Cap 22. Un desayuno poco incómodo

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-¡VAMOS HUMANA! A LEVANTARSE QUE YA ES DE DÍA.

Con ojeras decorando sus alargados ojos, Frisk se levantó con sumo cansancio ante el estruendoso despertar por parte del esqueleto alto. No había podido reconciliar el sueño fácilmente una vez que se había despertado con tal pesadilla. De cierta manera la había atemorizado el volver a toparse nuevamente con el primer humano caído en el subsuelo y que esta vez si lograra lastimarla.

Además tenía varias cosas rondando en su cabeza ante tantos acontecimientos presentados. Por lo que sólo había dormido unas cuantas horas.

-Ya voy, Papyrus... -susurró soñolienta.

-SAAAANS, HORA DE DESPERTARSE –Gritó desde la escalera llamando por su hermano –TE QUEDARÁS SIN DESAYUNO SI NO VIENES YA.

Frisk seguía sin levantarse del sillón, aún continuaba arropada con la cobija que le habían dejado. Había olvidado que se encontraba en Snowdin y que la única que sentía frío en aquel lugar era ella.

-¡SANS! –No había pasado ni cinco minutos desde que lo había llamado y ya se había desesperado el menor estando subiendo las escaleras –SE TE PUEDE HACER TARDE PARA TRABAJAR... OTRA VEZ.

Había entrado por su recámara y salido en el acto cargando a Sans todavía dormido. Mientras Papyrus lo bajaba molesto, a Frisk le pareció una estampa familiar de lo más graciosa, por lo que no pudo evitar reír un poco en lo que observaba cómo el menor lo obligaba a pararse aun estando dormido.

-Ya, ya... cinco minutos más... -decía Sans sin abrir sus cuencas todavía, pero ya estando de pie.

-NADA DE ESO, SANS ¿QUÉ VA A PENSAR LA HUMANA DE TU FLOJERA?

A la mención de Frisk, Sans abrió sus cuencas rápidamente. Se le había olvidado por un momento que la humana se había quedado a dormir con ellos. Se giró un poco y en efecto estaba la embajadora de los monstruos observándolos completamente cubierta con la cobija y sonriendo de verlos discutir cómicamente.

-He... ¿Planeando volverte un burrito?

-Así estaría sabrosa –le guiñó un ojo burlonamente.

No sólo le había devuelto el chiste, sino que le había lanzado un piropo nuevamente. Sans no pudo contenerse y se volteó para que no notara el evidente sonrojo que sentía en su rostro, sin embargo se rio ante la buena tajada que le había empleado.

En verdad que no sabía qué hacer con ella.

Frisk sonrió satisfecha. Siendo su madre amante de los chistes malos (los escuchaba casi todas las mañanas antes de las clases) y ella siendo experta en el flirteo, sabía muy bien como emplear ambas cosas. Además de que estaba más contenta de notar que el esqueleto volvía emplear los chistes malos con ella, lo que significaba que las cosas podían estar bien después de todo.

-USTEDES DOS PAREN CON SUS CHISTES MALOS –Se quejó Papyrus sin notar que su hermano se había sonrojado –YA DE POR SI ES FASTIDIOSO ESCUCHARLOS DE MI HERMANO TODOS LOS DÍAS, NO LO EMPEORES, HUMANA.

-Lo siento, Papyrus –rio en lo que se reincorporaba en el sillón ya más animada –No pude evitarlo.

Se quitó la cobija para levantarse por completo, pero en el acto notó que en vez de tener sus ropas, tenía puesto una camisa que le quedaba demasiado grande, suponiendo que era de Papyrus al tener escrito a mano en ella.

-Amm... ¿En qué momento me cambié de ropa?

Sans giró nuevamente también extrañado por eso, tampoco se había percatado que la humana no tenía sus ropas al dormir. Pero en efecto, tenía una camisa de su hermano a modo de pijama que le quedaba demasiado arriba de sus rodillas.

Osado corazón (Undertale)Where stories live. Discover now