EL DIARIO DE UN MUCHACHO DEL SIGLO XIX:

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    Querido diario de Jacob Lammeter:

    Cabe decir que al regresar al arco bajo el que suelo ir a leer todas las tardes, más o menos hasta la hora por la que usted vuelve de trabajar (con excepción del otro día, que me dejé enredar por el argumento), y ver que no sólo mi diario seguía allí, sino que había otro más... me sorprendí muchísimo.

    He de admitir que al encontrar su curiosa anotación me espanté un tanto, al principio, alarmada ante la idea de que alguien hubiese estado leyendo mis intimidades,... pero después no pude evitar que me aflorase la risa. Se me ocurrió que debía ser usted una persona sumamente interesante como para poner en práctica semejantes ocurrencias. Y aunque no estoy segura de que su intercambio de diarios pueda considerarse realmente un acto de gentileza (tendría que reflexionar algo más sobre ello), disculparé su descaro porque lo encuentro entretenido. Es más: una vez superado este momento de estupefacción... ¡me resultó emocionante! Nunca me había ocurrido algo así.

    Resultaba misterioso, y todo lo misterioso es, inevitablemente, irresistiblemente atractivo. A juzgar por su diario, sé que coincidirá usted conmigo.

    Tras terminar de leer su entrada varias preguntas acudieron a mi cabeza. Y es que escribe usted, de hecho, con demasiada corrección para,... bueno, para trabajar en una fábrica textil. Y a pesar de lo comentado sobre su tío no dejó de sorprenderme. Ansiaba saber qué es aquello que lo había ocurrido para estar donde está ahora.

    Tras revisar el relato de sus desventuras todo quedó explicado: ¡por lo increíble del mismo, está claro que debe de ser usted un escritor!

Notas halladas en distintos lugares a través de los tiempos.Where stories live. Discover now