Regreso

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Leiko siguió caminando sin rumbo hasta que vio a un hombre que luchaba contra los dos hermanos ghouls, que parecían luchar con movimientos sincronizados.

Después de varios movimientos y ataques de ambos contrincantes, Amon ganó.

Ella sacó su kagune y le cortó el paso, llamando la atención del hombre.

"Amon Kotarou" dijo ella. "¿Me recuerdas? Soy tu contrincante, la del otro día." Él suspiró, como si hubiese recordado.

"¿A qué te referías?"

Ella rió con sarna.

"No te creas que por ser humano eres mejor que nosotros. He estado toda mi vida intentando hacer creer a ambos ghouls y humanos que somos iguales. Pero nadie me hacía caso. Somos todos asesinos. Ambas razas. Porque, que prefieres ser, ¿la ola o el castillo de arena?" Después de formular su pregunta, se impulsó hacia arriba, dejando a un desconcertado Amon detrás.

Aterrizó en una especie de terraza, y ahí vió como un Ghoul se estaba comiendo el kagune de otro. Sus ojos se abrieron al tope cuando descubrió que la Ghoul que estaba siendo atacada no era otra que su mejor amiga, Touka Kirishima, y que el agresor era Ayato, el gran traidor. En un abrir y cerrar de ojos, se lanzó contra él, apartándolo de su inconsciente amiga.

"Vaya. No pensé que fueses capaz de vencerle" dijo Ayato con un tono burlón. Se sorprendió bastante al ver que Leiko no parecía molesta por su comentario hipócrita, pero se mantenía inexpresiva, su cabellera blanca, la cual una vez fue negra, se movía a merced del viento.

Tenía un aura mucho más alarmante, y creaba una sensación de inseguridad tremenda.

Daba miedo.

Parecía un monstruo.

Sus ojos rojos no tenían brillo y estaban vacios, parecían dos hoyos interminables.

Sus labios no mostraban esa sonrisa que siempre poseían, y hacia que Ayato se sintiese apenado por haber perdido a la única chica que realmente llegó a captar su atención.

"Ayato" su voz se quebró, y en un abrir y cerrar de ojos estalló en llanto. "¿Por qué? Yo... yo... te- te quería" dijo en un mero susurró, cada palabra quebrando su corazón frágil.

Leiko se cubrió el rostro, presionó sus ojos intentando parar sus lágrimas y maldiciéndose por hacer que Ayato viese su lado más vulnerable.

"Lo siento." El cuerpo de la chica de tensó. Esperaba una carcajada, que él de riese de ella y de sus pensamientos estúpidos. "Lo siento" lo repetía una y otra vez, como una melodía, haciendo que Leiko se creyese sus palabras.

Ayato se acercó a ella y la abrazó fuertemente. A pesar de que ella intentase hacerse la fuerte, lo segura que se sentía en sus brazos provocó otro mar de lágrimas.

"Tenías razón" declaró la chica. "Tanta razón. Estaba cegada. Mi padre y tú. Siempre me intentásteis abrir los ojos. Los humanos son repugnantes. Les odio. Es por eso que... me uno a Aogiri. " sus palabras estremecieron al mayor.

Acarició su cabello y la calmó. La susurró que él estaría con ella por siempre, y que todo estaría bien. La hizo reír a pesar de todo por lo que había pasado... pero sabía que nada iba a ser lo mismo.

Leiko había cambiado.

Y eso no se podía arreglar.

Todo era su culpa.

Y se arrepentía enormemente.

Único en su clase (TOKYO GHOUL) {AYATO KIRISHIMA X TÚ}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora