Realidad cruel realidad

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Durante los primeros meses del nuevo año, nuestra situación económica estaba lo suficiente boyante y bien, para permitirnos poner internet en casa. Aprovechamos para investigar un poco más sobre la raza de Mushu. Ahora sí se parecía casi por completo a los adultos que vimos en aquella enorme jaula, estaba más bonito que nunca, con su pico rojo oscuro.

Al parecer cuando son pequeños tienen el pico naranja, cuando son adultos es cuando toma ese color rojo. El resto de su plumaje también sufrió un ligero cambio, su tono era más intenso. Mushu tenía algunas diferencias más, pero ya las contaré un poco más adelante.

Buscamos muchas cosas, como ver a través de Google earth su zona de origen, más información sobre sus característica, etc... Descubrimos porque era tan importante esperar entre las tomas de papilla, acompañadas de imágenes casi dantescas. La explicación era simple, cuando están digiriendo la comida, no es conveniente interrumpir su proceso. Es importante y grave si no se vigila, interrumpir la digestión, provoca en su buche algo parecido a la fermentación (lo cierto es que no recuerdo con detalle si era ésta la palabra que usaban, pero el resto de síntomas sí), que de forma lenta y definitiva los mantiene inflamados, no digieren la comida y al final se pudre la papilla en el buche. Es fácil imaginar el resultado de la aparente indigestión. Mis miedos estaban más justificados de lo que jamás imaginé.

Los horribles finales no terminaban con la mala digestión. También sucede que la papilla puede acabar por introducirse en sus vías respiratorias. Los obstruye de forma parcial, es tan difícil saber si eso pasa o no, que lo frecuente es que fallezcan días después, sin llegar a entenderse o sospecharse la causa. Mi mala experiencia con Mushu, volvió a mis recuerdos, agradecí una y otra vez mi buena suerte.

La información que encontramos seguía y seguía dando lo peor. Darles de comer con sonda es tan difícil como uno imagina o incluso más. Se daban casos que confundían dar de comer con sonda con que el animal era un tragasables. Casos en los que no comprobaban la correcta temperatura de la sonda o la papilla... vomité y vomito, superar eso me llevó mucho tiempo. Recordarlo me ha revuelto el estómago a día de hoy, otra vez.

Detalles escabrosos con relación a la importancia de la higiene, tras darles la papilla y no limpiar de forma correcta su boca y alrededores. Parece poca cosa, hasta que leías sobre los hongos que se forman en las juntas de sus picos, causando entre otras cosas: la deformación del pico, el de arriba se giraba y alarga deforme hacia un lado y el de abajo hacia el otro o peor todavía, se desarrolla demás o de menos. En algunos casos sucede la imposibilidad de la oclusión bucal ya que la acumulación de estos hongos lo impide dejando secuelas. Tratarlos es complicado, no se pueden quitar de cualquier forma, ya que pueden levantar la piel y producir heridas...

También es importante recordar limpiar la zona de la cloaca, porque puede producir eccemas, dermatitis, que las plumas se enconen y produzcan infecciones de piel. Sin olvidar, que al ser aves tan diminutas cualquier tratamiento puede ser más dañino que curativo. Son muy pocos los casos que consiguen sobrevivir a los tratamientos, y aún menos, si este incluye algún tipo de antibiótico sea por vía oral o no.

Mi alegría por superar aquella etapa en el crecimiento de Mushu llegó a su máximo esplendor al saber todo aquello. No es que sea imposible criar a estas aves, es que son más delicados de lo que la mayoría de vendedores de animales reconocen.

Mi hermana al oír mis anécdotas sobre Mushu y conocerle, decidió hacerse con uno. Le conté todo, tanto lo bueno como lo malo. No olvide avisarle sobre la cantidad de popós que hace al cabo del día, sin consideración, dónde ponía el culo ponía el popó y dónde caía este, le daba igual. Mis recomendaciones con la papilla y todas las experiencias que viví, más las nuevas leídas. Se podía decir que ella sí tuvo un largo asesoramiento sobre todo lo que implicaba tener un agapornis papillero.

Hola, me llamo Mushu ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora