Desperté tendido en mi cama, con la pierna vendada y un terrible dolor de cabeza. Encendí la luz y, escarmentado, la volví a apagar. De la cocina subía un murmullo de voces. Salí al pasillo y, cojeando, llegué a la cocina.
-¡Hombre! Despertó el accidentado. – Mi madre se acercó. –¿Cómo estás?
Laura también estaba allí. Sonreía y no parecía recordar nada de la noche anterior. Fruncí el ceño al mirarla.
-Cansado mamá. ¿Qué me ha pasado?
-Laura llamó del hospital. Dice que te encontró en el bosque, inconsciente. Tienes la moto destrozada. Por lo que se ve te explotó el carburador. ¿Recuerdas algo?
-Qué volvía de repartir una pizza. –Miré a Laura. Su rostro mostraba una amplia y sincera sonrisa. -¿Puedo hablar contigo?
Nos fuimos de nuevo a la habitación. Abrí los postigos de la ventana y me senté en la cama. Ella seguía sonriendo y mirándome.
-¿Qué pasa?- me preguntó.
-¿Qué hay de todo lo de ayer? El gólem, la casa, Luís, tu maestro...
-¿De que me hablas, Miguel? ¿Qué gólem? ¿Qué es eso?
Me quedé perplejo. La miré de arriba abajo, buscando alguna herida, algún indicio. Pero ella parecía ilesa.
-¿Entonces?
-Olvídalo. Tuvo que ser un sueño. – Me metí en la cama tembloroso, de nuevo, accediendo a su petición.- Descansa y recupérate. El accidente fue muy fuerte.
Se acercó, me tapó con las sábanas y me besó en la mejilla, dulcemente.
-Grácias. –Musité mientras me arrellanaba.
-A ti. –Contestó.
La seguí con la mirada, sorprendido una vez más. Un segundo antes de que saliera de la habitación me pareció contemplar, debajo de la manga izquierda de la camiseta, un vendaje.-FIN-
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El meleficio de la Inexperiencia
FantasyEste lo escribí a raíz de un ejercicio de clase, en segundo de bachillerato (lo tengo fechado de Abril del 2002), en la clase de Historia de la Literatura. El ejercicio consistía en que, dado el primer párrafo de la historia (la primera parte), inve...