1. Vacío

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Vacío. Así se sentía.

Pero ese vacío era parte de su vida desde mucho antes de que todo a su alrededor colapsara finalmente en un cataclismo que arrasaba todo a su paso.

Draco Malfoy miraba como la lluvia golpeaba la ventana, en otro tiempo, cuando se creía inocente, hubiese prestado completa atención a cada gota que se escurría, juntandose con otra gota solitaria para hacer una más grande, entonces comenzaría una carrera con cualquier otra gota para ver quién llegaría más rápido al final de la ventana.

Soltó un bufido al recordarse en esos momentos, sin preocupaciones excesivas más que la inquietud de que su gota tomara ventaja y ganará esa carrera que el mismo había inventado.

El tren traqueteaba de forma constante, apenas pasaba una hora desde que abandono King's Cross directo a Hogsmeade, luego tomaría las carrozas a Hogwarts...

De tomar sus propias desiciones, habría abandonado el colegio hacía mucho tiempo y precisamente ese año era cuando más ganas tenía de huir. Su penúltimo año, y probablemente el último independientemente del resultado, no sería el mejor, Draco sabía eso y se había preparado un verano entero con la idea en mente.

El agobio se filtraba por sus fosas, el resentimiento quemaba su garganta, la frustración hacía que sus pulmones ardieran, respirando cada emoción negativa una y otra vez, sin salida, ni fácil ni difícil. Simplemente estaba atrapado.

Su padre yacía preso en Azkaban tras la falla en el departamento de misterios.

No quedaban vestigios de su madre, la que había considerado la mujer más fuerte y cariñosa, ahora solo lo miraba con los ojos anegados en lágrimas y sus manos temblando de nerviosismo.

Y su tía Bellatrix, prófuga de Azkaban, se pavoneaba por los pasillos de su hogar como si fuese dueña de estos. Draco trataba de evitarla, si bien no la odiaba, le temía, y ese temor aumentaba después de todo su verano, donde quemaron una maldición en su brazo izquierdo que punzaba con constante dolor, en el que fue obligado a aceptar el "legado" de su padre, aún si el no lo quería, tenía que fingir que si por el bien de su familia.

Un mortifago, un jodido mortifago ¿Pero no había sido el uno de los tantos que predicaba la ideología de los sangre pura? "Bien Malfoy, ahí tienes tu recompensa" pensaba de forma burlesca hacía si mismo, engañandose para tomar las cosas con calma y gracia.

Ciertamente era que, aunque en el pasado hubiese querido un mundo donde no tuviera que ver a ningún Sangre sucia, tampoco significa que quisiera ser un mortifago ni mucho menos participar en la guerra que peleaban "el bien y el mal"

¿Y quién decidía cuál era cuál?

Pero no importaba en qué bando estaba, si Voldemort ganaba, su familia perdía. Si Potter ganaba, su familia perdía y por primera vez en años, se permitía tener miedo sobre el destino que tendrían los Malfoy.

Y una parte importante de esa guerra, ahora recaía en el. Sosteniendo ese peso con sus manos, una misión otorgada por el error de su padre; Matar a Dumbledore.

Una ola de escalofríos se colaban en su espina al pensar en la simple idea de ejecutar cualquier plan, terrible o magnífico. La verdad era que si tenía una oportunidad de sabotearse, no iba a desaprovecharla, pero si alguien preguntaba entonces se daría palmaditas por un trabajo bien hecho.

Si bien no quería hacerlo (y no tenía otra opción) mentiría diciendo a todo el que quisiera escuchar sobre sus planes perfectos, porque a pesar del miedo, la tristeza y el agobio que escalaban desde su estómago, era Draco Malfoy y había nacido para conquistar al mundo. Tomaría cualquier oportunidad dada para demostrar que era digno de tan grande misión, que matar a alguien era como un juego de niños para el, que podía hacerlo, y lo haría... O eso se obligaba a pensar.

Reyes De Slytherin // Draco Malfoy (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora