Cap 19. Quien ríe al último...

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Una vez más, Sans esquivó uno de sus ataques que parecían venir de todas partes. Él era demasiado rápido al grado de no producirle ni siquiera un rasguño, pero en cuanto a su resistencia... estaba comenzando a cansarse y la flor no mostraba señales de secarse en algún momento.

Mientras contara con todas las amalgamas consigo, tenía las suficientes manos para no requerir siquiera su propio esfuerzo. Estaba en clara desventaja ante eso. Sabía que si tenía que recurrir a tales cosas, significaba que la hierba debía de ser extremadamente débil.

-¿Por qué no te rindes de una vez? –Se burló la flor –Es lo mejor que sabes hacer después de todo.

Un gruñido interno salió por parte del esqueleto ante ese comentario. Le irritaba de alguna manera de que lo tratara como si lo conociera de toda la vida, y que aún más, parecía conocerlo profundamente. Ni siquiera su hermano era consciente de sus verdaderas emociones.

Mientras esquivaba otro ataque más, analizaba su entorno viendo sus posibilidades de una victoria con lo que tuviera al alcance. Pero era muy escaso lo que tenía.

Los objetos como camillas y escritorios se encontraban regados por toda la habitación, además de los objetos insignificantes como lápices, hojas y uno que otro matraz. El carrito con las almas humanas se encontraba junto con la científica y la humana en una esquina, donde curiosamente el resto de las amalgamas parecían ignorarles por completo.

Todos los ataques estaban enfocándose en el ¿Significaba que lo odiaba realmente? ¿Lo consideraba un obstáculo que acabar primero? ¿O simplemente consideraba que aquello no le preocupaba de que le hicieran daño?

Un poco de ayuda no le vendría mal en este momento, si debía de ser sincero consigo, pero sabía que Alphys estaba presa de su propio miedo y eso llegaría a ser más que un estorbo. Ya había sido testigo de eso cuando anteriormente trabajaban juntos.

En cuanto la humana, su propio orgullo le negaba pedirle ayuda siquiera, pese a ser la única capaz de poder enfrentarse a aquella flor ante tanta resistencia y fortaleza mostrada ante sus cuencas. Además del hecho de que él había acudido a rescatarla, no viceversa. No tenía sentido para él el tener que pedirle que le apoyara cuando lo que buscaba era salvarla de las lianas de aquella planta parlante.

Además de que la humana estaba tratando de levantar a la científica, podía ver ello de lejos.

-¿Aun no te cansas? –Flowey lo sacó de sus pensamientos lanzándole sus semillas proyectiles de diferentes lados –Hasta para ti es sorprendente esto ¿verdad?

-Siempre tengo un hueso bajo la manga, amigo –esbozó una sonrisa burlona ante su atacante mientras esquivaba todos los ataques con naturalidad. –Creo que soy un hueso difícil de roer para ti después de todo.

-Detesto esos estúpidos juegos de palabras –gruñó retirándose un poco ante los huesos que se aparecían cercano a él mientras las amalgamas le hicieron de escudo para el resto.

-Mira quién es el cobarde ahora. Usando a otros como escudo mientras que tú no te atreves a enfrentarme como se debe.

-¿Crees que caeré ante tus provocaciones?

-Creo más bien que te hace falta tomar más sol para quitarte esa amargura con la que te cargas.

Flowey sonrió perversamente mientras las amalgamas comenzaban a posicionarse a sus costados. A Sans no le gustaba lo que se estuviera tramando, pero se mantuvo alerta mientras de nuevo incendiaba su ojo azul, dispuesto a emplear su magia una vez más.

Osado corazón (Undertale)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz