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Ophelia sintió un ardor impactar en su mejilla y continuó corriendo.

A la distancia, aún podía escuchar los gritos de Embry llamándola,

y entretejidos en los de éste, los del adorable Seth.

Cuando le había exigido una explicación acerca a de las actitudes de ambos muchachos, empezaron a discutir y empujarse.

Jake tuvo que traer a Quil y a Leah para separarlos,

pero ni siquiera así pudieron evitar que Ophelia viese como los muchachos se destrozaban entre brutales golpes.

No estaba muy segura, pero casi juró ver que sus ojos cambiaron y escuchar un crujido en sus ropas.

Así que huyó.

Adentrarse en el bosque no era un gran problema para ella,

Ophelia había nacido y pasado cada año de su vida en Forks,

y su padre disfrutaba acampar y llevarla como acompañante.

Cuando vivía, por supuesto. Actualmente, sus abuelos no eran ni un poco aficionados a las actividades al aire libre.

Pero aquella tarde, el bosque no lucía para nada agradable.

Los árboles se cernían sobre ella como figuras macabras, y sus ramas se contorsionaban arañando su rostro.

Un terrible dolor le punzó la cabeza,

llevándola a caer al suelo de rodillas.

"¿Qué está pasando?" se atrevió a preguntar a lo que ella creía, era la nada. Una rama crujió. "¿Quién está ahí?"

"¿Cómo es que puedes verme?" Dijo una voz ronca y profunda. Ophelia se tensó. "No se supone que soportes mi presencia."

"¿Por qué no lo haría?" Inquirió confundida. El dolor de cabeza se esfumó y fue sustituido por una leve ola de náuseas.

Se giró, con una gran exhalación, y se mostró sorprendida al ver a un muchacho alto y con el cabello rubio frente a ella.

Era tan hermoso;

sus facciones como las de una escultura renacentista, y la piel le brillaba tal cual mármol encantado.

Todo en él emanaba algo que atraía a Ophelia a la perdición,

a excepción de sus ojos, rojos como rubíes, que centelleaban con vivacidad.

Y en el fondo, una chispa de reconocimiento.

¿Por qué aquel muchacho le resultaba tan familiar?

Él esbozó una tímida sonrisa, que le heló los huesos.

Y entonces lo supo.

"Creo que es algo obvio" murmuró. "Soy un vampiro."

Laredo; Seth ClearwaterWhere stories live. Discover now