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Después de dar una vuelta por la ciudad, decido ir al viejo bar de siempre, el mismo que solía visitar cuando me saltaba las clases en el instituto, siempre ha sido tranquilo y nadie es molesto ahí. Conduzco alrededor de treinta minutos para llegar a él pues se encontraba en el centro de la ciudad.

A pesar de que es tarde está medio lleno y no hay problema alguno para encontrar una mesa disponible, decido sentarme en la barra.


—¡Luca! Que sorpresa verte por aquí - saluda Will, el chico que sirve.

—Hola Will, ¿Qué hay? -pregunto sonriendo, él siempre me ha caído bien y además sabe de la mala relación que tengo con mi madre.

—Ya sabes, lo mismo de siempre -dice y se recarga en la barra usando sus brazos como apoyo- ¿Qué te sirvo?

—Una cerveza -pido adoptando la misma posición que él.

—En seguida -da un pequeño aplauso y toma un tarro para servirla, es muy rápido y agradezco eso- aquí tienes.

—Gracias -la tomo y doy un largo trago- ¿Qué? -pregunto al notar que no aparta la vista de mi cara.

—Es que tienes algo aquí -lleva su mano a mi mejilla golpeada- está hinchada y enrojecida, ¿qué te sucedió?

—Mi madre -su rostro refleja asombro aunque no es la primera vez que ella lo hace y él ya me ha visto así otras veces.

—¿Está vez porque fue? -suelta un suspiro cansado y vuelve a posicionarse como antes, con sus brazos siendo el soporte de su torso en la barra.

—Tenía la música fuerte, llegó a mi habitación me vio fumando, comenzó a gritarme también le grite y boom - simulo una explosión con mis manos y veo una sonrisa de lado crecer en su rostro.

—Aún así no está bien que lo haga -habla después de unos segundos, ha regresado a la anterior seriedad en su rostro por cierto.

—Yo no puedo controlar su odio hacía mi -río pero Will no hace lo mismo, séque él no está de acuerdo conmigo en eso.

—No creo que sea odio, sólo no sabe como tratarte. No me lo tomes a mal pero tú no eres una perita en dulce que digamos -vuelvo a reír por su comentario.

—Eso lo sé pero no siempre he sido así, mi comportamiemto cambio cuando me di cuenta de su odio hacia mí -bebo otra vez, está vez un trago mucho más corto.- Ella nunca ha tratado a Jesse como me trata a mí, hay una gran diferencia entre las dos.

—No sé que decir en ese caso Luca.






Eran cerca de las dos de la mañana y el bar estaba por cerrar, sólo me había podido quedar gracias a Will pues le había dicho a su jefe que yo venía con él aunqueobviamente era mentira. Había tomado cuatro cervezas y aún estaba en perfecto estado.


—¿A donde irás cuando salgas? -pregunto al chico del otro lado de la barra.

—¿A casa? -contesta dándole un tono de pregunta a su respuesta y río al escucharlo.

—¿Por qué? No quieres ir a una fiesta o algo.

—Luca son las dos, además no sabes dónde hay una fiesta sino ya estuvieras ahí  -dice burlón, tiene razón.

—Buen punto, pero podemos buscar una.

—No lo creo -toma su chaqueta para salir.

—Bueno, ¿Te llevo a ti casa? -propongo.

—Traigo auto -eleva unas llaves y las posiciona casi en mi cara- No quieres regresar aún, ¿cierto? -asiento.

—Mi madre empezará a joderme y no quiero eso Will -admito.

DaughterWhere stories live. Discover now