazos dispersos, aprendí de personas crueles.

Sakura.

Vete, por favor.

¿De verdad quieres pudrirte en este lugar?

NO QUIERO ESCUCHARTE

Patética

..........

Caí al suelo después de un fuerte golpe en la cabeza, me reincorpore usando más fuerza de voluntad que física. Gotas de sangre mojan el suelo.

- Me están pagando bien por hacerte la vida imposible, Sakura.-

Una sonrisa carente de sentimientos, me empujan hacia ella y hundo el tenedor en su brazo. Ella empieza a quejarse mientras me insulta, me sujetan y forcejeo. Bien, necesitaba esto. Los guardias nos separan después de dar el sonido de alarma. Uno mi frente contra el suelo, esto es un completo asco.

Me levantan sujetando mi cabello y me conducen al cuarto oscuro, la habitación del castigo. Pero para mi, es la tranquilidad del silencio. Lo que necesito para que cientos de pensamientos perturbadores se acumulen en mi cabeza, martilleando una y otra vez intentando asesinar completamente a aquella niña de sonrisa ingenua. Los recuerdos se aglomeran, como dardos asesinos haciendo que miles de sensaciones no agradables golpeen mi cuerpo. Las lágrimas bañan mi rostro, pero temo por que llegara un día, en que incluso aquello se agote. Puedo hacer sangrar a los demás sin dudar, estoy perdiendo la poca humanidad que me quedaba.