Capitulo 6: Te vas.

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Después de terminar mi jornada laboral de otro miércoles común, me dirigo a la estación de buses con la intención de pasar por la floristería para comprar un adorno para la tumba de mi padre. Mañana es el aniversario de matrimonio de mis padres y mi mamá siempre lo visita y le deja flores en conmemoración a su recuerdo.

No recuerdo cuántas veces le he dicho a mi mamá que debe rehacer su vida, ella no es vieja y aún tiene oportunidad, pero ella siempre se niega incluso a considerarlo; mi padre fué el amor de su vida, dice que los años de alegría que vivió a su lado fueron suficientes para considerarse amada y feliz y que sabe que cuando ella muera, él estará esperándola al otro lado, con la firme intención de unirse para compartir juntos la eternidad.

Verla a ella y el ejemplo que me da con su vida, me hace querer ser así; ella es decidida, confiada, fuerte y se dedica al ciento por ciento a nosotros.
Aún cuando estaba demasiado triste por la partida de Evans, mi hermano, nunca se lo hizo saber, confiaba en que él debía descubrir su camino; y si él pensaba que no era acá en Brightown, ella tenía el deber de dejarlo explorar y conocer el mundo.

Mamá cumple años el próximo lunes y yo hablé con Evans para que venga a hacerle una visita sorpresa. Él es su único varón y aunque no me lo diga, sé que lo extraña mucho, al igual que yo. Mi hermano es la figura paterna en mi vida, siempre me aconsejó cuando lo necesité y me defendió cuando algo malo me sucedía.

Ahora trabaja en la capital en un periódico importante, empezó como chico de los mandados y ahora tiene una columna en el periódico sobre la vida de los adolescentes de barrios ricos; escribe semanalmente y mamá y yo siempre vemos sus escritos.
Evans siempre tuvo el don de la escritura, tiene el poder de trasmitir las emociones con letras y de hacer que te sientas identificado con los protagonistas de sus relatos.

Después de mi vergonzoso último encuentro con mi vecino, no lo he vuelto a ver; al parecer yo llego del trabajo mucho antes que él y él sale mucho más temprano que yo por las mañanas. Eso es algo que me alegra y me da tranquilidad, si soy sincera, lamento mucho ese primer día que me lo encontré y constantemente pienso que de haber salido cinco minutos antes de casa, no nos hubiéramos visto en primer lugar y mi vida seguiría tan pacífica como de costumbre.

Después de comprar las flores para papá, tomo de nuevo el autobús rumbo a mi casa. Al llegar al edificio saludo amablemente al señor Amaya, el portero.

—Buenas tardes Señor Amaya.

—Buenas tardes señorita Emily —responde muy gentil. El señor Amaya es un hombre de casi la tercera edad, es muy dulce y con su amabilidad y su carisma, tiene el respeto y el cariño de todos en la vecindad—. Tengo un sobre para usted señorita.

Me extraña mucho eso, yo no recibo cartas o facturas de nadie, talvez sea un error del anciano portero.
Me vuelvo dispuesta a informarle de su error; cuando veo el sobre en sus manos, es pequeño y de color blanco; no tiene remitente solo pone Emily Blancquarts en una letra cursiva muy elegante.

Disimulo lo más que puedo mi asombro, tomo el sobre y lo pongo en un bolsillo de mi mochila con fingida despreocupación.

—Muchas gracias, señor Amaya.

—No hay de qué, linda.

Me despido del portero y me apresuro a tomar el elevador. No puedo aguantar la ansiedad de llegar y abrir el bendito sobre, siento el corazón latiendo fuerte y las manos me tiemblan ligeramente.

Apenas entro en el pequeño y claustrofóbico espacio, marco el número de mi piso y mientras las puertas se cierran, el bolsillo de mi chaqueta vibra anunciándome un mensaje, meto la mano en mi bolsillo para sacar mi celular.
Faltan dos centímetros para que las puertas se cierren completamente, cuando escucho:

Destino del corazón © •|TERMINADA|•Where stories live. Discover now