Victor se sentó en una pequeña mesa de aquél café, era pequeño pero acogedor y no se veía lleno, sólo un par de estudiantes de secundaria, dos o tres universitarios y una pareja. Nada fuera de lo común.
Pidió un café negro y se disponía a leer el reporte que le había entregado su secretaria, cuando una voz por encima de las demás hizo que levantara su vista.
-...no es amor, es instinto- alcanzó a escuchar.
Eso lo desconcertó, trató de encontrar al dueño de aquella frase tan interesante, barrió el café con la mirada. Pero no observó a nadie que mostrará indicios de estar exaltado (por el tono utilizado supuso que era una discusión).
- Qué rayos? Debo dejar de perder el tiempo- pensó sin prestar atención a la mesera que colocaba su orden sobre la mesa con una sonrisa sugerente.
Bebió su café recordando el por qué tenía en sus manos la valiosa carpeta con aquella información.
Una semanas atrás fue citado en la mansión de su abuelo. Ese viejo lo ponía de los pelos, siempre haciendo que cumpla con su voluntad como un juego.
Al ingresar a la casa que lo vio crecer, haciendo caso omiso de los empleados, se dirigió rápidamente al despacho, no quería estar allí más de lo necesario. Tocó la puerta suavemente.
-Adelante, Victor- el viejo sabía que era él, por supuesto ya había sido anunciado por el intercomunicador.
Abrió la puerta de madera tallada y se encontró con aquel lugar familiar, las paredes cubiertas por bibliotecas demasiado llenas, tanto que había libros y planos apilados en el suelo, un clásico escritorio y un enorme sillón de cuero, ocupado por el dueño de la casa y su jefe.
-Te vas a sentar o esperas ser más alto?- el anciano estaba usando una voz fuerte y recta.
-Bien...- dijo tomando la silla señalada -A qué debo el honor de ser llamado por "El gran jefe"?-
Estas últimas palabras las dijo con altanería, haciendo notar el poco respeto que tenía hacía quien tiempo atrás lo cuido y educó.
-Has encontrado a tu pareja predestinada?- preguntó el anciano, haciendo caso omiso a la forma en que habló su nieto.
-Qué quieres comprobar que sea adecuada para la familia?- su sonrisa desapareció en un instante al ver la forma en que era observado -No, aún no hallé a nadie - se corrigió, mientras encendía un cigarrillo,sabía que el viejo odiaba eso.
-Bien, entonces te presentarás el 23 de éste mes, en está dirección a las 20 horas, se puntual-
Tomó el sobre que su abuelo deposito sobre la lustrosa superficie del escritorio, lo introdujo en el bolsillo de su pantalón sin ver su contenido y se dirigió a la puerta.
-Algo más?- preguntó con la mano sobre la perilla.
-Tus primos estarán allí. Pero prefiero que seas tú-
Sin levantar la vista de los papeles que firmaba, hizo señas para que se retirará.
-Bien- respondió, cerrando la puerta tras de sí.
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Una semana después estaba sentado en un pequeño café, sostenía en sus manos una carpeta con toda la información que su secretaria pudo recabar con respecto al contenido del sobre.
-Muy bien... veamos que diablos sucede- dijo en voz baja.
Esto era extraño, en la primera pagina no había nada, no existía información sobre el Omega a quien debía conocer, absolutamente nada, eso implicaba que era un secreto muy bien guardado.
Pasó a la siguiente página -"esto está mejor- pensó. Allí estaban detallados los datos de la madre del omega en cuestión, y a que se dedicaba. Está mujer era dueña de los Hoteles Sakura?.Su cara mostraba un asombro absoluto.
-Acaso es una broma? Cuantas veces he intentado conseguir una entrevista con ella?- se preguntó para sí.
Miró su reloj, aún tenía tiempo, iría a hablar con esa persona, aquella de seguro debía saber lo que sucedía.
Se levantó apresurado y se encaminó hacia su auto. Cuando estaba a punto de llegar descubrió que, con la prisa, olvidó el celular sobre la mesa del café.
Maldiciendo por su descuido y por tener que perder tiempo valioso, se encaminó de regreso rápidamente, en su prisa no vio cuando los dos universitarios empujaban a su amigo a través del umbral, demasiado pequeño para que todos pasen, haciendo que el pelinegro golpeara su hombro contra él.
Estaba furioso, no entendía porqué?, fue sólo un pequeño empujón, un accidente, nada intencional. Aún así algo lo hizo reaccionar, giró bruscamente para propinar a aquel muchacho una lista de insultos, cuando se encontró con sus ojos, en aquel pequeño instante un aroma dulce invadió sus sentidos, tembló de deseo, quería saltar sobre aquel omega. Tuvo que recurrir a su fuerza de voluntad para controlarse. El muchacho ofrecía una disculpa.
-No es nada-
Victor instintivamente alargó la mano para tocarlo.
-Señor, usted olvidó su teléfono- la mesera lo interrumpió -Aguarde un minuto y iré por el-
En lo que está volvía, Victor miró instintivamente sobre su hombro, el muchacho era llevado a tirones por sus acompañantes, aún miraba hacía el café.
-"Pero que rayos?"- pensó, mientras extendía su mano izquierda para recibir su celular.
-Gracias- recibió su celular y comenzó a comprobar que estuviera todo en orden. Estaba a punto de marcharse cuando decidió preguntar -Disculpa, los omegas que estaban en aquella mesa son clientes frecuentes?-
-Lo siento no puedo darle esa información- la mesera respondió extrañada.
-Ok! Hasta luego- saludo, mientras se dirigía a la salida.
Un vez en el auto, se apresuró a poner algo de música para controlar a su instinto, él era una persona racional no era momento para eso, debía saber cuál era el motivo para que el viejo insistiera en aquella reunión para emparejarlo, él nunca había hablado sobre esos temas, además involucró a sus primos, lo cual significaba que había encontrado la manera de que Minako Katsuki aceptara vender y/o realizar una fusión.
-Es hora de ir a hablar con ella- dijo mientras daba arranque al automóvil.

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Instinto o Amor?
RomanceCuando conoces a esa persona que hace temblar tu mundo, qué es lo que realmente te lleva a estar atado? Los personajes no me pertenecen, créditos a quien corresponda. La historia es de mi completa invención. La edición de la portada es mía. la...