MARGARITA

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Se podía sentir el ambiente de tensión al interior de la empresa, todo era un caos, secretarias temerosas de perder su trabajo corrían de una oficina a otra con carpetas en las manos, altos ejecutivos con miedo y rabia al pensar en la posibilidad de perder sus millones, todo por culpa de un estúpido intento de fraude cometido la noche anterior.

Cinco de la mañana, tres horas antes de la llegada habitual, la empresa comenzó a llenarse por sus úsales ocupantes y algunos invitados inesperados con cargos más elevados. Firmas, archivos, reuniones y estrategias de recuperación era de lo único en lo que se podía pensar y hablar en esos momentos.

El reloj marcaba las tres de la tarde y la joven madre no había probado bocado desde la madrugada, su estómago rugía y sus neuronas no lograban conectar correctamente, no podía concentrarse, en lo único en lo que pensaba era en comer, pensó, lo que para ella había sido la mejor decisión hasta el momento, ir a comer. Dejo lo que tenía en las manos y se levantó por su bolso, reviso que estuviera su cartera con suficiente dinero para una comida decente, se dirigió a la salida, cerro la oficina con llave y ahí una conocida voz llamo su atención.

¡Elizabeth!-

Anthony- Ella se sorprendió al ver a su amigo en un área que no le correspondía y a la cual no bajaba con frecuencia.

¿A donde te diriges mujer?-

Necesito comer algo- Froto su panza con la mano.

Siempre tienes hambre-

Hoy tengo más hambre que otros días, y ¿tu, adónde vas?-

Vine por Paul, iremos a comer, ¿quieres venir?-

Iremos por unas ensaladas, se que te gustan- Dijo Paul tomando a Elizabeth por los hombros desde atrás.

Ella coloco su dedo índice en la barbilla y miro hacia arria -Está bien, me convencieron, vamos-

Paul, como todo un caballero le ofreció su brazo a Elizabeth, ella lo tomo y caminaron a la salida.

El Restaurant estaba lo suficientemente cerca como para ir caminando. Al llegar, ella camino directo a caja para pedir su comida y llevarla directo al trabajo, pero su amigo la detuvo antes de llegar.

¿A dónde vas mujer?-

Voy a pedir mi ensalada para comer en la oficina- Ella apunto a la caja para enfatizar lo obvio.

Claro que no, siéntate, comeremos aquí- Anthony apunto una silla y la recorrió para hacerle una señal de que se sentara.

Pero, aun tengo mucho trabajo-

No importa, tienes que tomar un respiro- Paul puso su mano en la espalda de ella y la condujo hasta la silla- Te vi en la oficina, parecía que te ibas a volver loca-

Tienes razón- Miro a su amigo -No por lo de volverte loca, por lo del respiro-

Elizabeth miro a ambos hombres parados frente a ella.

Está bien, comamos aquí- Por fin se sentó en la silla especialmente escogida para ella.

Ellos fueron los siguientes en tomar asiento, uno a cada lado de su amiga, una joven mesera les llevo los menús, era un restaurant frecuentado por los tres, así que no les tomo más de un minuto en decidir por su comida. Al retirarse la mesera hubo silencio, pero este fue roto en brevedad.

Anthony- Jugando con una servilleta y sin mirarlo, llamo la atención de su amigo.

¿Qué sucede?-

¿Has hablado con Sebastian?- Ella trago saliva, parecía temer a alguna respuesta.

No, desde hace dos semanas no me ha dirigido la palabra, parece estar fuera de este planeta, ¿Por qué?- Miro con extrañeza a su amiga.

Padres SolterosWhere stories live. Discover now