Problemas, truenos y problemas

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Capítulo dieciocho

León

Invité a pasar a Alissa al dormitorio porque afuera hacía mucho frío y sus mejillas estaban sonrosadas, ella entró empujándome pero yo me quedé a un paso fuera de la puerta para ver a Gia. Aun llevaba sus zapatos en la mano y estaba buscando su llave en el bolsillo de su pantalón, palpó los dos bolsillos delanteros con su mano libre y después hizo lo mismo en los bolsillos de su trasero hasta que encontró la llave.

—Deberías entrar —me dijo sin voltear a verme, su mano estaba en el picaporte de la puerta con la llave-tarjeta insertada en la ranura—. Hace frío.

—Quiero asegurarme de que entrarás a tu dormitorio y no te irás de niña mala por ahí —le guiñé el ojo.

Ella negó con la cabeza y empujó la puerta pero siguió sin entrar sólo arrojó los zapatos dentro. Se golpeó ambas mejillas y sacudió su cabeza, su cabello sujeto en una liga, como siempre, se agitó con el movimiento y la leve ventisca helada, suspiró profundo antes de voltear a verme.

—Buenas noches —dijo finalmente.

—Buenas noches, Gia —sonrió de aquella forma que sólo lo hacía muy pocas veces, apretaba sus labios como si no quisiera enseñar sus dientes provocando que se le formaran hoyuelos en ambas mejillas y sus ojos se cerraban un poco. Me gustaba cuando hacía eso—. Descansa.

Asintió y sólo movió sus labios para decir “igual tú”, después de eso entró a su dormitorio. Estaba seguro que nunca antes habíamos tardado tanto en despedirnos.

Hice lo mismo que ella y entré a mi dormitorio.

Alissa estaba sentada en el piso de goma que habíamos armado Gia y yo casi una hora atrás, jugaba con Ethan que parecía ajeno al gran paso que acababa de dar. Para mí verlo gatear había sido casi todo lo que quería. Gia tenía razón me había preocupado por nada.

De nuevo ella.

—Cada día crece más —dijo Alissa sacándome de mis pensamientos.

—Sí, hace unos minutos empezó a gatear —dije sonriente y ella me devolvió la misma sonrisa—. Por cierto ¿Por qué has venido? Creí que tus clases terminaban hasta las 9 —esperaba que eso no sonara muy grosero.

—Hoy no tuve las demás clases porque el profesor está en incapacidad y decidí venir aquí porque hay algo que quiero decirte —su sonrisa aun permanecía en su rostro—. De hecho Gia me dijo que lo hiciera —intentó rodar los ojos de la misma manera que lo hacía Gia pero no lo logró—. Como sea será mejor hablar sin rodeos.

Se puso de pie y pasó las manos varias veces por su vestido.

Alissa siempre usaba vestidos para cualquier lugar al que fuera, incluso una vez que nuestras familias se juntaron para ir a acampar y subimos una gran montaña rocosa para poder llegar a nuestro destino, sus piernas terminaron con raspones y moretones pero eso no le impidió volver a usar vestido al día siguiente, después de tanto tiempo seguía vistiendo de la misma manera, en cualquier otra chica se vería exagerado o mal pero en ella era perfecto.

Yo aun estaba cerca de la puerta cuando ella se acercó a mí.

—Verás, hace como… muchos años que debí… —soltó aire como si algo le doliera—. Es sólo que…

Dejó de hablar.

—¿Pasa algo malo? —le pregunté preocupado, pocas veces podía verla en ese estado.

Negó rápidamente y bajó su cabeza.

—Ella me dijo que contener los sentimientos nunca es bueno, que a veces lastimaba mucho…

Kiss me, baby (KMB Libro #1)Where stories live. Discover now