- Siempre me gustó el nombre de tu madre...
MinHo giró el rostro para mirar el perfil de TaeMin; sus ojos estaban brillantes, sus mejillas estaban pintadas por el surco de sus lágrimas, su mentón temblaba y medio sonreía al ver a su hija jugar con su abuelo.
Recordaba cuando una tarde estaban echados en la cama hablando de sus vidas. MinHo le había contado de cómo su padre había emigrado a Estados Unidos desde Corea y enamorado de una norteamericana que lo ató a quedarse en el país extranjero. Le dijo de lo difícil que había sido para su madre quedar embarazada y cómo su nacimiento, fue tan esperado y bendecido.
Lilian Marie, se llamaba su madre y TaeMin siempre le había manifestado lo hermoso que sonaba su nombre y que se imaginaba que era una mujer pequeña pero muy hermosa y cariñosa. MinHo le había dicho que sí, que era bajita, con mejillas regordetas pero que daba mucho amor, sobre todo a través de la comida.
- Por eso le puse Lilian – admitió mirándole.
El mayor apartó el rostro, volviéndolo hacia la niña. Sí que se parecía a TaeMin, mucho.
- Lilian por su abuela, Choi por su padre... - susurró el castaño
- Pensé que JongIn era Kim – musitó distraído.
- Tú eres su padre MinHo...
MinHo le miró. TaeMin lloraba silente. No estaba mintiendo, no lo hacía y en su corazón, MinHo sabía que aquello era la verdad. Volteó el rostro otra vez, el capitán Lee sostenía a la niña en sus brazos y cuando encontraron sus miradas, el hombre asintió, suponiendo qué era lo que su hijo le había confesado y quitado las palabras.
Retrocedió un par de pasos, su corazón latía descoordinado al igual que su respiración, sus manos temblaban y podía sentir una crisis de pánico y ansiedad embargándole. Inspiró caminando de un paso a otro, con las manos en sus caderas, luego una en su frente, otra en su pecho, todo en movimientos torpes y sin sentido.
No le importó ponerse a llorar, esto era demasiado. Mucho por oír, mucho por asimilar, mucho por asumir.
- MinHo
- No... - susurró impidiendo que TaeMin se le acercase – No, me toques
- Déjame, deja que te explique...
- ¿Qué? ¿Qué es lo que me vas a explicar? – le dijo hablando con dificultad – No, es mentira... esto no es cierto, me estás mintiendo otra vez, yo... no te creo
- Sabes que es verdad... - susurró el castaño acercándose con cuidado – Mírala, es... cada día se parece más a ti
Y lo hizo, MinHo la estaba mirando y era dolorosamente hermosa, y parecida a él en muchas formas; en sus ojos grandes y oscuros, en su nariz, en su cabello.
- ¿E-es, es mía...? – preguntó tocándose el pecho - ¿Es mía?
- Lo es – le confirmó TaeMin – es nuestra...
- No, no, no...
El llanto de MinHo salió ya sin ser contenido, su voz se quebró y sus lágrimas eran torrentes que caían por sus mejillas hasta su camisa, o al suelo bajo sus pies. El aire le estaba faltando dolorosamente mientras que las palabras de TaeMin se repetían en su cabeza una y otra vez, haciéndolo sentir mareado: 'Tú eres su padre MinHo'. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Eran tantas las preguntas, tantas las cosas que quería saber, estaba tan confundido e incrédulo.
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[ Casualidad ]
Romance•2Min• "Cuando el destino te devuelve lo que creías perdido" Era una mala idea. TaeMin lo supo desde que vio a KiBum en la puerta de su departamento aquel viernes por la noche. Lo peor de todo, era lo mucho que a él le costaba decirle que no a su...