¿NO ME PUEDEN DEJAR EN PAZ?

383 34 10
                                    

Al momento que acepte quedarme ese idiota se puso de saltos pequeños y Marinette se quedo con la boca abierta.

-Que gusto que hayas aceptado.-

-Si, pero con... una condicion, pido mi... privacidad.-

-De acuerdo muchacho, lo que tu digas es mas, puedes salir si gustas de la cabaña y pedire que nadie entre exepto tu amiga.-

-Tambien... puede el...- Señale a Nino que seguia inconsiente.

-Mentras tanto... nadie mas puede... entrar sin... mi permiso.-

-Por supuesto. ¿Nos acompañarias a desayunar?-

-Voy... despues.-

-Claro, con su permiso.- Y se fue dejandome solo con Marinette y Nino.

-¿Que fue eso?-

-¿Que cosa?-

-Me habias dicho que le dirias que no.-

-Eso... la verdad que yo ni se.-

-Hay Adrien.-

-Mmmmm... ¿Que paso?- Nino ya estaba recuperando el conocimiento mientras se paraba.

Marinette y yo le explicamos lo que sucedio y lo que vio fueron mis ojos, solo que no le dijo Marinette que los podia ver porque eran de gato, sino que el color era tan verde que se podian distinguir en la oscuridad. Afortunadamente se la creyo.

-Bueno, no se ustedes pero yo tengo hambre ¿Vamos al comedor?-

-Suena bien, ¿Vienes Adrien?-

-No lo se... creo que no.-

-Oh vamos viejo, ya haz dicho que si te quedarias. Vamos.-

-Nino tiene razon, ademas tarde o temprano tendras que salir de aqui.-

-Esta bien... los acompaño.-

-¡Genial!- No queria ir, pero mi estomago pedia comida de nuevo y no queria pasar la verguenza de la otra ocasion.

Salimos de la cabaña a donde esta el comoder a por algo de comer, solo que yo siempre estaba detras de Marinette por lo inseguro que soy, cuando llegamos ese idiota estaba dando una platica, afortunadamente no estaba su hija y no nos vio al momento de entrar.

Su platica fue efectivamente de mi asunto mas jamas me nombro, solo aviso que nadie podria entrar a la cabaña donde me quedaria a exepcion de ciertas personas, la mayoria se retiro y Marinette, Nino y yo empezabamos a comer. Sere honesto, la comida estaba muy muy rica incluyendo ciertas cosas dulces que Marinette me dijo que se llamaban pan dulce y no queria soltarlo.

En eso se empezo a abrir la puerta de ese lugar dejando a la vista a la que no quiero ver por nada en el mundo, mi panico era tal que salte al techo para esconderme.

-Mira Sabrina lo que encontramos, al sordo Nino y a la pobre Marinette.-

-Dejanos en paz Chloe.-

-Solo vine a saludar y segun mi papi hicieron un nuevo amigo, solo queria conocerlo.-

-Creeme, cuando te vio inmediatamente se escondio.-

-¡Eso es ridiculo!-

-Es la verdad, ahora si nos disculpas nos vamos.-

-¡Ja! Ni se molesten, yo me voy primero. ¡Sabrina!-

LA MALDICION DEL GATO NEGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora