Capítulo 11

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– Serinuma-senpai – Llamó de pronto el castaño, acaparando la atención de la chica de ojos verdes – Necesito hablar un momento con usted a solas, ¿Se podría? – Preguntó, pensando que ella le iba a rechazar esa charla; pero la necesitaba, quería aclarar unos pensamientos que tenía desde hace un par de días.

– Por supuesto, Shinomiya-kun – Aceptó la chica, mientras se levantaba de su asiento al mismo tiempo que él hacía lo mismo. Recibió una mirada de amenaza de Shima, pero él le devolvió una donde se podía apreciar que no intentaría ningún movimiento con Serinuma, que solo quería hablar. Igarashi no dio señal de nada, pues seguía perdido en sus pensamientos.

Los dos caminaron para estar a unas cuantas mesas lejos de la otra pareja que se había quedado sola. Nishina mirando en su dirección como águila, e Igarashi perdido en su mente, pensando en qué hacer para que Nana le perdone. Finalmente, Shinomiya decidió hablar con su senpai la duda que le comía la cabeza, ahora, con más intensidad.

– Serinuma-senpai – Le llamó – Necesito su ayuda – Le pidió con el rostro rojo y aparentemente a punto de llorar de frustración.

– Dime, Shinomiya-kun, haré lo que pueda – Le contestó una feliz fujoshi con cara de pervertida. Ver esa cara roja con pequeñas lágrimas en las orillas de los ojos era demasiado para ella.

– Estoy enamorado de alguien, pero no sé qué hacer – Dijo Hayato con pena. Los ojos verdes de Kae se abrieron con sorpresa. ¿Shinomiya, enamorado? ¿De quién? ¿De ella? No, sería tonto pedirle consejos de amor a la persona de la que estás enamorado.

– No entiendo cuál es el problema – Le expresó la chica. No entendía porque el castaño le pedía ayuda por algo como eso, pero ya había aceptado en ayudarlo. No podía decirlo que no a esa linda cara de uke.

– El problema es que me gusta un chico – Con aquello, el grito de la chica no se hizo esperar, logrando que los tímpanos de Hayato sufrieran en el proceso – ¡Serinuma-senpai! ¡Baje la voz! – Le regañó. No quería que más gente se enterara de sus problemas amorosos. Mucho menos que se enteraran Yuusuke y Shima.

– ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! – Se disculpaba la mayor, pero sin quitar esa sonrisa boba y escalofriante del rostro. A Shinomiya le comenzó a dar miedo ese gesto – ¡Ah! ¡De nuevo, lo siento! – Se volvió a disculpar, el ver la incomodidad del castaño con respecto a su rostro perverso – Ahora sí, Shinomiya-kun – Le habló ya más calmada – ¿En qué te ayudo?

– Quiero saber cómo conquistarlo – Pidió de forma susurrante y sumisa, con el rostro completamente rojo. Demonios, hablar de esto era en serio vergonzoso, pero no tenía a nadie más que le ayudara con esos temas. Escuchó a Kae ahogar un grito fangirl.

– Bien, primero que nada, tu eres un lindo chico, Shinomiya-kun – El nombrado levantó la vista para encontrarse con el rostro serio de su senpai – Sin duda, el uke que todo seme quisiera tener. Te sonrojas fácilmente, eres algo descuidado pero tierno, eres bastante sumiso pero también tsundere, y tienes pinta de no haber besado a nada más que a la mejilla de tu mamá.

– ¡SENPAI! – Le regañó el chico abochornado. ¿En serio todo eso le describía? Se sentía más patético que de costumbre, y eso ya era decir bastante.

– También tu cabello es suave y esponjoso – La chica ignoró olímpicamente su regaño, pues seguía enfrascada con sus descripciones – Tienes ojos grandes y llamativos, tu cuerpo es bastante ligero y delgado, tienes bonitas piernas y un cu... – Kae fingió toser – Digo, un trasero un poco más pronunciado que el "estándar" – Dijo haciendo comillas con los dedos.

– Senpai, no pienso que me esté ayudando – Volvió a hablar el menor, con un gran sonrojo en el rostro debido a toda la palabrería de Serinuma, además de que la chica le había visto la retaguardia.

– Solo hace falta una cosa, Shinomiya-kun – De nuevo la chica lo ignoró, tal vez debería irse acostumbrando.

– ¿Qué cosa, Serinuma-senpai? – Preguntó intrigado.

– El nombre del afortunado – Le contestó con una sonrisa. Hayato entonces sintió sus mejillas más calientes de lo que ya estaban, mientras movía sus labios desesperadamente, pero sin decir ninguna palabra aun.

– Mu-Mutsumi-senpai... – Logró susurrar completamente avergonzado, pero lo bastante alto para que la de ojos verdes le escuchara. Luego de eso, un golpe fuerte se escuchó muy cerca de él.

La causante del ruido fue Serinuma, quién se desmayó –con una sonrisa perturbadora y la nariz sangrando– en el piso luego de sus palabras...

¡Me Gustas, Senpai!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora