Capitulo 9

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Cuando Dipper me tomaba de la mano frente a todo mundo, podía sentirme capaz de cualquier cosa. Cuando Dipper me dedicaba eso ojos llenos de cariño y dedicación, me sentía a salvo y ridículamente feliz. Cuando Dipper besaba mi frente, sentía la gran ternura del gesto, diciéndome con ese simple gesto sus sentimientos.

Las manos de Dipper me apresaban la cintura, jalando me contra sí, ocupándose de mi boca, jugando con mis labios lenta y suavemente.

[...]

-Ya llegué-dije al aire, sin saber muy bien si Will o alguien estarían cerca para escucharme.

Pero apenas di un paso, Mabel salió de la cocina. Giró a verme con expresión sorprendida, e inmediatamente, apartó sus ojos de los míos.

-¿Ocurre algo?-pregunté, dubitativa.

-¿Eh? No, no, no, nada-farfulló, sin mirarme de frente. Fruncí el entrecejo, y me acerqué. Un comportamiento nervioso en ella, no era para nada tranquilizante.

Sin embargo, cuando estaba por protestar, ella corrió escaleras arriba, rumbo a su habitación. Estuve por seguirla pero mi amigo Will apareció frente a mí.

- ¿Que le pasa a Mabel? - Pregunte, extrañada.

-¿Mabel? No-­no lo sé. Seguro cosas de adolescentes...-Musitó Will con atropello. También podía sentir un poco de ansiedad en su voz. ¿Que me ocultas?

Abrí la boca para decir algo, cuando Willl se dio media vuelta, ignorándome y yendo hacía la sala. La seguí de cerca, esperando algo así como el momento indicado para hablar, pero ya no supe qué decir.

-¡Ya llegué!- Ese era Dipper. Su alegre voz me sacó del estupor en el que me había perdido.

-Hola-. Dipper se acercó sonriendo hasta mí, me tomó de la cintura, acercándome a él y luego depósito un casto beso sobre mis labios. Uno que no me molesté en corresponder.

Llevó sus manos hasta mis mejillas, las acunó, y mi corazón se descontroló. Maldita sea, cómo lo odiaba, con amor, claro.

¿Por qué era tan vulnerable frente a él?

Nada, ni mis emociones o acciones las podía controlar cuando Dipper me veía de esa forma, con sus endemoniados ojos de cachorro. Me hacia sentir tan ridículamente segura y feliz que me daban unas tremendas ganas... de golpearlo. Ok no.

- ¿Que pasa ______? ¿Te comió la lengua el ratón? -Este Masón y sus bromas —_____, vamos a la tienda.

  —No quiero—contesté casi de inmediato.  

  —No pregunté—reiteró con tono algo serio.  

Instintivamente, levanté mis ojos para encontrarme con los suyos, queriéndole preguntar qué rayos significaba eso. Pero en un dos por tres, Dipper ya estaba arriba, en mi cama, quitándome la manta de encima y obligándome a levantar. 

Y lo peor de todo era que yo no hacía nada para resistirme, supongo que quería ver hasta dónde era capaz de llegar. Nos bajamos de la altura de mi cama, Dipper tomó su suéter y luego me miró:  

  —¿Qué?—le cuestioné al ver que retenía sus ojos en mí más de lo necesario.  

  —¿No llevas suéter?  

  —... no, porque no iré—repuse, a nada de girar y regresarme a mi cama. No obstante, él me jaló del brazo hacia la puerta—. Suéltame  

  — No.

 —¡Qué me sueltes! No quiero ir —mascullé, forcejeando el brazo para librarme.

  —Ya lo sé.  

Bufé con fastidio, y traté de resistirme, aunque era consciente que, en términos de fuerza, Dipper me llevaba la ventaja. Ya estábamos por abrir la puerta principal, a punto de salir, cuando quise aprovechar un último intento por zafarme.  

  —¿Y de todas formas, a dónde demonios vamos?  

  —Ya te dije, a la tienda. Mabel me dijo que fuese por leche—dijo, al tiempo que salíamos a la casi oscura tarde. Hacía frío, pero no demasiado.  

  —Te dijo a ti, ¿por qué me arrastras contigo?  

  —Porque... porque no quería ir solo...  

Ja, se notaba a kilómetros de distancia que no supo qué decir, y eso fue lo primero que le salió. A regañadientes, y con un poco de fastidio, le seguí hasta la tienda más cercana. Uno a lado del otro, sin tocarnos o hablar. 

En un inicio, resultaba un tanto incómodo caminar pronunciar ni pío, sobretodo porque hacía bastante que no peleábamos. Pero poco a poco, le encontré demasiada diversión al asunto, pues Dipper intentaba continuamente hablar, sin éxito alguno claro.

 Pronto llegamos a un mini súper cercano, al cual nos metimos casi con prisa, ya que el frío había aumentado mucho en un par de minutos. Dipper se dirigió a los lácteos, yo me desvíe a la zona de galletas. No había comido, y amaba las de chispas de chocolate, pero para mi desgracia, al querer checar mi capital, caí en que no había traído ni un dólar.  

  —Listo, vámonos—La voz de Dipper me hizo respingar levemente; había aparecido a mis espaldas y de la nada. Entonces, antes de continuar, tomó las galletas delante de mí—. Son tus favoritas, ¿no?  

Colocó la caja de galletas entre su brazo, el que sostenía el cartón de leche, y con la mano sobrante, me cogió de la propia.Por un segundo, me congelé, no sabía cómo reaccionar ante las acciones tan veloces de Dipper. Más que eso, me sobrecogía el hecho de que me tomase de la mano en público; no era la primera vez que lo hacía, por supuesto que no, pero contábamos con un acuerdo tácito que decía: en el vecindario donde vivimos, no.

 ¿Por qué? 

Por el simple y sencillo hecho de querernos ahorrar habladurías de los demás, muchos no entenderían la relación entre jefe y empleada. Y aunque fuésemos conscientes de que nos podían ver en otros lugares que no fueran los alrededores de la casa, las posibilidades disminuían, je.

La Hermosa Dama Que Contrate Como Mi Sirvienta -Dipper Gleeful x Tn.  [Lemmon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora