O C H O

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Estaba sentada en el sillón con mi bolso en mis manos, miraba un punto fijo en la pared, estaba muy impaciente, ya quería verlo, lo anhelaba.

El timbre sonó y me puse de pie lo más rápido que pude y fui a abrir la puerta.

— Hola, —dije con una gran sonrisa.

— ¿Estás lista?

— Sí, —salí de la casa y cerré la puerta con llave.

— Lo siento por demorarme unos minutos, Yoongi y la consola me entretuvieron muy bien que hasta se me estaba olvidando ir a la academia, —sonrió a medias.

Comenzamos a caminar hacia la casa de Min.

— No te preocupes, no esperé mucho, —mentira.

— Espérame aquí, mi motocicleta está dentro en el garaje.

— Está bien.

Jimin entró a la casa, busqué en mi bolso mi pequeño espejo, al encontrarlo observé en él mi reflejo buscando si había alguna imperfección. Las puertas del garaje se abrieron, Jimin se detuvo al lado mío montando en una motocicleta deportiva color negro.

— ¿No te molesta que vayamos en una motocicleta? —preguntó extendiéndome un casco negro.

— Claro que no, —sonreí y me coloqué el casco que me había tendido.

Subí a la motocicleta y me sujeté de los bordes, no creía que fuera conveniente que lo abrazara, me daba un poco de vergüenza.

— ¿No vas a sujetarte? —su voz sonaba divertida junto a una risita.

— Ya estoy sujetada, —aseguré ignorando su verdadera petición.

— Cuándo vas en una motocicleta tienes que sujetarte así, —tomo mis manos con delicadeza y los colocó alrededor de su cintura—. Mucho mejor.

La cercanía me ponía muy nerviosa. Nos pusimos en marcha y yo me apegué a él.

Cada vez aumentaba más la velocidad, la adrenalina recorría mis venas, me sentía la reina del mundo, me sentía libre.

— ¿Te gusta la velocidad? —gritó.

— ¡Me encanta! —grité de vuelta.

Si tuviera el cabello largo de seguro revoloteaba por todos lados. Jimin paro la motocicleta enfrente de un edificio de estilo moderno.

— Llegamos a nuestro destino.

Bajamos de la motocicleta, me quité el casco sabiendo que mi cabello estaría desaliñado. Jimin rió, se acercó a mí y con sus manos intentó acomodar mi cabello.

— Gracias, —dije sonrojada.

— Me gusta tu corte de cabello, —sonrió.

Su rostro estaba sólo a centímetros de distancia de la mía.

— Gracias de nuevo, —sonreí.

Aseguró la motocicleta, tomó el casco que aún tenía en mis manos y lo aseguró con el suyo. Me tomó de la mano y nos adentramos al edificio con estilo moderno. Una mujer de unos 40 años estaba detrás del mostrador, este era de color azul y tenia letras en color anaranjado que decían "Big Hit Entertainment". La mujer me observó de pies a cabeza, llevó su mirada a Jimin y sonrió.

— ¡Jimin! ¿Cómo está mi bailarín favorito?

— Hola Noona, estoy bien, ¿tú cómo estás? Por cierto ella es Lenahi, —Jimin me tomo de la cintura y me apego a su cuerpo.

BienquerenciaWhere stories live. Discover now