Jumin azotó con violencia la puerta de su automóvil. Dio largas y furiosas zancadas hasta la entrada de la casa de su asistente. Tocó incontables veces el timbre al punto de por poco quemarlo. No había señales de haber alguien. Otra de las razones por la que su cólera creció. Por suerte tenía una copia de la llave. La había hecho cuando por "accidente" hizo que el bolso de Jaehee cayera al piso esparciendo sus pertenencias al piso, mientras está estaba ausente.
Era tanta su desesperación que sus manos temblaron al intentar introducir en la manija. La puerta emitió un agudo chirrido al ser abierta con brusquedad. Jumin observó el panorama. Había ligeras pero notables marcas de zarpazos en los muebles y cortinas del lugar. También se podía apreciar pelo blanco esparcido por el piso y sofás.
Recogió un poco del piso y lo olfateó tal sabueso. Ese olor tan familiar... Definitivamente su amada Elizabeth tercera había estado ahí. Y si de algo estaba seguro, es de que iba hacer pagar a su asistente.
Sitúo su mirada sobre uno de los mesones.
Jaehee había olvidado su teléfono. Frunció el ceño y lo tomo con descaro. Reviso los mensajes, en ellos no había nada de lo que le diere una pista de donde encontrarlas. Luego las llamadas. Había recibido una de 707 hace unos treinta minutos.
Tal vez.... solo tal vez...
Guardo el teléfono en el bolsillo de su saco y salió de la casa rumbo a su auto. Si en verdad había dado en el blanco... no cabía duda que su amada Elizabeth corría peligro y, peor aún con la presencia del pelirrojo.
Ingreso a su caro medio de trasporte y piso el acelerador con fuerza.
Debía darse prisa.
• • •
Los lentes de Luciel esta vez fueron los que ocultaron sus ojos gracias al brillo que les propagaba la luz. Por primera vez en el día, su expresión se había tornado sería. Ante esa reacción, Yoosung y Zen no pudieron evitar esconderse tras la castaña.
-¿Y bien? -Insistió Jaehee sin flaquear pese al poco masculino comportamiento de sus compañeros. -¿Qué harás Luciel?
Una sonrisa se dibujo en los labios del pelirrojo junto a una mirada desafiante. No era necesarias las palabras. Jaehee apretó con fuerza su mandíbula.
-¡¿Eres consiente del peligro en el que nos pones?! -Se acercó a él. -¡Tu obsesión podría poner en riesgo todo lo que hemos conseguido estos años gracias a Rika y a V!
Yoosung apretó los puños. Zen bajo la mirada incómodo.
-Puedo controlarlo. -Mostró esta vez una expresión serena.
-¡No, no puedes! -Lo tomo del cuello de su camisa. -¡Si continuas negando tu obsesión esta se apoderara de la poca cordura que tienes!
-No lo hará.
-¡Para de ser tan necio!
-Lo haré cuando admitas lo muy equivocada que estas. -Sonrió. -No debería subestimarme tanto, señorita Kang. Recuerde que no todo el mérito le pertenece a nuestros queridos fundadores o, ¿me equivoco?
El seco sonido que emitió la mano de Jaehee al tener contacto con el rostro de Seven hizo eco por todo el estacionamiento.
-¡Eres un estúpido arrogante! -Jaehee hubiera lanzado una segunda cachetada de no haber sido porque Zen la sujeto.
-¡Jaehee, mantén la calma!
Luciel se mantuvo inmóvil justo en la posición que había quedado tras el impacto. Giro lentamente su cabeza y se encontró con el muy preocupado rostro de su mejor amigo.
-Seven... -Lo llamó con un tono compasivo. -¿No crees que deberías terminar ya con esto? -El nombrado lo observó sin decir nada. - ¡Es algo muy grave! ¡La obsesión no es sana, y menos si es por una persona!
-¿Obsesión? -Rió como lo habría hecho en una situación normal tras una larga pausa. - Nah, es amor.
-¿Qué está pasando aquí? -Los cuatro miembros de la RFA situaron su atención en las puertas del ahora abierto elevador. Jumin había llegado. No eran buenas noticias, o eso les revelaba la expresión marcada en sus facciones.
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¿Obsesión? Nah, es amor | Finalizado [✔]
Fanfiction[707 × MC] -Seven... ¿No crees que deberías terminar ya con esto? ¡Es algo muy grave! ¡La obsesión no es sana, y menos si es por una persona! -¿Obsesión? Nah, es amor. Aviso: Ni el juego, ni los personajes me pertenecen; son propiedad de la empresa...