Capítulo 64

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19 de Diciembre de 1944

Tomé la bolsa con comida y abrí la puerta para salir de mi casa. Llevaba un vestido corto. Sorpresivamente, estaba haciendo más calor de lo que generalmente hacía. En esta época solía hacer mucho frío. Realmente desconocía el motivo de tal temperatura, pero la aproveché para usar la mayor cantidad de vestidos que pudiera.

Me gustaba usar los vestidos cortos. La verdad era que me gustaba que Stiles me viera con ellos, ya que sabía que le encantaban.

No muchas usaban vestidos cortos. La mayoría los llevaba por los pies. En mi caso, prefería usarlos hasta las rodillas.

Salí casi dando saltos, aprovechando de llevar además un par de cosas que Stiles me había pedido, además de rogarme por cepillo de dientes y enjuagues bucales, me había rogado por colonia, cosa que me lleno ternura.

Fui caminando por las calles, y pude divisar a lo lejos a Scott. Al darme cuenta, me acomodé la pulsera que él me había regalado de una forma casi inconsciente y corrí hacia él.

Antes de que él pudiera darse cuenta, yo ya había cruzado y pasado entre toda la gente para llegar a él. Al hacerlo, salté a sus brazos, para abrazarlo. Con mi impulso, lo hice tambalear, y me colgué de su espalda como si de un koala se tratara. Él gritó riendo, antes de soltarme de él, besé su mejilla sonoramente. Cuando me bajé, le sonreí, a lo que él rió.

— Seriamente deberías dejar de ser tan inoportuna, Lyds —entrecerré los ojos a él y este volvió a reír—. Eres asombrosa de todas formas.

Asentí y bajé la mirada. Me toqué el brazo, acariciándomelo. Scott me tomó el brazo y lo levantó, mirando la pulsera que él me había regalado. Sonrió sin dejar de mirarla, y luego me miró a los ojos.

— ¿Te gustó? —me preguntó, jugando con esta.

— ¿Bromeas? Scott, este debe ser uno de los regalos más lindos que alguna vez me dieron —le confesé. Él sonrió—. Este detalle simplemente es... No puedo creer que en serio te tomaras la molestia de conseguirme algo así.

Se encogió de hombros, y alejó su mano de mi brazo, para meterla dentro se su bolsillo.

— No fue molestia, Lydia. ¿Leíste la nota, no? —me preguntó, a lo que yo asentí— Bueno, realmente espero que sea así...

— Lo es, créeme. Yo de verdad lo amo —asentí con la cabeza. Scott asintió, apretando levemente sus labios.

Sonreí enormemente, y sin poder evitarlo me acerqué a besar su mejilla, esta vez rodeando mis brazos por su cuello, haciendo que mi cara quedará en su hombro, si es que me paraba de puntillas.

— Estoy feliz de que nos hayas aceptado, Scott —le dije al separarme. Él sonrió.

— Sabes que no lo hubiera hecho si no los hubiera visto —levanté las cejas, sin entender. Él rió tímidamente—. La mirada que él tenía al mirarte era diferente, sabes, tal como... si fueras el mundo para él. A primer paso creí que estaba jugando contigo, que te usaba, pero cuando vi cómo... te protegió, Lydia, pude jurar que nunca había visto a alguien que te pusiera como primera prioridad, desde que eras pequeña y tu padre me decía que no podía dejar que otros chicos hablaran con su Lydia.

Solté una risa, aún sin separarme de su cuerpo. Lo miré con una ceja levantada.

— ¿Mi padre te pedía que me alejaras de los chicos? ¿Es por eso que me alejabas de los todos los que me hablaban?

Scott rió. Yo finalmente me separé de él, sin poder creer lo que me estaba diciendo. Aunque, en parte, no me sorprendía.

— En parte, sí. Tu padre no quería que los chicos te hablaran. Era bastante celoso, en realidad, cuando eras muy pequeña. Con los años se le fue pasando. Yo me daba cuenta de eso. Quería protegerte de cualquier persona que pudiera romperte el corazón —me contó. Sonreí a duras penas, y él hizo una mueca—. Los tiempos han cambiado, Lyds, pero él se sigue sintiendo de la misma manera.

Love on a Hill || StydiaWhere stories live. Discover now