Capítulo 1 (MODIFICADO)

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Mi nombre es Saori Asuhara y soy estudiante de secundaria. Me gustaría comentar que mi vida estudiantil es un éxito pero esto no es así, en realidad no destaco de manera positiva. 

Soy conocida entre los chicos y chicas del colegio debido a mi apariencia deprimente y aburrida. Esta percepción ha llevado a que mis intereses amorosos me rechacen, ya que no creen que encaje en su tipo ideal. A pesar de ello, yo me considero una persona divertida, y lamento no tener la oportunidad de mostrar ese lado debido a estos prejuicios que no me han permitido formar lazos sociales estables. Sin embargo, reconozco que debo hacer una autocrítica: esta desventaja puede prevalecer debido a que llego a clases con pocos ánimos, a causa de que mi vida escolar no es tan maravillosa como quisiera. Esta desmotivación puede transmitirse a los demás, generando malas impresiones sobre mí.

Respecto a mi vida amorosa, debo admitir que ha sido una experiencia compleja y dolorosa, especialmente en esos momentos cuando he reunido el valor necesario para confesarme y termino siendo rechazada una y otra vez. Esto hace cuestionarme si el problema realmente soy yo. 

Anhelo intensamente ser amada pero por ahora solo puedo permitirme dejar volar mi imaginación y sumergirme en fantasías románticas. Incluso, en ocasiones, me imagino rodeada de chicos guapos y disfrutando de mi propio harem ¡Ay! ¡me sonrojo con solo pensarlo!

Saori: (Ingresa a su casa) ¡Mamá ya llegue!

Mamá: ¡Bienvenida! (responde desde la cocina)

Saori: (Se acerca hacia su mamá) ¿Y Papá?

Mamá: En el trabajo (Responde mientras corta verduras)

Saori: Ok, iré a mi pieza (Le da un beso a su mamá y sube las escaleras para dirigirse a su habitación)

Después de saludar a mi hermana, quién se encontraba ya en su habitación, entré a mi pieza y comencé a organizar mi desorden. Finalmente me acosté exhausta sobre mi cama, aún con el uniforme del colegio, ya que el cansancio me abrumaba. En ese momento, mi mente empezó a divagar y comencé a imaginar cómo sería estar rodeada de hombres seductores, que me acorralaran y me cubrieran de besos, uno tras otro. Sin darme cuenta, me quedé dormida con esas fantasías en mi mente.

Cuando finalmente desperté, me di cuenta de que solo quedaban treinta minutos antes de que comenzaran las clases. Al notar que estaba retrasada, salí rápidamente de la cama y comencé a buscar el interruptor de la luz, utilizando la linterna de mi celular. Mientras lo buscaba, la habitación parecía volverse cada vez más extraña, empecé a dudar si realmente estaba en mi propia casa. Finalmente, logré encender la luz y me encontré en una situación aterradora: esa no era mi habitación. ¿Dónde me encontraba? ¿Estaba todavía en un sueño? No, todo era demasiado real.

Dirigí mi mirada hacia la cama y divisé mi mochila. La agarré rápidamente y salí corriendo de allí. En la calle, noté algunas similitudes del lugar con el vecindario donde vivía, pero era evidente que no era el mismo pasaje. ¿Qué había sucedido? Estaba segura de que la noche anterior solo estuve en mi cama. Traté de mantener la calma y decidí llamar a mis conocidos, pero nadie respondía. En ese momento, sentí el impulso de correr en una dirección que parecía llevarme a un lugar que conocía muy bien: mi colegio.

Corrí con rapidez y desesperación, y en apenas 10 minutos ya me encontraba fuera del colegio. Suspiré aliviada, finalmente había llegado a un lugar que me resultaba familiar. 

Debía apresurarme, el timbre para iniciar las clases ya había sonado y solo unos cuantos chicos, al igual que yo, llegaban tarde. Cabizbaja subí las escaleras y llegué a mi salón. Antes de entrar, me apoyé en la pared para controlar mi respiración y calmar mi agitado corazón. Una vez recuperada, decidí ingresar al aula, manteniendo la mirada baja y dirigiéndome a mi asiento habitual. Sin embargo, al acercarme, me di cuenta de que un chico desconocido ocupaba mi lugar. Sorprendida, comencé a mirar a mi alrededor y me di cuenta de que no conocía a nadie en ese salón y, lo que es más, solo había chicos. Retrocedí un poco, pensando que tal vez me había equivocado de salón, pero tras verificar, confirmé que estaba en el lugar correcto.

Una mujer únicaWhere stories live. Discover now