ADIOS

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Ambos adultos, acompañados del pequeño Michael en brazos de él, bajaron de la camioneta familiar del hombre.

¿Estás segura de esto?-

Yo lo estoy y parece que Michael también, pero si tú no estás seguro de dar este paso, puedes esperar-

Sebastian trago saliva, no estaba seguro de querer hablar con alguien más sobre lo ocurrido con su hermano.

Los tres se encontraban sentados en una sala de espera, en un área de psicológica.

Y ¿Por qué no nos atiendes tú?- Él estaba inquieto, no podía estar en paz.

Porque somos amigos y no puedo dar terapia a amigos-

Vieron a una mujer salir de su oficina junto con un niño, al despedirse, el niño se fue con una señora y la mujer entro a la oficina, segundos después, volvió a salir llamando a Michael.

Sebastian tomo al niño y lo llevo con la mujer, el pequeño estaba feliz y sin esperar, entro casi corriendo a la oficina.

El hombre regreso a su asiento, ahí, Elizabeth se estaba preparando para irse.

¿Ya te vas?-

Sí, tengo cosas que hacer-

Creí que estarías aquí- Él se sobresaltó, parecía que su angustia aumentaba.

Estaré aquí cuando salgan, lo prometo, solo me iré por unos minutos- Ella coloco sus manos en el rostro de él -¿Quieres seguir?-

Una mujer salió y llamo a Sebastian, ambos adultos voltearon al llamado. Ambos regresaron su vista, para mirarse a los ojos.

Está bien, lo hare- El tomo una de las manos de ella y la beso.

Él entro a la oficina junto a la otra mujer.

Elizabeth salió de ahí y subió en el coche manejado por Sofí, acompañándolas, estaban Mari junto con Lu en la parte trasera.

¿Sebastian sabe algo?- Pregunto Sofí.

Si lo supiera, no me dejaría hacerlo- Miro al frente y se colocó el cinturón.

Sofí arranco el coche hasta alcanzar la máxima velocidad, nadie dijo palabra en todo el camino, el único ruido, provenía de los dedos de Elizabeth mientras golpeteaba la puerta del coche.

La rubia estaciono el coche frente a la escuela de natación, era la hora exacta en que salían los maestros, ésta, era media hora después que los estudiantes. Las mujeres vieron a su alrededor y se dieron cuenta que quedaban pocos autos en el estacionamiento.

Es ella- Elizabeth apunto a una mujer rubia.

Bajo del auto y camino hasta ella.

Buenos días Elizabeth- La miro de pies a cabeza.

Buenos días-

¿A qué debo tu visita?- Dejo de mirarla y abrió la puerta de su coche.

Elizabeth cerró la puerta del auto.

¿Qué te sucede?- Margarita enfureció y confronto a la mujer.

¿Qué te sucede a ti?, Michael ya hablo sobre lo que le dijiste acerca de su madre, ¿Por qué le dijiste que había muerto?-

¿Y qué?, ¿Acaso le mentí?- Margaría tenía una sonrisa burlesca.

No, no mentiste, pero no tenías que ser tu quien le dijera-

Tranquila, no le dije que Sebastian no es su verdadero padre-

Elizabeth le dio una cachetada a mujer, ella toco su rostro y trató de regresarle la agresión, pero Elizabeth fue más rápida y logro tomar su mano.

Las puertas del coche, que estaba frente a ellas, se abrieron y Margarita logro ver a las demás chicas.

Traes refuerzos, ¿Tienes miedo?-

No, ellas vienen para evitar que yo te haga algo peor-

Que miedo me das- Dijo con tono burlesco e incrédulo.

Elizabeth se acercó más a ella acorralándola entre su cuerpo y el coche.

No te vuelvas a acercar a los niños, entiende que tu ruptura con Sebastian, no fue culpa de ellos, sino por tu inmadurez-

Elizabeth dio media vuelta y camino hasta el coche.

Sin ninguna expresión y con las manos temblorosas, Margarita subió a su coche y lo hecho a andar, desapareciendo unas calles después.

¿Creen que me sobrepase?- Dijo mientras se ponía el cinturón.

No, creo, que solo le dejaste en claro quién manda-

Ahora, ve y conquista a ese hombre tan apuesto- Mari grito desde la parte de atrás, Elizabeth sonrojada la miro por el espejo.

Lo siento, solo quise decir, ve, acompaña a tu nuevo amor y a su hijo- Mari sonrió mostrando todos los dientes, sus amigas solo pusieron los ojos en blanco y Sofí comenzó a conducir.

Al llegar nuevamente a aquel edificio, Elizabeth bajo del coche y vio a Sebastian salir del edifico con el pequeño en brazos, ella camino hasta.

¡Adiós hombre guapo!- Grito Mari desde el coche, con pena y vergüenza, Sofí arranco lo más rápido que pudo.

¿Ella es Mari?- Pregunto incrédulo el hombre.

Si, ella está loca, ¿nos vamos?-

Claro-

El hombre coloco a Michael en el asiento trasero de la camioneta, para después subieres en el asiento del copiloto.

Bien, ahora vamos por los otros dos demonios- Se colocó el cinturón y encendió la camioneta.

¿Por qué ibas con tus amigas?- Pregunto mirando a la mujer.

Ella no respondió, solo apretó el volante y comenzó a conducir.

Él se recargo en el asiento y toco su frente con los dedos.

¿Fuiste con Margarita?- Comenzó a tallar sus parpados.

No diré que no- Lo miro por unos segundos y regreso la vista al camino -Pero tampoco diré que si- Ella sonrió y encogió los hombros.

¿Qué le dijiste?- Él estaba serio.

No dije que estuve con ella- Extendió sus dedos en el volante –Pero, algo me dice, que no volverá a molestar a los niños- Miro unos segundos a Sebastian- o a ti- Ella mordió su labio y siguió conduciendo.

Solo quiero saber si sigue viva- El sonrió en señal de burla.

Si y sin un rasguño-

¿Y tú como estas?- Ella nuevamente desvió su vista hacia él.

Mejor, gracias a ti-

El semáforo rojo provoco que los coches pararan, Sebastian aprovecho y se quitó el cinturón, comenzó a acercársele, ella lo miro y lo tomo de la nuca, se acercó a su rostro y comenzó a besarla, ella correspondió mientras pasaba sus dedos por el cabello de él, segundos después, tuvieron que separarse al escuchar las bocinas de los otros coches.

Él se reincorporó en su lugar, mientras ella siguió conduciendo. 

Padres SolterosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora