IX

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Por la mañana fuimos al desayuno, como todos los días. A lo lejos miré venir a Apolo, lucía exageradamente mejor que el día anterior. Eso me alegró pues un día antes parecía una flor a punto de morirse. Venía encantadoramente vestido con unos jeans y la camiseta del campamento, que se le veía condenadamente linda, también traía un abrigo para el invierno que lastimosamente había llegado ya.

— ¡Papá dios Apolo! —gritó Karissa a Apolo. Él le dio una sonrisa desde la mesa de la cabaña 7 y lanzó un saludo hacia nosotros—. ¿Puedo ir con papá? ¿Puedo? ¿Puedo? ¿Pueeeedo? —preguntó alargando la última palabra.

—Primero termina tu comida y después veremos —respondí.

Ella puso su cara de perrito abandonado en un charco en medio del frio. Suspire.

—Bien, llévate tu plato —dije vencida.

Claro, los demonios infernales no son problema pero no puedo con una carita así.

Nunca me canso de ver lo lindos que son Karissa y Apolo, dos de mis personas favoritas en el universo juntas. Me llenaron de tanta satisfacción y alegría que decidí consentir a ambos ese día, después de todo estaba libre.

Así que, sabiendo que Apolo tenía clase de arco al medio día quise llevarle una bebida fresca y de paso a todos los semidioses de la clase. Apolo, en especial, se merecía un pequeño cariño por afrontar valientemente su día.

Primero, tuvo un duro entrenamiento con Sherman Yang de Ares, con eso lo digo todo. Y después música, para terminar con el entrenamiento con el arco, del que con mis ojos pude darme cuenta que Apolo era asquerosamente falto de talento.

***

La carrara e carros organizada por Harley era un desastre que no me parecía bien. Me agradaba ese chico pero tenía la delicadeza de un hijo de Ares. No había planeado nada cuidadosamente, ni tampoco había puesto reglas para que nadie sufriera un año severo... aunque a nadie le importaba, todos fueron felizmente a participar. Con la excepción de Harley y Nissa, ambos hermanos hijos de Hefesto, Karissa y yo, fuimos los únicos semidioses que no participamos en la competencia.

Para dar comienzo a la serie de desfortunios, Harley comenzó la carrera abruptamente tirando a todos por un hoyo hacia el laberinto, donde ocurriría la carrera. Hasta Quiron se quedó un poco pasmado pero se recuperó al instante, no por nada lleva siendo el maestro de Héroes desde tiempo inmemorables.

Con Karissa de la mano, fui hacia donde estaban Harley y Nyssa sentados esperando a que la carrera terminara. Esta consistía en buscar una manzana de oro previamente colocaa en el laberinto y el primero en regresa –vivo- ganaría.

—Tienes la delicadeza de un cactus en medio del desierto, Harley —le dije al chico a mi lado.

Él hizo un mohín.

—Así es más divertido. ¿Qué hacían antes aquí para divertirse? Si esto te parece mucho me imagino que era aburrido antes —dijo ahora riendo junto a su hermana.

Hice memoria. No había pasado tampoco demasiado tiempo en el campamento o más bien permanecido el periodo suficiente como para meterme a las actividades. En ese momento me di cuenta que más que campista era una especie de policía atraída cada que había problemas.

De hecho, la primera vez que pise el campamento fue por el problema del ladrón del rayo. Tal vez Harley tenía razón y estaba siendo demasiado "Mamá de los pollitos". Forcé una sonrisa y dije:

— ¿De qué hablas, cariño? Cuando tu hermano Leo regrese junto a Jason y Piper, y los semidioses viejos que fueron a la universidad, entonces les enseñaremos a los novatos lo que es una competencia.

Madre De HéroesWhere stories live. Discover now