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Narra Ross

Escuchaba a Brandon con atención. ¿Cómo diablos sabía lo de las drogas? ¿Y porque me nombró a mi y no a Laura? Y ahí llego lo inesperado a mi cabeza.

—¡¿COMO DIJISTE?!

¡Ross, que alegría que estés mejor!

¡¿DONDE ESTÁS?! ¿¡DONDE MIERDA ESTÁS?! ¡QUE VOY PARA ALLA YA!

¿Como que vienes para acá, si estás conectado a unas máquinas? Tal vez te afectó mucho la droga.

—¡LAURA! ¡LAURA ES LA QUE ESTÁ DROGADA!

Solo se escuchaba silencio. El tiene que ver con esto, el tiene que ver. Tome mi teléfono y llamé a la policía.

¿Que se le ofrece?

Aquí hay un caso de drogas, rastrea la llamada del teléfono de Laura Marano: 551-408-7659—dije lo más rápido posible.

—¿Hola?—dijo Laura con temor por su teléfono mientras yo guardaba el mío.

¡Dijiste que drogarías a Ross, no a Laura!—se escuchó llanto en la otra línea, llanto de Brandon.

—¿Y ti quién te manda a confiar en mi?—se escucho la voz de Zoe—Además ¡Cuelga el maldito teléfono!

Se escucharon sonidos extraños y la llamada se colgó. Laura lloraba sin cesar y yo aún seguía paralizado. ¿Drogarme? ¿Drogar a Laura?

Ya esto fue muy lejos, la policía seguramente va en camino a arrestarlos a los dos. Supongo que Laura terminará con Brandon, y Derek tendrá el camino libre. Aunque yo me quedaré sin sirvienta. Aunque tengo a una sustituta en mente.

—¿Ross?—escuche la dulce y temblorosa voz de Laura.

—¿Dime?—pregunte tomándola de la mano.

—No me abandones, porfavor—rompió aún más en llanto apegándose a mi.

—No iba a hacerlo—la abrace más a mi.

Unos minutos después, la policía llamó y dijeron que en unos días iríamos a la corte judicial para dar la sentencia.

***

Y así pasaron los días hasta que Laura se sintió mejor. Solo tiene mareos y dolores de estómago y cabeza. Íbamos en camino hacia la corte judicial, no estábamos nerviosos, estábamos furiosos. Queríamos que toda nuestra rabia se libere allá.

Ya nos encontrábamos sentados en las sillas. Ross y yo separados de Brandon y Zoe. Nuestros familiares, al menos los de Ross y unos amigos de ambos estaban sentados expectantes.

—¡Comienza la sentencia con Brandon Heights y Zoe Burgos!—exclamó la jueza golpeando su martillo—Los acusan de haber drogado a Laura Marano.

—Testigos porfavor—dijo la jueza inspeccionando la sala—Ross Lynch, diga su testimonio.

—Mientras Laura se encontraba en la camilla, me puse a pensar. Laura empezó a tocer desde que bebió un poco de su chocolate, pensé que habían echado algo en el chocolate, y la que hizo ese chocolate fue Zoe Burgos.

—¡Objeción!—exclamó Zoe—No hay pruebas de que fui yo, tal vez yo hice el chocolate, pero nadie sabe si alguien virtio un líquido.

—¿Como sabes que es un líquido?—preguntó la jueza.

—P-Pues normalmente siempre se utilizan líquidos para estas cosas—tartamudeo Zoe.

—¿Como sabes eso?—preguntó la jueza.

—Pues..antes de venir lo investigue en Internet—respondió Zoe.

—¡Brandon Heights!—grito la jueza—¿Porque dijiste que Ross estaba drogado y conectado a máquinas, si esa era Laura, aunque no lo hubieran hecho público?

—P-Pues..¿Adivine?—dijo Brandon nervioso.

—Culpables—señaló a Zoe y a Brandon—Díganme sus verdaderos planes con drogas a Ross Lynch o a Laura Marano.

—Yo AMO a Ross, y como el ama a Laura, supuse que si le daba el antídoto a Laura, el me amaría por haberla salvado, así que engañe a Brandon para que me ayudara a encontrar la drogas—dijo cínicamente chasqueando la lengua.

—¡Juegas con la vida de las personas como si fueran juguetes! ¡Como si se volvieran a reparar! ¡Eres un monstruo!—exclamé—Además, yo quiero a Laura como amiga—mi voz tembló.

—¡Mi Amor! ¡Lo hice por nosotros!—intentó pararse de su silla y acercarse a mi, pero estaba encadenada.

—¡¿NOSOTROS?! ¡Ese nosotros que TÚ quieres no existe ni existirá!—escupí enojado.

—¡Silencio en la sala!—exclamó la jueza—¡Zoe Burgos y Brandon Heights tendrán una sentencia de 5 años!

—¡Si!–Laura y yo nos abrazamos.

—¡Caso Cerrado!

—Laura, Laura escúchame porfavor—dijo Brandon al borde de lagrimas—Perdóname, no fue mi intención—derramó su primer lagrima mientras los guardias lo arrastraban a la fuerza—Ross, también perdóname.

Sonreí con tristeza. Le hizo algo malo a Laura, y esta es la decisión de Laura.

—Te perdono—Laura sonrío con tristeza.

—Te perdonamos—sonreí con tristeza y sinceridad—Hasta pronto.

—Hasta pronto—sonrió ya dejándose llevar por los policías.

Supongo que ya admitió su responsabilidad, pero no quería irse sin ser perdonado. Porque el peso del perdón es uno de los más pesados.

Te veré luego, nuevo amigo.

ParisWo Geschichten leben. Entdecke jetzt