Capítulo 4

4.3K 675 31
                                    

El plan para que Igarashi y Nanashima se reconciliaran había sido propuesto por Mutsumi. La semana en que estaban era de exámenes, y por lo tanto tenían que estudiar mucho para poder pasar todas las asignaturas. Así, usando eso como excusa, logró hacer que los dos chicos accedieran, y Kae fue la que se encargó de que ninguno de los dos se fuese a ir.

Ahora, en la biblioteca, las cosas se estaban poniendo bastante tensas. El aura que desprendían ambos chicos –que por cierto, habían sido sentados juntos– era bastante amenazante. Shinomiya y Serinuma se alejaron lo más posible de ellos, mientras que Mutsumi y Nishina se encargaban de que no hubiese peleas y que ninguno intentase escapar.

– Nada como estudiar con los amigos, ¿cierto? – Intentó animar la chica de ojos verdes, pero los dos chicos que eran el motivo de esa reunión no abrieron ni los labios. Estaban concentrados mirando los libros frente a ellos, aunque realmente no los estuviesen leyendo.

– Serinuma-senpai tiene razón, estudiar con amigos ayuda a entablar mejores conversaciones y fortalece la amistad – Shima intentó ayudar a su compañera con la conversación para que al menos aquellos dos estúpidos se dirigieran la mirada, pero de nuevo, tanto Igarashi como Nanashima ignoraron todo a su alrededor.

– Esto no está funcionando, Mutsumi-senpai – Shinomiya no pudo quedarse callado al ver que todos los esfuerzos que intentaban eran en vano, pues ninguno de los otros dos chicos intentaba hacer algo por solucionar su propio problema. Parecían dos niños de primaria peleando.

– No nos estamos esforzando lo suficiente en ayudarlos – Fue la simple respuesta de Asuma. El castaño suspiró al notar la insistencia de su senpai en un caso que parecía no tener solución – Igarashi-kun, Nanashima-kun – Ambos chicos levantaron la vista hacia el pelinegro – ¿Están entendiendo el tema?

Después de aquella pregunta por parte del chico de tercero, los dos compañeros de clase de Kae parecieron quedar blancos como papel. No, por supuesto que no estaban entendiendo, pues lo único que hacían era evitarse y prestar atención a cualquier otra cosa que no fuera al chico que se sentaba a su lado. Los dos chicos terminaron negando.

– No entiendo muy bien la teoría...

– No sé cómo hacer los procedimientos...

Finalmente ambos chicos se miraron a los ojos –aunque fue de reojo, pero por fin hicieron contacto visual– al decir la respuesta a la pregunta de Mutsumi al mismo tiempo. No se veían con enojo como anteriormente –si es que se veían– sino que más bien se veían curiosos, como si la respuesta de cada uno fuese incorrecta. Nana no entendía porque su compañero no sabía una cosa, e Igarashi pensaba lo mismo.

– Bueno, ya que Nanashima-kun parece saber de teoría, e Igarashi-kun parece saber cómo hacer los procedimientos, ¿Podrían enseñarse entre ustedes? – Les preguntó el pelinegro, con aquella sonrisa tan inocente y característica de él – Tengo que ayudar a Shinomiya-kun, y Nishina-san va a ayudar a Serinuma-san, así que, no podemos ayudarles – Los dos chicos se miraron incómodos, pero no podían negarse ante Mutsumi, lo sabían.

– De acuerdo – Aceptaron ambos, y los demás pudieron suspirar de alivio al fin. No era que los chicos volvieran a ser los mejores amigos, pero por lo menos ya se hablaban, así que algo es algo.

Shinomiya no pudo evitar mirar detenidamente al chico de tercer año. Mutsumi era increíble, no solo era muy bueno en sus materias, sino que sabía perfectamente qué hacer en los peores casos. Se sorprendía saber que aunque fuera bastante amable, también tenía un carácter duro escondido, como el que mostró la vez que el hermano de Kae le molestó cuando visitaron su casa.

– ¿Qué pasa, Shinomiya-kun? – El pelinegro se dio cuenta de la mirada del pequeño Hayato hacia su persona, por lo que no pudo evitar preguntarle. Las mejillas del castaño se colorearon levemente al haber sido descubierto. Asuma pensó que el chico de primero era bastante adorable y lindo avergonzado.

– N-No es nada... – Contestó mientras volvía la vista a su libro de matemáticas, e intentaba ignorar el incesante golpeteó que los latidos de su corazón provocaban en su pecho...

¡Me Gustas, Senpai!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora