Capítulo 12

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FLAWS
Capítulo 12

Por favor- pedía Elizabeth; mordía su labio. Estaba sentada en el sofá de James, contando los segundos para que regresara. Le había puesto una excusa tonta para hacerlo salir y poder llevar a cabo su plan- vamos papá, puede que se conozcan mejor...-su voz perdía la esperanza
¡Pero si yo ya lo conozco!- dijo con un atisbo de alegría.- lo conozco muy bien Ellie- su voz era tranquila- pero está bien- suspiraba- no sé qué es lo que traes entre manos pero espero no sea una locura.
¿Cuándo he hecho yo eso?- la voz cínica de Elizabeth hizo que su padre se soltara entre risas- está bien, estaremos ahí en cuanto James salga de la oficina.
¿Vendrá alguien más?- su voz denotaba incomodidad. Era la primera vez que su única hija llevaba a un chico a casa.
Puede ir Florence- dijo sin siquiera pensarlo bien- no lo sé- se escuchaban unas llaves- papá debo irme- decía en un susurro- y que quede entre nosotros. Compórtate como el padre amoroso y preocupado por el bienestar de su hija- bromeó ella, pero su padre sintió como su corazón se agrietaba más y no dijo nada más- adiós.
Bloqueó el móvil y corrió hacia la habitación. La televisión estaba encendida. Se metió entre las cobijas, tratando de normalizar su respiración.
      -Hey- saludó James y su rostro se iluminó al ver a la chica. Había ido por una soda Dr. Pepper y unas cosas más para comer. Debía pedirle a la señora Jill -quién limpiaba su departamento- que fuera por despensa. No sabía de qué podría consistir una despensa. Abría la lata de soda y se sentaba en la orilla de la cama junto a Elizabeth. Vio la expresión de su rostro y se comenzaba a preocupar.- ¿está todo bien?- ella levantaba la mirada y se encogía lentamente de hombros. Estaba fingiendo estar preocupada por la "invitación" de su padre. James seguía mirándola, esperando a que hablara. Ella sintió algo de culpa, pero no se echó para atrás.
Mi padre ha llamado- decía lentamente, sintiendo como la culpa crecía- quiere que valla a la casa del lago este fin de semana- ambos se miraban fijamente. James parpadeaba, sin poder entenderlo todo.
¿Cuándo te vas?- su voz apenas sabana audible.
Ella negó con la cabeza, encogiéndose aún más.
Quiere que también tú vengas- y su corazón dio un brinco. James pasó saliva y asintió rascándose la nuca. Se puso de pie y comenzó a caminar.-¿él te lo dijo?- su ceño estaba fruncido. Una gota de sudor se resbalaba por su frente. Elizabeth quería decirle que no era cierto; no le gustaba lo que veía.
No es necesario que valla con él- dijo con la voz un poco animada, pero James permaneció igual- olvidémoslo- lo invitó a mirar lo que restaba de película, pero él negó la cabeza.
Iremos- aceptó él.- dile que iremos, que lo veremos allá- asentía con la mirada algo perdida y tomaba aire. Había dejado de respirar por un tiempo.
¿Estás seguro?- Elizabeth estaba dividida en dos: por su culpa y su capricho. Ambos ahora estaban empatados. James había aceptado, ¿no?, había sido decisión propia... ¿cierto?
Claro que lo estoy- su mirada estaba más clara, más cuerda. Su rostro lucía una media sonrisa y su voz ya no sonaba ronca. Estaba seguro. Si quería hacer las cosas bien debía ir; tendría que verse de nuevo con el viejo y hacerle saber que estaba a la altura de su hija. No había nada que temer.
Está bien- dijo ella- podríamos irnos por la noche, mañana- se sentía más aliviada y alegre. Estaría un fin de semana completo junto a James.- haré mis maletas e informaré a Florence, no quiero dejarla sola- dijo sus pensamientos en voz alta. James, quién estaba sentado a su lado giró la cabeza y la miró un poco confundido. "Mierda" pensó Elizabeth. No se lo había dicho.-Prométeme que no dirás nada- James asentía con seguridad. Ellie soltó un largo suspiro y comenzó a hablar- Ella está embarazada- su voz se quebró al decir lo último.
¿Y cuál es el problema?- seguía sin entenderlo.
No es de su novio- y se dio cuenta de que no le había hablado mucho de Florence. No es que tuviera que hacerlo, pero al menos debía darle una explicación en caso de que algo llegara a pasar. Hacerle saber que ninguna de las dos eran fáciles.- Hubo una fiesta- su voz era un susurro- no tenía muchas ganas de ir; tenía que terminar mi columna para el diario de la Universidad, por lo que me quedé en casa. Ella se había peleado con su novio- bajó la mirada e instantáneamente James tomó su mano- sólo bebió algo de tequila- tenía lágrimas queriendo desbordarse- una margarita- sus mejillas se llenaban de líquido salado.
Tranquila- tomó su espalda, queriendo abrazarla, hacer que sus temblores desaparecieran- ¿le hicieron algo de camino a su casa?- la mirada de James estaba fija en la pared, mientras que sus manos acariciaban su cabello. Ella negaba con la cabeza y se formó un nudo en el estómago del antes insensible James.- Si no puedes continuar contándome lo que pasó, está bien- la abrazaba con más fuerza y su voz era baja pero dulce.
No, está bien- tomaba una bocanada de aire- pidió un lugar para recostarse, estaba cansada y Holly, la anfitriona de esa fiesta la llevó a un cuarto que estaba solo. Durmió por unos minutos y la despertó una chica pelirroja.
¿Para qué?- ahora estaban frente a frente, pero el sostenía su mano.
Le dio algo para que se sintiera "mejor"- en la última frase utilizó sus dedos como comillas.- ella lo bebió y se quedó dormida- James asentía, entendiéndolo todo- despertó al día siguiente con un grupo de gente en su cama, tirada en el suelo. Ella estaba desnuda de la cadera para abajo- se estremecía- se enteró conforme pasaron los días- frunció el ceño- Charles, su novio- James asentía- no lo sabe. Pelean de vez en cuando, unas veces más fuerte que otras, pero no sabe nada de esto- lo miraba- por favor no digas nada de esto. No quiero que ella se sienta incómoda o que crea que violo su vida privada. Me preocupo por ella- James la abrazaba. Sentía que sus sentimientos no eran por fragilidad, si no por que le preocupaba a los que amaba. Quería a su amiga y se sintió aún más agradecido por tenerla en su vida. Es el mejor accidente que le habría pasado nunca.
Tienes que tranquilizarte si quieres que ella lo haga- acariciaba su mejilla con el dorso de la mano- tienes que dar el ejemplo aunque estés igual de horrorizada que ella- Elizabeth asentía, secándose los restos de lágrimas- ¿lo saben sus padres?- se contrajo el rostro de la joven- bien, entonces tienes que hacer que hable con ellos. Necesitas ser su roca. Si te vienes abajo, ella también lo hace. Eres fuerte, valiente- ante esto ella se sonrojaba- puedes hacerlo.
¿Qué más puedo hacer?- se recargaba en su pecho. Inhaló su aroma y era como lo recordaba.
¿Sus padres ya lo saben?- preguntó y sintió como su cabeza se movía, negando.- bien, podrías ayudarla a hablar con ellos- acariciaba su cabello, haciendo que ésta comenzara a arrullarse- puedo ayudar con lo legal- su sugerencia sonaba como una pregunta no bien formulada.
Por favor- dijo ella con voz ronca y la cabeza un poco más pesada- ¿podemos dormir?- se hizo para atrás y lo miró con los ojos entrecerrados. James sonrió dulcemente y la cargó hasta su ahora nuevo y asignado lado de la cama.- Gracias- y lo tomó del cuello, haciendo que cayera junto a ella.
Tienes bastante fuerza para ser tan pequeña- ella se acomodaba y tomaba los brazos de James alrededor de su cintura- que descanses- decía el chico y cerraba los ojos poco a poco. Justo cuando se estaba quedando dormido, sintió los cálidos labios de Elizabeth rozar la comisura de su boca. Sonrió para sí mismo y la acercó más a él, regresando al pesado sueño.

Al principio pensó que era un sueño o que  su inconsciente lo hacía porque era hora de despertarse, pero no. Alguien timbraba. Despertó con la cabeza revuelta y miró a la joven dormida. Se apresuró para abrir la puerta, no quería que ella despertara por una tontería, fuese lo que fuese.
- Finn- dijo sorprendido James, quién dejaba la puerta entreabierta, pero no lo invitaba a pasar verbalmente. Fino lo miraba desde el umbral de la puerta.
- ¿Qué?- preguntaba confundido James y recordó que no era una persona muy amable; tenía que mejorar en esto.- Lo siento, estoy adormilado- mentía. No le gustaba mucho la idea de tener visitas inesperadas.- pasa- decía mientras se sentaba en el sofá. Miraba confundido a su amigo cruzar la sala, esperando a que hablara. "Habla, caray" pensaba mientras bostezaba mirando hacia la habitación. Debelaba estar entre las cobijas, cálido y abrazado a Elizabeth.
- Hay un problema- comenzaba a decir Finn en cuanto se sentaba junto a James- sé que no es la hora más apropiada para visitas- James asentía, completamente de acuerdo- y menos a ti- seguía hablando- pero no tenía a nadie más- James ahora se sentía intrigado. Siempre pensó que Finn era un tipo tranquilo y sin problemas, por eso le agradaba su compañía.
- Habla de una vez- escupió James, desesperado ante tanta anticipación.
Su amigo asentía, atontado.- lo siento- sonreía levemente- me ha pasado una mierda. Una gran mierda. He cagado todo.
-Vale- sonreía James, queriendo alivianar el asunto- no creo que sea tan grave- le daba un puñetazo en el hombro de forma amigable; era su saludo- Finn, lo más grave que te ha pasado ha sido que te saquen los gorilas en un bar por querer coquetear con la novia de uno de ellos. Pero dime, ¿qué ha pasado?
Finn apenas y pedía sonreír. James tuvo un escalofrío que le recorrió la espalda.
- Fui con el médico esta tarde, me llamó para decirme que tenía algo que decirme. Me había sentido un poco enfermo estos días- se encogía de hombros- me había hecho unos análisis de sangre para ver si no tenía algún virus, gripe o algo- sonreía sin emoción- soy VIH positivo, James- le dedicó una larga mirada y James se dio cuenta de que no era sólo un confesador para sus movidas sucias o un inversionista más. Era su único amigo. Su único amigo y estaba muriendo.
- Me estás jodiendo- soltó una carcajada hueca- ¿es una broma, cierto?- algo dentro de él salía a la luz- Finn, eres de las personas más higiénicas que conozco, puedo decir que eres casi decente- sentía como su control de iba de sus manos- Finn...- fruncía el ceño y se soltó en llanto como un niño al cual le dicen que no puede tener más los brazos de mamá o es hora de meterse a bañar y dejar de jugar en el parque. Se sentía expuesto, inofensivo. No sabía cómo reaccionar.
El problema con James es que la mayoría de su vida vivió solo y puso una barrera con el mundo: no sentimientos, no dolor. No amor; era como estar solamente respirando, pero jamás viviendo. Hasta ahora.
- Perdón James- Finn se sentaba un poco más lejos que James- debes sentirte enfermo o co asco...
- ¿Por qué debería de sentirme así?- se secaba una lágrima que amenazaba con deslizarse por su mejilla- no siento asco, no siento nada malo hacia a ti- se ponía de pie- ¿no somos amigos?
- No lo sé- respondía con toda honestidad Finn- siempre hablamos, pero no sé si piensas en mí como un amigo. Eres reservado, James, carajo. Vine contigo porque quería una respuesta sólida y me lloras como nena- quiso soltar una carcajada, pero en lugar de eso, rompió en llanto- lo siento tanto, James
- ¿Por qué te disculpas?- James seguía de pie, con los brazos cruzados y con el corazón expuesto.- Pienso en ti como mi amigo, Finn. Como mi único amigo- miraba de nuevo a la habitación y se encontró con la mirada de Elizabeth, quien tenía las manos sobre sus labios y los ojos rojos por el llanto. James quería que fuera una pesadilla. Quería entrar a la habitación y encontrarse con la joven aún dormida. Pero no era así.
Elizabeth sabía qué estaba pensando y corrió a sus brazos. Sabía que la muerte estaba cerca; quizá no llegaría dentro de dos semanas, pero tenía tiempo limitado. El se limitó a llorar y sollozar, diciendo cosas ininteligibles, pero ella le respondía, "aquí estoy" una y otra vez.
No estaba solo.

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