Capítulo 5. Besos con sabor a miel.

5.5K 650 772
                                    

Estar en aquella competencia me hacía recodar viejos tiempos junto a él, dónde lo veía brillar como ninguna otra estrella que hubiera en el cielo, sus ojos marrones, brillantes, con una luz de inocencia y esa pizca que le deba de Eros, ese baile sagrado con todo el amor sexual, a diferencia de Ágape. Esos labios carnosos que siempre me han hecho delirar, sus curvas bien definidas, esa piel tan suave y delicada,adoraba marcarlo como mío pues eso es y siempre lo será, siempre será de mi propiedad.

-Viktor, ¿estás bien? - Mire a Annaliese y le bese la frente, no quería que mi muñeca se sintiera triste.

-Por supuesto que sí, mi niña, ¿porqué lo dudas? - Contesté de una manera dulce mientras sujetaba dulcemente su mano.

-Porque tienes la mirada perdida y eso siempre pasa cuando piensas en- La interrumpí.

-¡Vamos a ver la pista! - La jale de la mano como un niño va a abrir los regalos de navidad, pero en mi caso a la pista.

Necesitaba despejarme, dejar de pensar en la persona que más amé, a la persona que destroce… A esa dulce y amorosa persona que sin más, deje.

Y lo vi ahí, tan delicado con cada movimiento que daba, esas expresiones que solo él podía dar, esos saltos que ya están perfeccionados y sin contar con ese trase-

-¡Viktor! - Escuché como Yurio me llamaba así que me gire a verlo con una sonrisa.

-Yurio~ ¿Qué tal? Hace mucho no te veo. - Contesté sonriente, como siempre.

-No me vengas con esa clase de estupideces, pensé que enviarían a otra persona, no a ti. - Sé veía tan gracioso con el ceño fruncido.

-Pues ¿Qué te digo? Estoy aquí.

Deje de darle importancia a lo que me decía cuando veía como un chico de cabellos azabaches, pude notar como su mirada era un tanto verdosa y amarillenta, parecían casi dorados sus ojos se le acercaba por decir poco muchísimo a mi Yuuri.

Vi como tomaba su mano y sujetaba su cadera... Pero, ¡¿Qué está haciendo?! ¡¿Por qué lo toma así?! ¡¿Quién es él?!

Escuchaba la voz de Yurio gritarme junto con la de Annaliese, pero simplemente preferí ignorarlas.

¿Porqué lo acercas a tu rostro? ¿Quién es él? ¡Yuuri, ¿Quién es él?! ¡¿Porqué te estás sonrojado?! ¡Tus sonrojos son míos! ¡¿Quién se cree ese?! ¡Yuuri!

No supe en que momento entre a la pista y corrí sobre el hielo, me importó muy poco el que apenas pudiera correr sobre la pista, me daba igual la mirada de asombro de los demás, yo sólo deseaba golpear a aquel tipo.

-¡Yuuri es mío! - Le grite al chico que se veía era unos centímetros más bajito que yo. Tome a Yuuri por el brazo y lo jalo a mí dándole un gran abrazó mientras recargaba mi barbilla en el hombro de él y pasaba mi boca por su cuello dejando un gran chupetón, me importó un bledo el que Yuuri estuviera moviéndose a cada rato.

-¡S-Suéltame! - Sentí como Yuuri muy apenas y podía librarse de mí, lo solté haciendo que se refugiara en los brazos de ese idiota. - ¡¿Q-Quién te crees?! - Su cara estaba completamente roba,  se tocaba el cuello con sus manos, justo donde había dejado mi marca. - ¡No lo vuelvas a hacer!

-¡Exacto, deja a Yuuri! - El tipo Lo abrazó restregando su cara en su pecho. Lo mataré. - ¿Quién eres como para aparecer de la nada y hacer semejante acto atroz a mí pareja!

Aquello sólo hizo que me hirviera muchísimo más la sangre, ¿Cómo es posible que MI Yuuri tuviera pareja?

-Su esposo, me creo su esposo. - Sentencie al momento se dar un paso al frente y querer darle un fuerte golpe, sino fuera porque Yuuri estuviera en medio lo hubiera hecho sangrar ya.

-¡T-Tu y yo no somos nada! - Mi vista se fijo en el pequeño peli-negro, quién estaba gritando con las mejillas rojas y sus ojos a punto de llorar. Como odio que ocupe esas lágrimas contra mí, son mi mayor debilidad, ni puedo evitar el querer abrazarlo y no soltarlo nunca.

-¡Claro qué sí, aún estamos casado! - Grité mostrandole el anillo de bodas.

-¡Dejaste de ser mi esposo al momento de irte y dejarme sólo una estúpida carta! - Sus palabras me dolían, sabía que era verdad pero eso no quería decir que deje de ser su esposo. Tengo mis motivos.

-¡Jamás dejaré de ser tu esposo, y como tal vengo por lo que me pertenece por derecho! - Me acerqué más a Yuuri justo como el dejaba los brazos de aquel estúpido ser.

-¡Has perdido todo derecho, Nikiforov!

Estalle, tome su nuca y lo acerqué, puse mi mano libre en su cadera y lo besé.

Lo besé con esas ansias que me carcomían por muchos años, con esas noches de llanto, con esas ganas de tenerlo entre mis brazos y cuidar de nuestra pequeña hija. Con esos besos a dulce vainilla, aquellos que solía probar siempre que deseaba, aquellos que tocaron cada parte de mí y yo de ti.

Te besé con todo el amor que aún te tengo. Te besé con todas mis ganas.

Exacto,  tuvimos nuestro beso, aunque esta vez tus labios sabían diferente, tenían ese nuevo sabor que me estaba gustando, tenías sabor a miel.

Nuestro beso con sabor a miel.

Little History | [Victuuri] | [Editando]Where stories live. Discover now