Primer paso

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«Emma, me alegra verla. Entre, se lo ruego»

La bondad natural de Archie a menudo me ha desconcertado. Esa manera de nunca juzgar a nadie, de comprender sin que la otra persona diga una palabra, esa gentiliza sin condición...yo, que nunca he creído en esa "consciencia", debo confesar que no me importaría abrirme al psicólogo que está frente a mí mirando con una mirada acogedora. Sé que al confiarme a él no arriesgaré nada. No dirá una palabra. Sin embargo, al entrar en su consulta, noto que me invaden los nervios. Intento reformular en mi cabeza la razón por la que he venido, pero un muro se levanta: no puedo revelarle todo. No puedo confesarle la verdad. Tengo vergüenza.

«Parece cansada, Emma. ¿Desde hace cuánto que no ha dormido convenientemente?»

«Hace un tiempo. Estoy un poco estresada últimamente. Nuestro regreso a Storybrooke no ha sido muy descansado»

Él suspira y adquiere una expresión preocupada. Ninguna duda de que mis facciones cansadas no deben tranquilizarle sobre mi estado actual...

«Supongo que ha sido emocionalmente intenso. Va a ser necesario que encuentre cierto equilibrio. Pero no me preocupo por usted, es una mujer fuerte. Ahora, siéntese. Y dígame que puedo hacer por usted»

«Yo...»

Un nudo se forma en mi garganta. No sé cómo formular mi malestar sin dejar aparentar mucho.

«De hecho, es difícil de explicar...»

«Inténtenlo de todas maneras, estoy seguro que encontrará las palabras oportunas»

Él me sonríe gentilmente.

«Tengo algunos problemas últimamente...»

«¿De qué tipo?»

«Digamos que...»

Me callo. Me siento mal en mi propia piel. Pienso en estos últimos días...El aislamiento ahorra a la gente que amo el odio perpetuo que siento en mi vientre. Pero mi estado no mejora. Oscilo entre fases depresivas y actos de pura destrucción. Dudo.

«Emma, no tenga miedo. No estoy aquí para juzgarla, sino para ayudarla»

«...me cuesta controlar mi rabia...Desde hace algunos días, me enervo por cualquier cosa. Es algo inhabitual en mí, yo...No controlo mis pulsiones. Estoy siempre enfadada. Yo...no sé por qué...Rompo todo a mi alrededor de nada que algo me contraria. Mis padres y Neal me exasperan hasta un punto inimaginable...Es de locos. Llego a ser casi...violenta. Tengo la sensación de perder la cabeza.

Archie me mira con expresión seria.

«Mi pregunta le va a parecer una simplicidad infantil, Emma. Pero me gustaría saber algo: ¿ha pasado, que usted sepa, algo que podría haber desencadenado ese brusco cambio de actitud?»

Y ahí está...Temía ese instante. ¿Mentir o no mentir? La huida me parece la mejor solución. ¿Qué hago ahora? No lo sé, no creo estar preparada para afrontar la verdad. ¿La verdad? La que me machaca que estoy perdidamente enamorada de Regina. Mi corazón quiere, pero mi cabeza no. Mis padres no se recuperarían jamás. Perdería a Neal. ¿Y por qué? ¡Una historia simplemente física! Pero, ¿era solo física? ¿No es algo más profundo que eso? Más allá de su cuerpo, ¿no hay algo que me atrae irremediablemente hacia ella? ¡No! No puede ser. No puede ser. No. No quiero.

«No, que yo sepa nada ha cambiado. Creo que sencillamente Neverland no me ha hecho ningún bien»

Archie suspira. Él sabe. Se aclara la garganta.

«Neverland...¿de verdad? Emma...me doy cuenta de que me esconde algo. Pero si no está preparada, no la voy a obligar. Solo quiero que sepa que si no me dice lo que sucede, no puedo ayudarla...»

Él no me juzga. Su voz es dulce y sus ojos mantienen un aura casi tranquilizadora. Por un momento, me pregunto si no voy a derrumbarme en sus brazos y desvelarle todo. Casi deseo que me consuele. Siento que voy a llorar. Pero algo en mi interior se revela. Como una apariencia de orgullo. Me levanto bruscamente.

«Perdóneme por haberlo molestado, Archie, todo esto es ridículo, solo estoy conmocionada por el regreso»

«Emma...»

«Gracias por haberme escuchado. Y perdón otra vez por la molestia»

«No dude en...»

«No, todo irá bien, gracias»

Él sonríe tristemente. Se levanta para abrirme la puerta. Se gira y hunde su mirada en la mía.

«Emma, cese de huir de sus demonios. Sé que tiene mucha presión, pero la huida nunca ha resuelto nada»

Yo lo miro de arriba abajo sin pestañear. Es inútil que me humille. La mínima palabra me volvería aún más débil. Y no quiero ceder. No añade nada más y abre la puerta. Me dispongo a atravesar el umbral cuando percibo que alguien está parado ante la entrada de la consulta. Estupefacta, siento desfallecer. La voz de Archie me parece lejana.

«¿Regina? ¿Qué hace aquí? No la esperaba antes de una hora...»

Regina no dice nada. Me mira, su rostro palidece poco a poco. Desvelo en sus ojos una turbación profunda. Tiemblo completamente. Esta más bella que nunca: sus cabellos negros cayéndole en cascada sobre los hombros, su maquillaje acentuando su mirada oscura, sus labios rojos más carnosos que nunca, su traje chaqueta negro ciñendo perfectamente sus curvas...El deseo arde violentamente en mi vientre. Mi cerebro no reacciona. Estoy más allá.

«Hum...¿Regina?»

Archie nos mira a la dos, confuso. Veo a mi Reina intentar mantener el control y se gira hacia él, una máscara de desprecio va apareciendo en su rostro poco a poco.

«Esperaba que estuviese disponible, Dr. Hopper. Pero, aparentemente, me he equivocado...»

«No, todo bien. Emma y yo acabamos de terminar, puede entrar»

«Gracias»

Ella entra en la consulta, ignorándome completamente. Cuando pasa por mi lado y me roza, respiro su perfume. No puedo evitarlo...Ese olor embriagador que me falta cada día y lo busco a cada vuelta de la esquina desde su ausencia...De repente, para mi gran estupefacción, siento su mano rozar la mía. Pero cuando me doy cuenta de ese dulce contacto, ya ha desparecido. Queda Archie que me mira, turbado. Me doy cuenta de que ha visto demasiado.

«Vuelva a verme mañana, Emma...»


¿Hasta cuándo?Where stories live. Discover now