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Me coloco un mechón de pelo detrás de la oreja mientras espero.

Comienzo a dar pequeños golpes con mi pie en el suelo hasta que la puerta finalmente se abre.

—Hola.–Saludo al moreno, este me mira con el ceño fruncido, está despeinado y bufa al verme.—¿Te he despertado? Perdona.–Esto último lo digo con ironía.

—¿Qué quieres?–Su voz está más ronca de lo normal.

—Vengo a ver a Max, ¿te crees que se me ha olvidado? Se lo prometí a Joy.–Antes de terminar de decir la frase ya he entrado en la casa.

—¿A donde te crees que vas?–Escucho como la puerta principal se cierra y como el moreno camina detrás de mi.

—Ya te lo he dicho.–Contesto mientras acaricio a Max, que parece alegrarse de verme.

—Te dije que yo me ocuparía de él.–Suena exasperado.

Me encojo de hombros.—Y yo nunca te dije que iba a hacerte caso.–Hago una pausa para mirar al chico, está delante de mi con los brazos cruzados.—¿Lo has sacado a pasear ya?–Él asiente.

Me enderezo y camino hasta la cocina, reviso que Max tenga comida y agua y vuelvo a donde se encuentra el moreno.

—¿Sabes? Nunca supe tu nombre.–Comento sin apartar la mirada de él.

—Calum.

Levanto las cejas.—Yo me llamo–Comienzo a decir pero no me deja terminar la frase.

—Arianne.–Calum termina la frase por mi.

—¿Por qué sabes mi nombre?–Ahora soy yo la que se cruza de brazos.

El moreno ríe.—Misterios de la vida.

Ruedo los ojos.—Das miedo, ¿sabes?

—¿Lo dice la que entra en casas ajenas sin permiso?

—Tengo el permiso de Joy para hacerlo.–Hablo mientras me dirijo al salón y me siento en uno de los sofás.

Calum me sigue con la mirada y frunce el ceño.—¿Eso también te lo permite Joy?

—No estoy molestando a nadie.

—A mi.–Calum se sienta en el sillón de al lado.

—No te veo molesto.–Chasqueo la lengua.

El moreno rueda los ojos y suspira.—¿Qué quieres?

—¿Por qué no te había visto antes?–Intento parecer casual cuando lo pregunto pero no lo consigo.

—He estado fuera.–Su tono muestra que no es un tema del que le guste mucho hablar.

—¿Fuera? ¿Donde?–Es demasiado extraño que alguien lleve fuera tanto tiempo y toda la familia actúe como si no existiese.

—Mira, no tengo tiempo para hablar de esto ahora.–Calum se levanta con intención de que me marche.

Me levanto para intentar estar a su altura, aunque él es notablemente más alto que yo.—No quería molestarte con la pregunta.

Calum suspira.—Estuve fuera del país.

Abro la boca para preguntarle algo más pero me arrepiento al segundo y la cierro.—Supongo que es mejor que me vaya.

Salgo de la casa y me dirijo a la mía, en la puerta está Melissa.

—¿Donde estabas?–Pregunta de manera acusadora mientras bufa.—Llevo esperando a que alguien me abra 10 minutos.

—Estaba en casa de Calum.–Digo mientras abro la puerta de mi casa y la dejo entrar.

—¿De quién?–Pregunta Melissa confusa.

Olvidaba que Melissa y Trish no sabían nada del tema.—Del chico de la apuesta.

La castaña se queda unos segundos pensativa y luego hace una exagerada mueca de sorpresa.

—¿Qué se supone que hacías allí?

—Es una larga historia.–No me gusta ocultar cosas a mis amigas pero este tema prefiero guardármelo para mi hasta que sepa algo más de él.

Sinceramente no sé que me atrae a saber más de él, quizás la curiosidad de por qué no lo había visto antes o si realmente está diciendo la verdad.

Melissa frunce el ceño.—¿Ahora vas a casas de chicos guapos y ni me cuentas qué hacías allí?

—No pasó nada de lo que seguramente estás pensando.

—Menos mal, no quería ser tía tan pronto.–Bromea y ambas subimos a mi habitación.

//

No suelo salir al jardin por la noche, realmente mi vecindario no es especialmente bonito, pero esta noche algo me dice que tengo que hacerlo.

Y no me arrepiento.

Aún quedan unos pequeños rayos de sol en el cielo, el atardecer está prácticamente acabando y el cielo se encuentra lleno de nubes en distintos tonos de naranjas y azules.

Me siento en el césped y me abrazo las rodillas mientras observo como cada vez hay menos luz y las farolas de la calle se encienden poco a poco.

Cuando siento algo hacer cosquillas en mi pierna doy un respingo, al ver a Max me tranquilizo, aunque ¿qué hacía él aquí?

Le acaricio y observo un pequeño papel enganchado en su collar.

Lo agarro y lo desdoblo "¿Qué opinas de los chicos que mandan notas a través de su perro?"

Desvío mi mirada a la izquierda y veo a Calum apoyado en la verja que separa nuestros jardines.

—Raro, igual que los que se dedican a observar a sus vecinas en el jardín.–Hablo divertida mientras una sonrisa se escapa de mis labios.

Me levanto y cojo a Max en brazos.

—No soy un acosador como tú.–Bromea mientras me señalaba.

—¿Perdona?–Levanto una ceja.—Creo que vamos empate.

Le doy a Max de vuelta y él comienza a acariciarle.

—Siento si te molesté esta mañana.–Me muerdo el labio inferior nerviosa.—Es que tengo demasiadas preguntas y...–Dejo la frase en el aire esperando a que él diga algo.

Se tensa.—No me molestaste.

Después de eso reina un incómodo silencio entre nosotros.

—¿Tienes planes para mañana?–Pregunta Calum y siento como está algo incómodo.

Titubeo.—¿No?

—¿No?–Vuelve a preguntar él con sorna.—¿Eso ha sido una pregunta o una afirmación?

—¿Por qué lo preguntas?–Evito contestar a su pregunta haciéndole otra.

—Tengo que llevar a Max al veterinario y pensé que como la encargada de Max que eres querrías ir, solo para comprobar que no lo robo o algo así.–Su tono es vacilante.

—No sé, supongo que debo hacer bien mi trabajo.–Hablo con un fingido tono de responsabilidad.

—Perfecto, mañana pasaré a buscarte.–Dicho esto se da la vuelta y desaparece dentro de su casa.

Me quedo allí plantada, delante de la verja de su casa, seguramente con la sonrisa tonta en la cara que me ha causado que me invite a ir con él.

En cuanto me doy la vuelta y entro dentro me percato de que ni siquiera conozco a ese chico.

Pero yo sé que pronto descubriré todo lo que quiero saber.

truth or dare; cthNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ