Día depresivo

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El amanecer se veía venir. Todo estaba en silencio. Fue una noche normal, una más del montón. Poco a poco, los rayos del sol alumbraban la ciudad de Bahía Blanca. Un móvil de policía se encontraba estacionado en la vereda. Se podía ver a una pareja y a su pequeño hijo. Clara estaba llorando sonrojada, con el corazón en la mano. Daniel, shockeado, le contaba tartamudeando al policía sobre lo que había sucedido. Este, con libreta en mano, escribía atentamente, todo lo que el hombre le informaba. Su compañero, estaba adentro de la casa, tomándole fotos a la habitación de Emanuel, que se encontraba desaparecido.

- ¿Algún ruido en la noche?, ¿De alguna puerta, ventana o algo? - preguntaba el oficial

- No, no, no escuchamos nada extraño - respondió Daniel

Luego de un rato de interrogatorio y sacar algunas fotos, los policías marcharon hacia su móvil y entraron. Se fueron con la promesa de intentar encontrar a Emanuel, sea lo que sea.

Esa misma tarde, en el depresivo y aterrador ambiente en el que se encontraba la casa, Julio, entro al cuarto de Emanuel. Con lágrimas en los ojos, empezó a inspeccionar el lugar. Todo en orden, limpio y sin nada fuera de lo común. Arriba de la cama de su hermano, se encontraba un cuadro grande y ancho, que contenía una foto de Emanuel y Julio abrazados, con una sonrisa en el rostro. De fondo, se podía ver un amanecer característico de la primavera. Los árboles, el pasto, el sol yéndose, los pájaros y las nubes, eran simple y llanamente eso. Pero si los juntamos a todos, podemos ver un paisaje y amanecer hermoso, especial y único. Julio noto, que en la esquina inferior izquierda del cuadro, había un texto escrito pequeño con un fibron. "Este día, comenzó todo". Lo observo y no le dio mucha importancia. Se concentró en el resto de la fotografía. Esta no hizo más que aumentar los llorosos de Julio y preguntarse si iba a volver a tener momentos felices con su hermano. Es más, se llegó a cuestionar si iba a volver a ver a su hermano mayor.

Antes de irse, noto algo debajo de la cama. Algo pequeño, sin nada llamativo, pero ahí estaba. Se acercó, extrañado, y lo cogió. Era una libreta chiquitita, antigua, sucia y desgastada. Pasó su mano por la tapa quitando el poco polvo que se encontraba. Con la curiosidad al máximo, la abrió. Solo para ver a casi todas las hojas escritas por un bolígrafo azul. Julio, impactado, reviso la primera página. "Diario personal de Emanuel Santillán", era el título del cuaderno. Desesperado, reviso la última página, esperando encontrar las respuestas a las preguntas que se había hecho en las últimas horas.

"Lunes 19, Junio", nombraba la última declaración de Emanuel. Julio pensó: "¡Fue ayer!". Intrigado, empezó a leer. 

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