Capítulo 13 "-¿Adam...?"

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En multimedia: Emma frente al espejo.

Mis párpados se remueven con cansancio y lentamente los voy abriendo.

La luz del día se filtra por la ventana y hace que vuelva a entrecerrar los ojos.

"Duerme Emma"

La voz de Adam se filtra en mi mente y no puedo hacer otra cosa más que sonreír.

Muy entusiasmada y reconfortada me volteo hacia el otro lado de la cama y extiendo mi brazo para sentirlo, sin embargo, mi mano cae sobre las sábanas. Frunzo el ceño y rápidamente me incorporo abriendo los ojos.

¿Dónde está? ¿Realmente quería que esté aquí? 

Soy tan tonta. Ayer fue solo un desliz para mí, todo eso es imposible. En absoluto.

Me estiro sobre la cama para alcanzar mi celular y revisar la hora. Son las ocho de la mañana.

¡LAS OCHO DE LA MAÑANA!

Wow, sí que me he despertado temprano el día de hoy. Tomaré eso como un indicio de que todo está mejorando.

Le doy otra mirada a mi celular. Ocho llamadas perdidas de Daniel. Tres llamadas perdidas de mamá.

Oh, oh.

Por mi salud física y psicológica vuelvo a dejar mi celular sobre la mesita, me encargaré de ellos más tarde, ahora no tengo ganas de escuchar un sermón.

Me levanto de la cama y observo mis piernas, los moretones ya no están, aunque siguen con un ligero color rojizo.

Me dirijo a la puerta, pero justo antes de salir, por algún motivo mi mirada se dirige a la ventana. Cambio de dirección y me acerco a ella en forma cautelosa. No tiene seguro y está ligeramente abierta.

Frunzo el ceño mientras la cierro  y ahora sí me dirijo abajo.

Bajo las escaleras con mucha lentitud, todo está en absoluto silencio, tanto silencio que por un momento me siento agobiada.

-¿Adam...? -hablo y atajo mi respiración.

De forma cautelosa bajo todas las escaleras y me dirijo hacia la cocina.

No hay rastros de nadie.

Una vez que examino todo el lugar, incluyendo la sala de estar, los baños y las habitaciones, me doy por vencida.

Un nudo se empieza a formar en mi garganta y los ojos me empiezan a picar amenazados por las lágrimas.

Él no pudo irse así nada más... ¿En serio creí por un segundo que fue realmente sincero? Probablemente lo haya dicho para poder torturarme luego con esa mierda.

Respiro hondo varias veces para intentar calmarme. Y lo logro, no dejo que ni una sola lágrima recorra mi mejilla.

Aunque quizás algo pasó en la madrugada y tuvo que irse, hay una pequeña posibilidad de que no haya huido.

Espero no estar pensando esto solo para defenderlo porque yo misma me golpearía por masoquista.

Entonces escucho el timbre retumbar por toda la casa y de un brinco voy corriendo para abrir la puerta.

Se nota que no quiero verlo...

Casi vuelvo a tropezarme con la alfombra pero afortunadamente lo evito y logrando así llegar hasta la puerta con el corazón apunto de salirse de mi pecho.

ADAM (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora