Parte 4

4 0 0
                                    


Desperté tendido en mi cama, con la pierna vendada y un terrible dolor de cabeza. Encendí la luz y, escarmentado, la volví a apagar. De la cocina subía un murmullo de voces. Salí al pasillo y, cojeando, llegué a la cocina.
-¡Hombre! Despertó el accidentado. – Mi madre se acercó. –¿Cómo estás?
Laura también estaba allí. Sonreía y no parecía recordar nada de la noche anterior. Fruncí el ceño al mirarla.
-Cansado mamá. ¿Qué me ha pasado?
-Laura llamó del hospital. Dice que te encontró en el bosque, inconsciente. Tienes la moto destrozada. Por lo que se ve te explotó el carburador. ¿Recuerdas algo?
-Qué volvía de repartir una pizza. –Miré a Laura. Su rostro mostraba una amplia y sincera sonrisa. -¿Puedo hablar contigo?
Nos fuimos de nuevo a la habitación. Abrí los postigos de la ventana y me senté en la cama. Ella seguía sonriendo y mirándome.
-¿Qué pasa?- me preguntó.
-¿Qué hay de todo lo de ayer? El gólem, la casa, Luís, tu maestro...
-¿De que me hablas, Miguel? ¿Qué gólem? ¿Qué es eso?
Me quedé perplejo. La miré de arriba abajo, buscando alguna herida, algún indicio. Pero ella parecía ilesa.
-¿Entonces?
-Olvídalo. Tuvo que ser un sueño. – Me metí en la cama tembloroso, de nuevo, accediendo a su petición.- Descansa y recupérate. El accidente fue muy fuerte.
Se acercó, me tapó con las sábanas y me besó en la mejilla, dulcemente.
-Grácias. –Musité mientras me arrellanaba.
-A ti. –Contestó.
La seguí con la mirada, sorprendido una vez más. Un segundo antes de que saliera de la habitación me pareció contemplar, debajo de la manga izquierda de la camiseta, un vendaje.

-FIN-

El meleficio de la InexperienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora