🌸. uno

11.8K 1.4K 796
                                    

Camino por esa solitaria y oscura calle con algunas valijas en mis manos y un bolso colgando de mi brazo izquoerdo. Las lágrimas bajan sin temor por mi rostro mientras que la imágenes pasan por mi mente haciendo que más agua salga por mis ojos. Puedo escuchar mis sollozos sin problemas debido a lo solitario que se encuentra el lugar, mis pasos son lentos y el ruido de las ruedas de la maleta girando sólo causa que más recuerdos vengan a mí.

¿Qué hice yo para merecer esto? No lo sé, sólo estoy consciente de que ahora no debo cuidar solamente de mí sino también de una pequeña vida que se va desarrollando en mí, causando que en mi vientre se forme un bulto que ahora es poco notable pero dentro de unos meses será bastnate grande.

Sonrío acariciando mi abdomen, tratando de tranquilizar al pequeño feto que debe estar igual de descolocado que yo. El pobre no tiene culpa de nada, son mis padres, es la sociedad, es Jungkook y su ineptitud... Sólo es eso, pero sin duda no es él. Mi bebé nunca va a ser culpable de mi miseria ni de la mala suerte que me acompaña, él es solo la pequeña esperanza que tengo de que debo seguir viviendo.

—Lamento todo lo que tuviste que presenciar —susurro haciendo círculos con mi mano en mi vientre, queriendo sentir al pequeñito en mis brazos ahora, abrazándolo con fuerza y prometerle un futuro mejor que el de ahora.

Hace dos semanas yo era una persona común y corriente, con un hogar donde ir todas las noches luego de un trabajo que me consumía varias horas del día y contando con un novio que me “apoyaba en todo”. Sin embargo, un día cuando volvía del hospital donde trabajo como enfermero, me desmayé a unos pasos cerca de mi casa. Unos vecinos me llevaron inmediatamente al hospital más cercano, donde determinaron que estaba embarazado de tres meses y medio.

Pasó una semana en donde asimilé aquella emocionante noticia, entonces me decidí a decirle a mi novio de la existencia de este bebé pronto a venir. Jungkook simplemente guardó silencio a la vez que abría la puerta de su casa y me echaba con un «suerte con tu vida», dejando en claro que no se haría cargo del pequeño y que no quería saber más de mí. Recuerdo que lloré un mar en la entrada de su vivienda hasta que llegaron sus padres, quienes al enterarse de la situación me corrieron sin más.

Transcurrió una semana más en la que procuré mi bienestar para que el bebé crezca en óptimas condiciones. En el transcurso de esta, en mi trabajo se enteraron de mi embarazo y me despidieron alegando que no aceptarían que un hombre embarazado se mostrara frente a las personas para atenderlas, remarcando la palabra hombre. Entonces nos ubicamos al día de hoy, donde hace tres horas les conté a mis padres de la situación pensando como idiota que me apoyarían y me ayudarían a llevar mi embarazo normalmente, pero no. Me echaron de mi casa tirando por la ventana todas mis pertenencias.

Lo único bueno es que me dieron algunas maletas y mochilas para guardar mi ropa.

Es increíble cómo se puede pasar del paraíso al infierno en sólo dos semanas, ¿no? Ni siquiera mis “amigos” me brindan apoyo, por lo que estoy solo contra la sociedad tratando de llevar mi vida adelante con apenas unos pocos wons y dejando mi currículo en todos los hospitales, las clínicas y los sanatorios que hay por donde paso.

—Uh, ¿tienes hambre, bebé? —Sobo el pequeño bulto en mi abdomen sintiendo cómo mis tripas emiten el sonido típico de cuando tienes hambre. Sonrío de costado buscando algún restaurante abierto a mi alrededor, encontrando uno a unos pasos frente a mí.

Realmente no sé dónde me encuentro ni qué hora es exactamente, sólo soy consciente de que es muy de noche y que el hambre me vence.

—Buenas noches, ¿qué desea? —Un chico pelinegro se para a mi lado viendo cómo leo el menú sentado en una mesa cercana a la ventana. Él es muy pálido y delgado, sus facciones muy bonitas pero no es muy alto, tal vez un poco más que yo.

—Yo... Quiero una hamburguesa extra grande y jugo de naranja natural, por favor. —El muchacho anota todo lentamente en su libreta. Cuando termina, una mueca se instala en su cara.

—Lamento ser grosero, señor cliente, pero no se permiten tantas pertenencias dentro del restaurante —avisa acercándose a mí. Creo que nota mi mirada de  incomodidad ante lo que ha dicho, porque inmediatamente sonríe—. Si quiere puedo guardar esto en mi auto, ya casi termina mi turno...

No me importa quién es ni cuáles son las segundas intenciones, yo me limito a asentir emocionado. Noto que su sonrisa se hace más ancha, dejando que sus rosadas encías se asomen... Y no puedo dejar de mirarlo, incluso cuando se ha alejado a dejar mi orden e irse dentro de no sé donde.

Luego de que mi pedido es dejado sobre la mesa y me dispongo a comer, el mismo chico sale de aquel lugar pero sin su uniforme y se acerca sin dudar a mi mesa con una sonrisa. Detrás suyo, el chico que trajo mi orden grita:

—¡Min, no nos dijiste que vas a ser padre! —El chico pelinaranja, un poco más alto que el pálido, no tiene nada de vergüenza. ¿No se supone que al cliente se lo trata con respeto?

Puedo notar cómo una ceja se alza en confusión hacia mí, por lo que giro mi cabeza hasta mirar por la ventana. No quiero más miradas de pena o burla, estoy harto de eso.

—¿Y qué, Jung? ¡Ni que fueras el padrino! —responde con sorna el chico sorprendiéndome. Sin ocultar eso, lo vuelvo a ver sintiendo felicidad en mí. ¡Al fin alguien no me deja en ridículo por mi embarazo!—. Lamento lo que dijo el idiota ese, no sabe cerrar la bocota que tiene.

Niego conteniendo una sonrisa, aunque sé que mis ojos actúan como si tuviera una porque casi no puedo ver. El pelinegro extiende una mano hacia mí.

—Soy Min Yoongi, el hombre que no está en tus sueños. —Sin aguantar más suelto una carcajada entrelazando mi extremidad con la suya mientras tomo mi hamburguesa con la otra—. Soy afortunado de conocer a...

—Park Jimin, el único idiota embarazado en este mundo —completo agitando su mano. Él niega sacando unas llaves del bolsillo de si pantalón.

—Dar vida es una gran bendición, no deberías decirte de esa manera —regaña levantándose del asiento frente a mí, tomando una maleta—. Gracias a ti y el hombre tan afortunado a tu lado, una nueva vida vendrá al mundo en algunos meses.

—El hombre no piensa que esto es tan positivo y no está a mi lado —confieso dándole una mordida a mi cena. Yoongi queda en blanco, pero no para y sigue tomando mochilas—. ¿Por qué cree usted que hay tantas cosas aquí? Definitivamente no he vuelto de un viaje con las maletas tan mal armadas.

—Entiendo —interrumpe sonriendo—. Ya vuelvo por las demás.

Así pasé dos horas charlando con aquel mesero que muy amablemente guardó mis pertenencias en su auto y me ayudó a pagar la cuenta puesto que me faltaba algo de dinero.

—Siento tanto eso —murmuro sonrojado hasta las orejas. Pequeñas lágrimas bajan de mis ojos, pero rápidamente son limpiadas por el muchacho pelinegro al que le acabo de contar toda mi vida como si de un borracho se tratase, y sólo ingerí jugo de naranja.

—No importa, de ahora en más tendrás que acostumbrarte a que pague cosas por ti.

Ah, sí, eso...

Resulta que ahora viviré junto a Min Yoongi en su departamento.

✧*。✽̩͙・*:。✩

but... i'm pregnant ㅡ ymWhere stories live. Discover now