Jaime y Mushu

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Con Jaime, Mushu se comportaba distinto. Desde que el ave era pequeño no lo siguió con mucho afán. Es más, se comportaba con Jaime como si fuera el "hermano" pequeño y Mushu le prestaba atención, la mayoría de ocasiones, bien cuando le veía algo en las manos o comía, con intención de quitarle el objeto o robarle su comida; o bien cuando Clara estaba ayudando o hablando con Jaime, colocándose en medio de los dos, soltando "chuis" o su nuevo sonido favorito: "chúplib". Desde que Mushu volaba, su trato era algo distinto hasta cierto punto, ya que cuando el niño salía a pasar la tarde fuera, en ocasiones podíamos oír que mientras éste jugaba, gritaba cada dos por tres: «Mushu no». Más de una vez, Jaime llegaba con éste cogido y entraba a casa protestando sobre el acoso de Mushu, hacia sus amigos y él, dejando al ave encerrado y pidiendo que no le dejásemos salir porque en resumen, le hacía la puñeta. Resultaba inútil, puesto que Mushu conforme Jaime salía por la puerta de casa, éste a su vez se iba hasta la ventana de la terraza y se iba volando.

Mientras estábamos en el huerto, hablando con los familiares o vecinos que nos reunimos allí, Jaime venía con Mushu en la mano, quejándose de que estaba molestando a su amigo Andrés. A ese niño no es que le molestase, más bien lo acosaba y poco menos que lo sometía. Cuando Mushu se obsesiona por alguien poco podíamos hacer, sólo con paciencia e insistiendo mucho, conseguíamos quitarle alguna manía y en este caso fracasamos porque al niño a pesar de verse obligado a soportarlo en el hombro cuando a Mushu le venía en gana, le gustaba el pequeño ave. Soportaba sus popós tanto o igual que nosotros, para desesperación de sus padres. En alguna ocasión los escuchamos quejarse y reñirle por permitírselo, como si de modo habitual se desease presumir de tener un popó con forma de ensaimada en el hombro o espalda, cuando no un amasijo verde a parches blancos pastoso. Según supimos por Jaime, cuando Andrés estaba en casa de su abuela y Mushu se colaba en ésta, era con quien más tiempo pasaba después de su abuela, y encima, las visitas que Mushu le hacía, sucedían con tanta frecuencia, que acabó llegando a conocer a otros familiares de esta señora, a los que de igual forma, escandiló con su habitual encanto único y personal.

Jaime era un gran aficionado a grabar cosas en plan entrevistador, reportero contando algún suceso improvisado, narrando algún cuento donde los protagonistas eran Mushu con otros juguetes y algunas películas. Según me ha comentado, en general el ave hacía el papel de: Mushu "el destructor". Le endilgó el papel del villano, porque en una de sus grabaciones mientras le presentaba los gusanos de seda, que su amigo Andrés le regaló, el muy bestia intentó comerse uno. En otras ocasiones destrozaba el escenario como si fuese "Rodan", destruyendo y mordiendo los juguetes a su paso, para desesperación del niño.

Tal cual como en este video me los imaginaba yo, ya que a mi no me dejaba verle grabar. A Mushu sólo le faltaba poder soltar rayos por la boca, pero lo demás no debía andar muy lejos de la idea. Los efectos de sonido se los montaba Jaime solo, como la caída de los edificios que eran bloques de construcción; o la creación de las voces de los distintos personajes; todos menos los del pequeño ave, con los "chuis" rabiosos que Mushu soltaba picoteando algún trasto, sobraba. Y si tenía que hacer que lloriquease o pareciese herido le sujetaba y le daba apretones con la nariz. No es que le hiciese ningún daño, es que el ave era muy quejica en ocasiones y cuando Jaime le cogía y lo acercaba a su cara parecía esperarse lo peor y soltar "chi chi chi chi chi" al ritmo de sus toques. En otras ocasiones para que sus "chuis" sonasen sin que se le viese la cara a Jaime, lo acercaba despacio hacia su cara y fingía que le iba a morder o a comérselo, Mushu cerraba los ojos soltando "chuis" desesperado y a final intentaba huir.

Hola, me llamo Mushu ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora