Destino del corazón © •|TERMINADA|•

Capítulo 31: No me opondré

El tiempo se detiene al igual que mi corazón; de no estar sentada me hubiera caído al suelo. No. No mi mamá. No puede ser, ella es la más importante de mi vida; la que más amo; la que más necesito; el pilar de mi vida. Un nudo se forma desde mi estómago y va subiendo hasta la garganta impidiéndome hablar o reaccionar o hacer algo más que esperar que Evans vuelva a hablar; mis ojos se humedecen y un quejido sale de mis labios, Max toma mi mano y pregunta entre dientes que pasa pero no puedo contestar nada, aún no sé nada. El silencio de Evans me desespera, aumenta más mi angustia y cierto modo me enoja.

—¡¿Qué sucedió?! —grito al celular.

—Íbamos en el bus del tour —empieza entre jadeos lastimeros—, y un camión se atravesó, y... nos impactó y fue justo en el lado donde íbamos mamá y yo... ella iba al lado de la ventana y recibió el golpe... y —se oye que empieza a llorar y no puede continuar.

Digiero lentamente lo que me dice con el corazón roto, las lágrimas empiezan a salir a mares y cierro los ojos deseando que sea una broma pesada o un sueño escalofriante del que voy a despertar. Pero no es así, y abro los ojos de nuevo a la insulsa realidad y encuentro un hilo de voz para hacer una pregunta:

—¿Cómo está?

—Mal, Emily... está inconsciente y... —toma aire y baja la voz—, no tiene buen pronóstico, cariño... no le dan esperanzas.

El celular se resbala de mis manos y escucho el sonido hueco que hace al tocar la madera del piso; un gran agujero se hace en el centro de mi corazón; mi vista se hace borrosa y un grito desgarrador sale de lo más profundo de mi alma. ¿porqué mamá? ¿porqué ella? No es justo, no es correcto, no es posible. ¡Dios! No puede estar pasando, todo se derrumba en mi interior.
Escucho que Max recoge el teléfono y habla de algo con Evans pero no oigo realmente lo que dice, mi mente está en negación y no hay nada que pase por ella justo ahora.

De manera involuntaria, como puro acto reflejo salgo a correr y atravieso el umbral de mi apartamento, mi cuerpo ésta funcionando con vida propia y no puedo detenerlo; llego al apartamento de los Rogers y toco insistentemente la puerta, con necesidad, con obstinación. Escucho que Austin grita un «Ya voy» pero mis manos no dejan de azotar la puerta con fuerza; finalmente abre y yo entro sin permiso y corro a la habitación de Denny, sin tocar la puerta la abro; lo encuentro en la cama sentado con los ojos rojos y con expresión afligida en su rostro. Al verme entrar, se levanta y como si me leyera el pensamiento, se acerca y me abraza fuerte; lo aferro a mí como si mi vida dependiera de ello y me derrumbo en lágrimas y sollozos.

—¿Qué sucedió, princesa? —está llorando también— Empecé a sentir dolor sin razón pero sé que es por tí.

—Es mamá —logro articular—, tuvo un accidente y está muy grave.

Suspira pesadamente y acaricia mi espalda en consuelo.

—Lo lamento, princesa. Debes ser fuerte, debes ser valiente y buscar esperanza donde crees que no la hay. ¿Qué puedo hacer por tí?

—No me sueltes —susurro.

La voz me sale a trancas, casi no entra aire  en mis pulmones y las piernas me empiezan a flaquear. Siento como mi cuerpo se desvanece de a poco y solo sigo de pie porque Denny me sostiene.

—¿Emily? —escucho la voz de Denny a lo lejos, pero es más un eco, un sonido que se distorsiona por la lejanía y se vuelve casi inentendible. Las fuerzas abandonan totalmente mi cuerpo y caigo totalmente.

Eso es todo, sólo oscuridad.

Denny

Se cae en mis brazos con los ojos cerrados, inconsciente y derrotada, la acomodo en la cama y llamo a Austin, él entra en mi habitación y mira mis ojos; los ojos que están rojos por las lágrimas. Hace unos minutos estaba solo sentado en la cama leyendo y de repente la tristeza se alojó en mi corazón y sentí el deseo de llorar, supe inmediatamente que era por Emily pero no vi apropiado ir a su apartamento después de lo que sucedió está mañana; luego la vi entrar agitada a mi habitación y confirmé que el dolor era suyo, pero que lo compartíamos por la magia.