Lunes, 19 de Junio

8 0 0
                                    

"Hoy me siento raro. Debe ser porque anoche no dormí bien pensando en lo que estaba sucediendo. Creo que nunca conté la historia sobre lo que me está pasando. Voy a empezar. Todo comenzó cuando tan solo tenía unos cuatro años. Julio apenas había nacido. Algo característico que tenía yo en ese entonces era, que yo era un chico muy tranquilo en mi hogar pero muy problemático en el colegio. En ese momento, ya había tenido muchos amigos imaginarios. El soldado Carlitos, El guardián Jeff, etc.

Pero nunca había creado a una persona fuera de lo común. Algo más allá de las cosas que vemos día a día. Quería innovar, traer a alguien nuevo a este mundo, así que invente a Sir Zapatillas Voladoras. Arme a un humano-murciélago, el cual tenía unas zapatillas de baile en los pies y volaba todo el tiempo. A diferencia de los otros, con este llegue a tener mucho más contacto. Con este no solo me pasaba todo el día jugando a que volábamos por las calles de Paris, sino que también hablaba mucho con él. Le contaba mis problemas, alegrías, anécdotas, miedos, frustraciones, todo. Esta hermosa relación duro hasta mis diez años, yo ahora tengo catorce años. A mis diez años de edad, empeze a dejar de lado a Sir Zapas, como lo llamaba yo. Empeze a interesarme en los videojuegos, internet y en los programas de dibujos animados. Sir Zapas no se lo tomo bien, se enojó y dejo de verme tan seguido. Yo intente disculparme en varias ocasiones, pero él no me prestaba atención.

Pero una noche, apareció en un rincón de mi alcoba. Solo, en la oscuridad de la silenciosa noche, allí se encontraba, con los ojos cerrados, en posición fetal. Le hable, pero no me respondió. Luego de unos minutos incomodos, abrió sus temibles ojos rápidamente y se acercó a mí. En ese momento, sentí miedo, lo cual me pareció lo más extraño del mundo. Sir Zapas era una persona extraordinaria y muy inteligente, ¿cómo podía tenerle miedo si yo mismo lo había creado? Cuando estaba al pie de mi cama, me miró fijamente, con esos profundos ojos negros, acompañados de unas ojeras enormes que ocupaban casi todo el contorno de sus ojos. En el silencio insoportable, dijo, "Watashi wa chōdodeshita".

Luego de eso, lo mire aún más detalladamente y me sonrió de una manera muy macabra. Esa sonrisa, me quedo grabada como un tatuaje en mi mente. No significaba algo bueno, como las otras sonrisas de Sir Zapas. Esta tenía algo malo y oscuro detrás. Abrió sus alas, empezó a volar sobre mi cama y se marchó. Quede impactado. No sabía cómo reaccionar a tal situación, ¿Cómo sería a partir de ahora mi vida sin Sir Zapas?

Sentí furia hacia mí mismo e impotencia por ya no poder hacer nada. Pero lo más extraño fue que, además, sentí miedo. Miedo, si, de nuevo. Eso me dejo pensando demasiada aquella inolvidable noche.

Pase semanas sin ver a Sir Zapas. No se presentaba ni para jugar, charlar o simplemente pasar el rato. Esto, igualmente, me pareció algo lógico después de lo que paso. En muchos momentos lo extrañaba, ya que yo lo sentía como algo más que un amigo... lo sentía como un hermano.

Todo esto cambio una noche de primavera. Había sido un día hermoso ya que fuimos al campo con mi familia y nos tomamos unas fotos. Estaba acostado leyendo "Las ventajas de ser invisible", cuando de repente, en el silencio de la noche, se abrió lentamente la puerta principal de mi hogar. Mi corazón dio un vuelco. Asustado, apague la luz rápidamente, deje el libro sobre mi mesita de noche y me coloque las sabanas hasta la cabeza.

La puerta se cerró bruscamente. Tan fuerte que me sorprendió que nadie se haya despertado. ¿Por qué nadie se despertó con tal ruido?, ¿Acaso son sordos?, pensé.

Luego, oí como alguien caminaba en el pasillo de mi casa, pasaba por el living, la cocina y después, las escaleras. Pasos en las escaleras. Mis nervios aumentaron muchísimo y comenzó a sudar. Estaba confundido porque nadie reaccionaba en la casa, yo solo, SOLAMENTE YO parecía que lo estaba escuchando. Decidí esconderme. Me saque las frazadas de encima y rápidamente, sin hacer mucho ruido, me escondí en el ropero. Es un lugar estúpido, lo sabía, pero de algo tenía que servir.

Las pisadas seguían en las escaleras, pero después de unos minutos, terminaron. En ese instante, se comenzaron a oír unos zapatos. Los reconocí instantáneamente. ¡Sir Zapas!, pensé yo. Me emocione, pero a la vez, de alguna manera, me dio más temor. Se escuchaban los pasos de baile yendo hacia mi cuarto rápidamente. Estaba muy aterrorizado, tenía miedo de que algo malo me pase. Por más que estaba escondido en el ropero, era probable que me encontrara. Mi sudor aumento y mis manos empezaron a temblar. Mi corazón latía fuertemente, parecía una bomba en constante explosión en mi pecho. Mis nervios aumentaron más al saber que esa situación, lamentablemente, la tenía que enfrentar yo mismo, ya que al parecer, solamente yo lo escuchaba.

El baile duro hasta la puerta de mi habitación y ahí se paró. Espero unos segundos, para que me diera cuenta que efectivamente era él. Ya que, siempre, cuando Sir Zapas venía a visitarme, se quedaba un tiempo en la entrada de mi alcoba y más tarde, entraba.

El no escuchar ningún ruido se hizo insoportable, ya que, por más que no se oyera nada, parecía como si todo el mundo estaría haciendo ruido, por lo menos en mi mente así lo sentía yo.

Unos pocos minutos después, entro rápidamente, empujando bruscamente mi puerta. Mi corazón, se detuvo. Estaba sintiendo un terror desconocido para mí. Nunca había sentido tanto miedo en mi vida. El sonido del viento y los aleteos eran muy fuertes. Se notaba que estaba volando por toda mi habitación, intentando encontrarme. Se me ocurrió que obviamente iba a buscar en el placar, así que agarre una chaqueta de mi pertenencia y me la coloque encima, sentándome en el suelo y agarrándome las rodillas. Intentando no escuchar nada de lo que estuviera afuera, intente tapar mis oídos lo más que pueda.

Luego, la puerta del mueble se abrió y sentí su presencia. Probablemente, algunos meses atrás, el hecho de que Sir Zapas viniera a verme era agradable, feliz, algo con lo que ponerse contento. Pero ahí lo comprendí, ese Sir Zapas que yo invente y conocí, ya estaba muerto. Ahora, la visita del hombre-murciélago, representaba miedo, oscuridad, tristeza, nostalgia y una superioridad incalculable que yo mismo se la había dado, creándolo con esas características...

Me alivie al saber que por más que mi intento de que no me viera fuera inútil, al fin y al cabo, sirvió. Ya que, el reviso el armario y no me encontró. Su intento frustrado de atraparme no resulto un éxito y cerró la puerta del ropero y se marchó rápidamente, haciendo un chillido característico de los murciélagos y llevándose con él, su monstruosa presencia y el viento abrumador que invadía el ambiente de mi pieza.

Tarde unos minutos en salir de mi lugar de escondite, ya que el pensamiento de que podía volver era el único que tenía en mi mente. Pero finalmente, volví a mi cama.

Cuando me acomode, entendí que estaba en shock. No sabía que pensar ni que hacer. Mi mente era un desastre. Me sentía solo y triste. Solo porque había sido el único que vivió aquella visita tan perturbadora, porque mi familia, por alguna razón, no se había enterado de absolutamente nada. Y triste por la aterradora criatura en la que se había convertido Sir Zapas.

Estas visitas duraron alrededor de cuatro años. Cada noche, el viene. Sin importar el día, lugar, clima, no cambia. Sin falta, el siempre vendrá. Lo hace a una determinada hora, ya que, pude darme cuenta que a las 2:30am, la puerta principal de mi hogar, se abre. Y Sir Zapas, nuevamente, viene a buscarme. Tambien, me di cuenta de que además de que nadie en la casa ni ningún otro ser humano puede darse cuenta de su presencia, Tambien nadie ser percata de sus actos, como por ejemplo, tirar un almohadón, romper un vaso o algo que esté relacionado con tocar o hacer con algo físico. Un día, rompió un vaso en la cocina, era de vidrio, así que yo espere que alguien asumiera que entraron en la casa. Mi sorpresa fue que al día siguiente, no había ningún vaso roto.

Intente evitarlo muchas veces, pero nada funciono. En varias oportunidades cerré la puerta de mi hogar con llave, pero fue en vano.

Volviendo al principio. Me siento raro porque estos últimos días Sir Zapas no decidió venir a atraparme. Hoy, por fin, me quiero hacer una propuesta. Estoy pensando que ya se cansó e incluso, opino que ya no está más enojado conmigo y acepto mis disculpas. Con esas ideas en mi cabeza, hoy, tomare precauciones, como irme a la cama a las 2:30am. Pero me propondré pasar una noche en calma, conmigo mismo y mi PlayStation. Ya son las cuatro y media, tengo que ir a futbol. Ultima declaración del día."


Sir Zapatillas VoladorasWhere stories live. Discover now