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"Di no a las drogas"

"Las drogas te destruyen"

"Una sobredosis te matará"

Leo los carteles frente a mí mientras sostengo un cigarrillo y una coca-cola.

¿Es que acaso la gente no puede ser más original? ¿En realidad creen que un simple letrero hará que un adicto deje de serlo? La puta madre, ese no es mi asunto.

Sigo con mi recorrido por la calle para llegar a mi auto, empieza a anochecer y siento la ligera brisa de la noche. Observo las lámparas en la calle, y noto que están colocadas a la misma distancia y todas tienen dos bancas en el medio. Mis pies siguen avanzando sin llegar a mi destino, ¿He caminado tanto? Sólo recuerdo haber bajado y dado unos cuantos pasos, pero llevo casi media hora caminando de vuelta al auto y sigo sin llegar a él.

Aspiro el humo, cierro los ojos sintiendo como llega hasta mis pulmones y después de unos segundos lo dejo salir. Me relaja, siempre lo hace. Por eso fumo, porque es relajante y la nicotina logra hacerme feliz.

Finalmente llego a mi auto y entro en él para pasar unos minutos viendo a la nada, pensando que hacer ahora. No quiero ir aún a casa, quiero estar fuera de ese lugar el mayor tiempo posible pero no tengo a donde ir en éstos momentos. Así que después de pensarlo pongo el auto en marcha para conducir sin rumbo o destino alguno, sólo quiero perder tiempo y no ir a casa.




**



—Por fin llegas - apenas entro a casa y escucho a mi madre hablar, sigo derecho - ¿Qué es esa cosa que llevas en la cara? - fija su vista en mi labio y toma mi brazo justo cuando paso por su lado - ¡Te hiciste una perforación!

—La tengo desde hace meses - contesto con voz inexpresiva, aunque realmente me duele que ella ni siquiera lo haya notado, llevo el aro en el labio desde hace meses y hasta ahora me observa y se da cuenta de él.

—¿Y puedo saber quien te dio autorización para hacerlo? - cruza sus brazos y avanza un par de pasos lejos de mí.

—Soy mayor de edad no necesito autorización de nadie - digo y avanzo hacía mi habitación.

—Eres una vergüenza -logro escuchar que dice cuando voy subiendo las escaleras.

Me adentro en mi cuarto y me derrumbo en la cama, llevo una de mis manos hasta el pequeño arito en mi labio inferior.

—Jesse no tiene ninguna perforación - pronuncio despacio - Jesse es perfecta.


Tomo un espejo de mi mesa de noche y veo mi reflejo, ¿Qué hay de malo conmigo? No soy la más hermosa pero estoy segura de que no soy fea, y ese aro negro en el labio me va perfecto, me queda condenadamente bien. No me lo quitaré, ni hoy ni en un siglo.

—Señorita Luca, su hermana pregunta si bajara a cenar -escucho tras la puerta luego de unos pequeños golpes.

—No cenaré, gracias - respondo.

Acerco mi mano al cajón de la mesa de noche para sacar una cajetilla de cigarros que ahí guardo siempre, para no levantarme de la cama cuando quiero fumar y tengo flojera, enciendo uno de ellos para llevarlo a mis labios y aspiro el humo que tanto extrañan mis pulmones, después de unos minutos en silencio sólo aspirando y exhalando el humo del cigarro escucho risas en la planta de abajo. Claro, como yo no estoy allá pueden comportarse como la madre y la hija perfecta que son.

Me levanto de la cama para sacar una cerveza de la mini nevera que hay en mi habitación y de paso me acerco al estéreo para encenderlo y dejar de escuchar sus risas.

Paradise city de Guns N' Roses resuena a todo volumen mientras yo regreso a mi cama más feliz y relajada que antes.

Ya no me es posible escuchar nada a parte de mi música y veo que mi habitación comienza a llenarse de humo, mi cerveza ahora es casi inexistente así que voy a buscar otra pero justo en el momento en que la abro y llevo a mis labios para dar el primer sorbo, la puerta se abre de golpe dejándome ver como mi madre, Jesse y nuestra ama de llaves entran.

La primera va directo hacia el estéreo y da la vuelta completa al botón del volumen para bajarlo por completo.

—¡¿Qué demonios es esto?! -grita alterada -¡¿Qué es esto?!

—¿Qué? -respondo después de darle un largo trago a la cerveza.

—¡Tienes la maldita habitación llena de humo Luca! -sacude sus manos en un intento por sacar el humo aunque es inútil ya que la ventana está cerrada- ¡Y encima estas bebiendo y tienes esa porquería a todo volumen!

—¡¿Y cuál es el problema?! -respondo con el mismo tono que ella - ¡A ti que te importa si estas muy entretenida con Jesse! - cierro los ojos al sentir como su palma impacta de lleno en mi mejilla dándome un golpe tan fuerte que me hace voltear la cara.

—¡No eres nadie para hablarme así! ¡Si quieres fumar como chimenea y beber como una alcohólica te largas y lo haces afuera de mi casa! -grita sin ápice de arrepentimiento en su voz por el golpe que me ha dado.

—¿Eso quieres? -por un segundo veo confusión en su rostro -¿Quieres que me vaya ahora?

—¡Haz lo que te de la gana! -grita- No podría importarme menos - siento un pinchazo dentro de mí.

—Tal cosa me has dicho -tomo mi celular y mi bolsa de la cama y me aproximo a la puerta de la habitación sin mirar a mi madre.

Bajo las escaleras lo más rápido de puedo mientras ignoro los gritos de mí hermana quien viene detrás de mí.

—¡Luca! ¡Luca espera! -Jesse toma mi brazo antes de que logre salir de la casa.

—¿Qué quieres?

—¿A dónde vas? -pregunta sin soltarme.

—Por ahí -respondo sin darle mucha importancia, ni yo sé  a donde voy.

—Es muy tarde ya para que estés en la calle, además haz bebido.

—No estoy borracha -me burlo.

—Mamá no dijo eso en serio -dice despacio sin mirarme.

—¿Qué? ¿Qué no le podría importar menos? -río- ambas sabemos que lo dijo muy en serio.

—Luca, no es así -menciona buscando mis ojos- yo sé que lo dijo porque está molesta.

—Me golpeó y prácticamente me echó de la casa diciéndome que no le podría importar menos, así que si me disculpas voy a beber tranquila afuera -levanto la lata de cerveza que tengo en la mano y que no he soltado en ningún momento.

Salgo de la casa y entro en el auto nuevamente, empiezo a sentir que ese auto es mi casa pues paso más tiempo en él que en cualquier otro lugar. Es mi área segura.

Enciendo el estéreo y conecto mi celular, Highway to hell de AC/DC es la seleccionada y comienza a sonar por las bocinas del auto a todo volumen para molestar a mi madre, pongo el auto en marcha, salgo de la casa y acelero al máximo. Una vez más sin rumbo alguno.

DaughterWhere stories live. Discover now