Capítulo 25. Los secretos

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Nidia se sentó en la arena con Selena, que miraba pensativa el mar. Las dos acababan de perder a dos personas valiosas para ellas. Las dos sentían un vacío en el pecho. Pero sus lágrimas se habían agotado, habían llegado a un punto en el cual no dolía... sólo notaban la ausencia.

-¿Sabes? Samira al principio me pareció fría, pero cuando vino a buscarnos para ayudar a Isaac parecía desesperada – comentó Nidia.

-Sí, parecía más humana – dijo Selena -. Lo mismo me pareció al principio con Isaac. Ambos estaban aburridos, como si vivir para ellos fuese una función más. Pero comenzaron a sentir.

-Nash ha creado sus propios enemigos – sonrió irónica Nidia -. Se levantaron contra ella, pensaba que no podrían tener esa clase de sentimientos.

-Un grave error – asintió su amiga.

Nidia se dejó caer hacia atrás y observó el cielo despejado. Se preguntó qué estaría haciendo Nehira, si estaría bien o si, por el contrario, había sufrido el mismo destino que Eileen. Le dolía estar acostumbrándose a esa clase de pensamientos, pero, en un mundo como aquel, era lo mejor. No sabía cuándo aparecería Nash con uno de sus trucos y acabaría con la vida de otro de sus amigos... o de ella misma. Todo había comenzado de una manera tan sencilla. No podía creer que aquella decisión inconsciente los había llevado allí.

-Estás pensando en cómo empezó todo, ¿verdad? – preguntó Selena.

-En ese momento no podíamos ni imaginar que esto pasaría – dijo Nidia.

-¿Quién podría haberlo imaginado? – interrumpió Kahina.

Se sentó junto a ellas y se estiró. Llevaba una hora practicando con sus garras, ayudada por Anil y Edric, para controlarlas mejor en caso de que volviesen a atacarlos.

-Alexander llevaba días desaparecido y ellos se comportaban de una manera muy rara – recordó Nidia -. Parecían nerviosos, inquietos. Los cazadores sí sabían lo que ocurriría. Bueno, al menos algunos de ellos. Boris, Edel, Alvin, Lori, Masha y Bruno estaban tan confusos como nosotros con la actitud de sus amigos.

-Ellos no sabían nada – dijo Rafael, acercándose a ellas -. Simplemente estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado y Nash los trajo con nosotros. Sólo eligieron bando.

-Fueron arrastrados a Nash, entonces.

-Más o menos – asintió él -. Vosotros, en cambio, os lanzasteis de cabeza.

-"¡Hay algo mal aquí!" gritó Ainelen al veros persiguiendo a Alexander – sonrió Kahina.

-"Esto no es justo" añadiste tú – dijo Nidia riendo -. "¡No podemos permitir que los mayores ganen! ¿Y nuestra venganza?"

-Es verdad... Nuestra venganza, llevamos años con ella – comentó Kahina -. Porque ahí no éramos guardianes y cazadores, sino pequeños y mayores. Cuando volvamos, la prepararemos, esta vez en serio – añadió con confianza.

-Entonces llegó la pregunta: "¿Queréis proteger a la lagartija?" – continuó Selena -. Una voz neutra, un tono frío. Y nosotros supimos rápidamente quién era la lagartija, porque nosotros lo habíamos llamado así más veces. Es extraño que lo hubiésemos identificado con su tótem antes de saber siquiera lo que era.

-Y respondisteis que sí – terminó Rafael -. Para nuestra desgracia, aquellos niños se unieron a la lagartija y, sin esperarlo, nos vencieron.

-Lealtad, confianza...

-¡y polvo de hada! – bromeó Nidia interrumpiendo a Kahina.

Todos rompieron a reír.

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