Capitulo 20

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La clase transcurrió igual que siempre, tocó el timbre y todos salieron corriendo, otra vez. Cuando todos ya estaba afuera guardé mis cosas y caminé hacia mi casillero, donde estaba Sahara, en cuanto me vio una sonrisa se formó en su rostro.

-hola-saludé con una sonrisa mientras depositaba un beso en su mejilla.

-Pensé que ya te habías ido, ¿quieres hacer algo hoy?- preguntó con una sonrisa.

-Claro que si-asentí- ¿quieres ir al Mac Donald's de aquí cerca?-pregunté mientras dejaba los libros dentro del casillero. La verdad que si se me antojaba una hamburguesa.

-¡Claro!-volvió a sonreír.

-¡Sahara! ¿Dónde estabas? Te estuve buscando toda la mañana!- se quejó una chica, de su altura, cabellos castaño y ojos claros.

-Lo siento Lu, me olvidé por completo-me miró con una sonrisa- Fer, ella es mi hermana Luna, Luna, él es Fer...

-¿ese es el chico del que no dejas de hablar? ¡Mucho gusto! Debes tener paciencia de sobra como para poder aguantarla todos los días- solté una sonora carcajada a lo que Sahara golpeó a su hermana en el brazo para luego bajar la mirada avergonzada.- bueno, ¿vamos?-preguntó.

-En realidad iba a ir con Fer al Mc...

-¿Por qué no vienes con nosotros?-pregunté.

Ambas se miraron y sonriendo asintieron repetidas veces.
Luego de llegar los tres pedimos un combo cuarto de libra con una Coca-Cola grande. Nos sentamos en una mesa cerca de la ventana y así fue nuestro almuerzo, entre risas y charlas. Cuando terminamos las dos me pidieron que las dejara en el instituto, que ellas luego irían a su casa, luego de negarme como mil veces, aceptaron en que las dejara en su casa.

-¿Dónde es?-pregunté mientras miraba las casas.

-es aquí-dijo Lu en un susurro.

Paré el auto y ellas bajaron, luego bajé yo y quedé mirando la casa que tenía frente a mí.

-Hogar para niñas...-leí en voz alta.

No lo recordaba... ya había dejado a Sahara aquí antes.
Las mire con los ojos bien abiertos y luego otra vez a la casa.

-Somoshuérfanas...-habló ahora Sahara.

Algo en mi se llenó de legaría y esperanza. Son dos, dos hermanas mellizas. Dos niñas sin familia. Por favor que esto sea lo que estoy pensando.

-¿Pueden esperar aquí un momento?-pregunté casi sin voz.

Ambas asintieron algo dudosas, me alejé un poco y llamé a mi papá.

Llamada telefónica:

-Hola?

-papá, tengo que decirte algo, pero tómatelo con calma.

-qué hiciste ahora?-soltó un suspiro.

-papá,creo que encontré a las mellizas.

••••

-ahora si, dime todo otra vez-dijo mientras abrazaba a mamá.

Les conté todo, desde que conocí a Sahara hasta que las dejé a la dos en ese hogar. Llamamos al hogar un par de veces pero nadie respondía. Así que sin más mi padre decidió ir allí..
Cuando llegamos los tres bajamos con el corazón en la boca, toqué la puerta mientras que mi madre se secaba las lágrimas. Luego de un par de minutos, una señora abrió la puerta y sonrío tiernamente.

-¿puedo ayudarlos en algo?-preguntó sin borrar la sonrisa de su rostro.

-si...queríamos hablar sobre dos chicas de 15 años-habló mi padre- ellas se llaman Sahara y Luna.

La señora abrió un poco más la puerta y nos hizo entrar a uno oficina bastante estrecha pero cómoda.

-siéntense por favor.-mis padres se sentar en las sillas que estaban frente al escritorio y yo me quedé parado al lado de mi madre mientras acariciaba sus hombros para que se tranquilizara- bueno, ahora si, ¿qué es lo que quieren saber de ellas?

-Mire señora...hace 15 años me robaron a mis bebes-sollozó mi madre- hablamos con diferentes hospitales, hasta que en uno nos dijeron que habían recibido a dos bebés de dos meses hace 15 años, pero que luego el orfanato a dónde habían sido trasladadas había cerrado...hace poco mi hijo conoció a una de esas chicas...ambas son muy parecidas a él...y queríamos saber si saben algo de sus padres...para ver si ellas pueden ser nuestras hijas-dijo al borde del llanto.

-entiendo-se aclaró la garganta- por lo que sabemos de ellas fueron entregadas a un hogar hace unos años, el cual fue clausurado, de allí vinieron un grupo de chicas, del cual formaban parte Sáhara y Luna. De sus padres no sabemos nada...pero, creo que podría ayudarlos...-sacó unos papeles de debajo de si escritorio y lo puso frente a mis padres- si ustedes están de acuerdo y firman este papel, podemos hacer un análisis de sangre para ver definitivamente si ellas son sus hijas...solo que tendremos que hablarlo con ellas primero para ver si están de acuerdo con esto.

Mis padres se miraron por unos segundos y luego sintieron.

-bien...acompáñenme por favor.

Caminamos hasta una habitación con unas cuantas camas y roperos viejos. En ella estaban unas cuantas niñas jugando y sentadas en una cama se encontraban Sáhara y Luna. Cuando nos vieron los ojitos de ambas se abrieron de golpe.

-chicas...¿podemos hablar con ustedes?-preguntó la señora. Ambas asintieron. Luego de contarles todo ellas accedieron a realizar los análisis.

-entonces...¿tú puedes ser nuestro hermano?-pregunto Sáhara con una sonrisa y unas cuantas lagrimas cayendo por sus mejillas.

Asentí mientras las abrazaba a las dos y luego dejé pequeños besos en sus cabecitas, si ellas son mis hermanas...yo sería el más feliz del mundo...quiero que sean ellas, quiero que ellas sean mis hermanas.

••••

Una vez ya en el hospital ambas se sentaron a mi lado y tomaron mis manos. Así nos quedamos unas tres horas hasta que salió un doctor con los resultados anotados en una tablilla.

-¿Familia Foster?

Los cinco nos paramos y el doctor sonrío.

-Disculpen la tardanza, sucede que estamos cortos de personal y nos retrasamos bastante con análisis que se realizaron antes.

¡Ya callate!
Dios, ¿no puede solo decir los resultados y marcharse? Después de todo le pagan para trabajar, no para  ser sociable.

-¿Y los resultados qué dieron?-Preguntó papá ya cansado como yo, ¿qué puedo decir? La paciencia no es algo que caracterice a nuestra familia.

-¡Ah si! Aquí están los resultados-tomó un sobre verde y se lo extendió a mi padre, lo tomó rápidamente y los cinco nos sentamos, mientras mirábamos el sobre que tenía mi padre en sus manos.

-Quiero decir una cosa-dijo papá- si llega a ser que no son nuestras hijas...con Agus hablamos y, queremos adoptarlas-las dos se miraron con lágrimas en los ojos y cada una abrazó a uno de ellos.

-sea lo que sea que diga ahí, ustedes van a ser nuestras hijas-susurró mamá con lágrimas en los ojos.

Una vez que se sentaron mi padre abrió el sobre, desdobló la hoja y luego de leer los resultados nos miró a los cuatro.

-Dio positivo, son nuestras hijas.

Los cinco nos paramos a la vez y nos fundimos en un gran abrazo, mis hermanas, al fin...las habíamos encontrado. Esta vez nadie las alejará, y no permitiré que Raúl se acerque a ellas, sino lo mataré con mis propias manos.
Una cosa menos, ahora solo queda averiguar el resto de la historia.

Mi Razón De VivirWhere stories live. Discover now